Recomendaciones para evitar un Secuestro

Ten Cuidado

Toma las medidas de seguridad preventivas. Si estás caminando en un lugar público, siempre mantente al tanto de quién está alrededor. Presta atención (en vez de ahogarte con tus auriculares). Haz que detectar una ruta de escape cada vez que entres un nuevo entorno sea un hábito. Evita los callejones oscuros y los estacionamientos o anda acompañado. No mires en dirección a las paredes cuando salgas a cenar. Cierra bien las ventanas y las puertas en la noche. Lleva un teléfono celular contigo y algunos dispositivos de seguridad (como un silbato ruidoso en tu llavero). Si vas a viajar al extranjero, lleva un periódico o una revista local en el idioma local. Lee las precauciones de viajes en línea.
Sigue tu intuición o instinto. Si sientes una sensación sospechosa de alguien, hazle caso a tu corazonada sin importar cuán irracional sea. Meterte a una tienda, cambiar tu ruta y quedarte en la presencia de los demás son buenas estrategias para evitar un secuestro por hacerle caso a tus instintos.
Varía tus rutas y horarios. Haz que sea difícil para los posibles agresores anticipar tus planes. Aprende múltiples maneras de ir desde tu hogar hasta tu oficina o cualquier destino frecuente.

Crea un plan.

Inicialmente, el posible secuestrador le lleva la delantera a su víctima porque tiene un elemento sorpresa a su favor. Puedes prepararte evaluando tu situación antes de que ocurra un secuestro. ¿Qué tipo de secuestro eres más propenso a sufrir? ¿Qué harías si alguien intenta secuestrarte? Ensaya posibles escenarios en tu mente y estarás listo para actuar de inmediato en caso de que en realidad te ataquen.
 

Prepárate

para resistirte llevando contigo una maza (gas pimienta), un bastón extensible de acero o improvisa y usa las llaves en tu llavero para atacar los ojos del agresor. Sostener una llave entre tus dedos (como arma punzante) puede dañar seriamente los tendones de tu propia mano; sin embargo, también puede causar un daño considerable a los agresores.
Si hay varios agresores armados en busca de un rescate e intentan secuestrarte en un lugar aislado y hostil en donde realmente hay poca o ninguna posibilidad de escapar, debes cooperar desde el primer momento. Esto suele darse con frecuencia en partes de América del Sur, por ejemplo, en donde los secuestradores bien organizados secuestran a los hombres de negocios con fines de lucro. Alrededor del 95 % de las personas secuestradas se liberan con vida de esta manera. Las posibilidades de perder la vida son mayores en los primeros minutos del secuestro cuando algo sale mal, por lo general cuando la víctima trata de escapar o luchar.
Si el posible secuestrador está desarmado, si el intento es motivado sexualmente y te encuentras cerca de otras personas y puedes obtener ayuda rápidamente, debes luchar o hacer cualquier cosa que sea posible para escapar del agresor. Este es el caso en la mayoría de los ataques de secuestro en Estados Unidos y otros países desarrollados y por lo general sucede si la víctima es una mujer o un niño.

Huye.

Si has tomado la decisión rápida de escapar, trata de llegar a un lugar público seguro y continúa gritando para pedir ayuda. No mires hacia atrás y no te detengas hasta que estés seguro. Lo que se entiende por “seguro” depende de las circunstancias. La presencia de los oficiales de policía casi siempre es suficiente, ya que esto implica estar en una multitud de personas (aunque estas situaciones solo son seguras si te aseguras de que la policía o las personas en la multitud saben lo que está pasando). Sin embargo, eres un extranjero en un país hostil, es posible que realmente no estés seguro hasta que llegues a una patrulla militar amistosa o una embajada.

Trata de colocar una barrera entre tú y el agresor.

Es posible que no seas capaz de dejar atrás a tu agresor, pero si puedes colocar una barrera (una calle muy transitada, un grupo de personas o incluso un carro que puedes usar como escudo mientras intenta perseguirte) entre tú y él, es posible que seas capaz de retrasarlo lo suficiente para escapar o para que se rinda.

Haz una escena y grita para conseguir ayuda.

No llores. Llorar le da valor al agresor y te hace ver y actuar más como una presa. Primero realiza mandatos directos al agresor para que se detenga y luego a los testigos para que llamen a la policía. Los mandatos directos suelen obedecerse, mientras que los llantos por lo general se ignoran. Lo que quieres es ayuda, no solo testigos. Esta técnica es especialmente exitosa en los lugares públicos o cerca de ellos, ya que el secuestrador espera pasar desapercibido por miedo a que otros no intervengan o llamen a la policía. Para los niños, quienes son relativamente menos capaces de luchar o huir de un posible secuestrador, involucrar a los demás es su única posibilidad de escapar. No basta con gritar de pánico o gritar “¡Ayuda!”, ya que las personas tienden a pasar por alto esta súplica. Debes gritar las circunstancias y una descripción del agresor si fuera posible: “¡Un hombre con un cuchillo me está persiguiendo! ¡Viste una sudadera azul y jeans rasgados!”. A los niños se les debe enseñar a gritarle a otras personas “¡Me están secuestrando!”, “¡No conozco a esta persona!” o “¡No te conozco, déjame en paz!” al agresor. Esto debe causar un efecto de disuasión en tu atacante o convencer a los testigos de que tu situación es real y no es una broma, juego o pleito. En el peor de los casos, por lo menos dejarás una descripción fiable para que la policía empiece a trabajar en encontrarte si eres incapaz de evadir tu secuestro.

Agárrate de las personas y los objetos.

Lamentablemente, las personas suelen dudar en intervenir o no en un secuestro. Consigue la atención de alguien y haz que intervenga al agarrarlo y aferrándote a él mientras gritas mandatos (nunca llores) y explicas la situación. El testigo ahora estará involucrado en la lucha contra el secuestrador, lo cual inclina a tu favor las probabilidades de librarte de la captura, especialmente si eres una mujer o un niño. Si no hay personas alrededor de las cuales te puedas agarrar, aférrate a un objeto grande, como un poste de luz, parquímetro o tu bicicleta. Si no puedes escaparte del secuestrador, por lo menos impedirás que esa persona te lleve lejos en contra de tu voluntad.

Lucha como si tu vida dependiera de ello, ya que es muy probable que sea así.

Lucha con uñas y dientes para evitar que el secuestrador te tenga bajo su control. Si bien cada uno debe tomar algún curso de defensa personal, por lo general no necesitas conocimientos especializados para protegerte de un ataque. Tampoco hace falta “ganar” una pelea con tu agresor: la lucha normalmente se debe usar solo para escaparte de las garras de un agresor o para que puedas obtener una ventaja inicial para huir. Si tu agresor es un agresor sexual y crees que tus posibilidades de escapar son escasas, sigue oponiendo resistencia todo el tiempo. Los violadores buscan blancos fáciles, no alguien que vaya a luchar y se revuelque en el piso. Si luchas lo suficiente, es posible que cambien de opinión y se den por vencidos. La mayoría de las agresiones se detienen en la primera señal de resistencia (primero verbal y luego física). Las armas reducen drásticamente la posibilidad de un asalto subsiguiente.

  • Pelea de manera sucia. Haz lo que sea que necesites para escaparte, esto no es un combate de boxeo. Recoge y utiliza cualquier objeto pesado que esté a la mano. Si tienes una maza, gas pimienta o una pistola eléctrica, úsala (si eres dueño de una de estas armas, practica con ella. Un arma olvidada en un bolso es inútil. Esto requiere práctica, no te sientas seguro solo porque las tienes. No saber cómo utilizar tu arma le da al agresor otra herramienta para utilizar en tu contra). Si un secuestrador te agarra, no tengas miedo o sientas vergüenza de usar tus dientes. Los segundos que necesitas para escapar se pueden conseguir aturdiéndolo con una acción extrema como morderle parte de su oreja, dedo o nariz.
  • Apunta a los puntos sensibles. Híncale al secuestrador en sus ojos, golpea o patea su ingle, nariz, garganta o riñones, raspa tu pie con fuerza contra su espinilla, pisa la parte superior de su pie con tu talón o pisa fuerte hacia los lados de su rodilla. Tus codos, rodillas y la palma de tu mano son armas sorprendentes. Tu puño cerrado se puede usar efectivamente como un martillo, pero no lances puñetazos (sin entrenamiento, es más probable que te rompas la mano en vez de herir a tu agresor). Haz que tus ataques valgan y no te detengas hasta que no haya ninguna posibilidad de que el agresor tenga la capacidad de continuar su ataque. Un buen golpe no es suficiente, es posible que lo aturda o haga que se enoje. La idea es detener el asalto y esto requiere una cantidad crítica de daño que se inflija sobre el oponente. Tu objetivo no es matarlo, solo detener el ataque. Es posible que la muerte simplemente sea un efecto secundario del esfuerzo que necesitaste para detener el ataque. Hagas lo que hagas, una vez que hayas empezado la ofensiva, no te detengas hasta que no haya ninguna duda de que puedas escapar de manera segura. Es posible que tu agresor esté molesto ahora y probablemente corra más rápido que tú. Golpéalo con tus codos y rodillas hasta que no sea capaz de seguir con el ataque. Luego, ve a buscar a la policía.
  • No te descontroles. Descontrolarte y usar tus uñas salvajemente solo hará lo que la policía llama “marcas defensivas” en el agresor y por lo general solo proporciona evidencia forense sobre tu cuerpo muerto. Morder puede funcionar para salir de la mayoría de los agarres. Asimismo, puedes meter tus dedos en las cuencas de sus ojos, la tráquea de su garganta o en la ingle. Si muerdes, hazlo en un área pequeña con la parte delantera de tus dientes. Este “pellizco” causa mucho más dolor y daño que una mordida con la boca entera. Una vez que te hayas librado del agarre, golpea al agresor tantas veces como sea posible con tus codos o rodillas hasta que estés seguro de que puedes escaparte con seguridad.

Llama al 911 (o al número de emergencia correspondiente).

Si tienes un teléfono celular, marca el número de atención de emergencias de tu país. Si puedes poner un poco de distancia entre tú y tu agresor o si puedes retrasarlo (por ejemplo, encerrándote en una habitación), es posible que la policía llegue a ti a tiempo para capturarlo o al menos disuadirlo. Sin embargo, si te sometieron inmediatamente, trata de ocultar tu teléfono celular y luego llama a la policía cuando tu secuestrador no esté mirando. Si no tienes un teléfono celular, usa cualquier teléfono disponible. Si puedes usar un teléfono público, es posible que seas capaz de aferrarte a él. Si el posible secuestrador no puede sacarte rápidamente de un lugar, es probable que huya al saber que la policía está en camino. Si te has escapado del agresor, corre hacia una casa cercana o un negocio, diles a las personas lo que ocurrió y pídeles que llamen a la policía. Esto te pone en un lugar seguro, trae a la policía y crea testigos.

Miente sobre las ventajas que puedas tener.

Debes hacer lo que sea para hacer que el agresor piense que está inseguro. Esto significa mentir acerca de las ventajas que no tienes.
“Mi papá es jefe de policía. No querrás hacer esto”.
“Tengo una neumonía crónica diabética anhidra (enfermedad inventada)”. Tengo que tomar mis medicamentos cada tres horas o moriré. Si me secuestras, estarás enfrentando cargos de asesinato sin importar lo que pase”.
“Hay una estación de policía a dos cuadras. ¿Por qué estás haciendo esto aquí?”.
Busca cualquier cosa que parezca oficial y afirma que tiene cámaras: “Hay un cajero automático justo ahí. ¿Sabes que tiene cámaras ocultas, verdad?”. O si ves cualquier cosa que se parezca remotamente a una cámara: “¿Sabes que esa es una cámara de seguridad, no?”.
Lo mejor es llamar a la policía, pero si por alguna razón no puedes (por ejemplo, perdiste tu teléfono móvil), siempre debes decirle al agresor que la policía está en camino. “Marqué el botón de emergencia en mi teléfono celular, la policía está en camino. Solo tienes que huir ahora y estarás a salvo”.
Si estás en tu vecindario, miente y di que un vecino o el propio vecindario cuenta con cámaras que informan cualquier comportamiento sospechoso. De todas formas, si estás en la calle de un vecindario, por lo menos habrá 5 personas en sus casas que te podrían oír.
Otra cosa que puedes hacer si estás en tu vecindario o cerca de una casa es fingir que vives ahí y que acabas de regresar. No demuestres que no es tu casa; puedes golpear la puerta o fingir que estás golpeado la puerta y decir el nombre de tu mamá, papá, hermano, hermana o amigo para actuar como si estuvieras esperando a que te abran la puerta.

Lidia con el secuestro.

Si tus esfuerzos para frustrar el secuestro no tienen éxito, hay una serie de cosas que puedes hacer para ayudarte a sobrevivir esta terrible experiencia.

Consejo

  • Evita que te inmovilicen. Una vez que te inmovilicen con esposas, cinta o cuerda, por ejemplo, habrá pocas posibilidades de escapar. Debes actuar rápidamente para evitar que te inmovilicen. Si vas a luchar o huir, hazlo de inmediato. Es posible que no tengas una segunda oportunidad.
  • Concéntrate deliberadamente en la cara del agresor si lleva un arma. La mayoría de personas mantienen sus ojos en el arma y son incapaces de describir la cara del agresor después a la policía.
  • Si tienes la sensación de que alguien te está siguiendo pero sientes una amenaza, date la vuelta y míralo. De esta manera, él sabrá que has visto su cara (asumiendo que no esté usando una máscara). Recuerda que cualquier persona que te siga es posiblemente una amenaza.
  • Lo más importante que debes hacer si alguien trata de obligarte a subir a un vehículo es luchar a toda costa. Si el agresor es capaz de meterte, tus posibilidades de escape o sobrevivir se reducen drásticamente. Usa tus brazos y piernas para empujarte de la puerta del vehículo si alguien trata de meterte. Si es posible, trata de mantener tu cabeza fuera y por encima del vehículo y gritar. Esto hace que sea más difícil meterte y podría alertar a los transeúntes de que algo anda mal.
  • Si te obligan a subirte a un vehículo, trata de atascar algo en el cilindro de encendido antes de que el secuestrador introduzca la llave o saca la llave de encendido y tírala por la ventana. Un botón de tu ropa, un pedazo de metal, un palo o la goma de mascar en tu boca puede prevenir con eficacia que el secuestrador reinserte la llave y arranque el vehículo. Si nada funciona, pon la mitad de la llave en el interruptor y dóblala o rómpela.
  • Si te agarra por los brazos, cruza sus brazos y gira o aplica tanta presión hacia abajo como sea posible.
  • Si estás en una región en donde el idioma predominante no es el tuyo, asegúrate de aprender frases clave en el idioma local que puedan ayudarte en tu fuga o intento de evasión (por ejemplo, las expresiones citadas en otra parte de esta página).
  • Las personas son más comprensivas con quienes tienen una conexión. Si no te entienden, ¡no te podrán ayudar!
  • Si estás en una cajuela, trata de escapar. Si no puedes salir, arranca o patea el panel que conduce a las luces de freno y luego bota las luces. A continuación, puedes sacar tu brazo y alertar a los automovilistas que te encuentras dentro. Si no puedes botar las luces, por lo menos desconecta los cables para que la policía tenga más posibilidades de detener el auto.
  • Asimismo, grita pidiendo ayuda y libra la tapa de la cajuela cuando el vehículo se detenga o se desplace lentamente. Muchos autos nuevos también vienen con una palanca de apertura de la cajuela de emergencia. Si el secuestrador no la ha desactivado, puedes tirar de la palanca para abrir la cajuela.
    Si te sujetan de los brazos, patea hacia atrás en repetidas ocasiones (como un caballo) y apunta a la ingle, la rodilla o a la pantorrilla.
  • Incluso si el atacante tiene un arma, debes pensar seriamente en correr. En los secuestros motivados por el rescate o la agresión sexual, el secuestrador no te quiere muerto, al menos no antes de que haya sido capaz de retirarte de la ubicación inicial. El posible secuestrador no puede dispararte en lo absoluto, especialmente si hay otras personas muy cerca (e incluso si lo hace, si puedes poner un poco de distancia entre tú y él, las posibilidades de que golpee a un objetivo en movimiento no son muy buenas a menos que sea un tirador entrenado). La probabilidad de que te cause algún daño serio y continúe con el secuestro es aún menor. Corre en zigzag. Esto hace que sea difícil para tu agresor dispararte a diferencia de correr en línea recta.
  • Tira cabezazos para golpear su cara o cabeza.
  • Morder a alguien es una opción viable si te están secuestrando.