5 tendencias de seguridad urbana

En 2016 la tecnología de videovigilancia digital cumple 20 años. Hasta 1996, todas las cámaras en el mundo eran analógicas, pero hoy en día se ha convertido en una regla el uso de cámaras IP, las cuales tienen imágenes de alta resolución, vista en vivo en cualquier lugar del mundo y otras características avanzadas como leer las placas de matrícula para identificar patrones de comportamiento y reconocer rostros de personas. Estos avances tecnológicos están transformando la manera de proporcionar la seguridad pública para la población, y aún hay mucho por venir.
Los avances están llegando en el momento adecuado a nuestra región; las investigaciones indican que la seguridad es hoy una de las principales preocupaciones de los sudamericanos. El mayor desafío para los próximos años es reemplazar las antiguas cámaras analógicas por sistemas de alta calidad, así como optimizar el uso de imágenes en combinación con una optimización del trabajo policial.
En este sentido, teniendo en cuenta la tecnología disponible en la actualidad y los proyectos en curso que involucran la vigilancia urbana, hemos identificado cinco tendencias que serán objeto de inversión en muchas ciudades este año, consolidando un proceso de modernización que, bien ejecutado, garantizará la reducción en las tasas de homicidios, robos, hurtos y otros delitos.
En conjunto, las siguientes tendencias muestran que nos estamos encaminando hacia la construcción de entornos urbanos donde las tecnologías se adoptan en función a su eficacia, no sólo para generar una sensación momentánea de seguridad y apoyar el discurso oportunista de algunos políticos, sino para resolver los problemas concretos que enfrenta la sociedad.
1) Integración de datos en ciudades digitales
El término ciudades digitales se refiere a la inversión en tecnologías que elevan a las metrópolis a un nuevo nivel de integración de la información y la generación de inteligencia para mejorar el servicio a los ciudadanos.
Pero no hace sentido ofrecer puntos de acceso público a Internet, por ejemplo, si no se cumplen algunas de las necesidades básicas.
Una ciudad inteligente comienza con una urbe segura, incluyendo la integración de los datos procedentes de diversos organismos públicos como Servicio de Atención Médica de Urgencias (SAMU), bomberos y policía, con un solo propósito: proteger y atender al ciudadano.
La imagen de una cámara que captó un accidente en un cruce podrá ser vista en tiempo real por el SAMU, por la Agencia de Transporte y la Policía, generando acciones paralelas y una respuesta eficaz. Desde el punto de vista del ciudadano, el Gobierno tiene que proporcionar un servicio completo, independientemente de la forma en que está estructurado. Entre la demanda de la población en las calles y la respuesta de los organismos de ayuda, habrá cada vez más cámaras.
2) Intercambio de imágenes privadas con el sector público
Las cámaras particulares de restaurantes, tiendas o bancos comenzaron a ser compartidas en tiempo real con el organismo de seguridad estatal o municipal, y pasaron a integrar el área de cobertura por video monitoreo de la ciudad.
Algunos programas pioneros ya están en funcionamiento en diferentes países de Sudamérica. Se trata de una forma simple de ampliar la capacidad del accionar policial y que será adoptada por más naciones y departamentos en este 2016.
3) La popularización de las cámaras inteligentes
Con el salto tecnológico de los últimos años, actualmente el mercado ya cuenta con cámaras de seguridad capaces de reconocer rostros y las placas de un vehículo. Además de señalar la ubicación de un sospechoso o un automóvil robado, estos equipos contribuyen para reconocer el método con el que actúan los delincuentes y, así, dan apoyo al trabajo de inteligencia que realiza la Policía. También están surgiendo proyectos que incluyen cámaras que controlan semáforos de acuerdo con la presencia o no de vehículos en la calle, lo que optimiza el tránsito y reduce el tiempo de viaje.
Surgen incluso grandes proyectos con cámaras que generan alertas a los operadores de la sala de control cuando un vehículo circula en sentido contrario, se detiene en un lugar prohibido, o un camión recién robado pasa por un punto monitoreado. Al instante también se pueden generar alertas automáticas cuando se escuchen disparos cerca. Todo esto ya existe y estará más presente en las calles, rutas y autopistas durante este año.
4) El avance de las cámaras en desplazamiento
Con la intención de ampliar la visión de la policía, una de las tendencias en tecnología es la implementación de cámaras en medios de transporte público. Los equipos pueden grabar imágenes a lo largo del día para que, cuando sea necesario, se puedan identificar acciones delictivas. Todo se puede visualizar en tiempo real. Esto es posible gracias a la evolución tecnológica.
Hoy, las cámaras IP pueden ser pequeñas, con resolución full HD, resistentes a temblores y choques para mantener una imagen estable, y están dotadas de compensación automática frente a la variación de luz para generar imágenes de calidad independientemente de las condiciones de iluminación.
A este ejemplo se suman las llamadas cámaras “vestibles”, que pueden ser colocadas en los chalecos de los policías, algo esencial para la seguridad durante las manifestaciones o grandes eventos, como serán las olimpiadas de este año en Río de Janeiro.
El accionar policial también se ve favorecido con la implementación de cámaras dentro de los móviles, lo que garantiza la transparencia en la práctica cotidiana de estos profesionales y además puede generar pruebas contra sospechosos.
5) Maduración del concepto de monitoreo urbano
Algunos mitos y falacias solo son revelados con el tiempo. A 20 años de la creación de la cámara IP, es natural que haya una evolución en el entendimiento del mercado; está cada vez más claro, por ejemplo, que el número de cámaras en una ciudad no garantiza la reducción del crimen.
Algunas ciudades en las que se instalaron estos dispositivos percibieron que las imágenes, por si solas, no bastan. Por otro lado, existen metropolis con un número limitado de equipos que consiguieron, en poco tiempo, disminuir el delito. ¿Cómo? Asociando la tecnología con un trabajo táctico para la optimización de los recursos humanos, el intercambio de información y una actuación conjunta entre los sectores públicos y privados, así como entre distintos organismos del sector público.
Existen otros puntos que, de a poco, comienzan a ser más observados. Algunas licitaciones ya incluyen, por ejemplo, la realización de una prueba para verificar si las características técnicas anunciadas por el fabricante coinciden con el rendimiento real del equipo. Esto es beneficioso porque muchas veces los productos licitados ofrecen menos de lo que prometen, y esas marcas son automáticamente excluidas del proceso. De este modo, los ciudadanos no compran un gato por liebre.
Esta maduración es natural en la medida en que los gestores públicos observan el éxito de algunas ciudades en la reducción del crimen, en comparación con el fracaso de otras. En medio de resultados dispares, el año 2016 mostrará que las mejores experiencias relacionadas con la seguridad de las personas derivan de la combinación entre tecnologías avanzadas y un compromiso de los administradores con la optimización de sus recursos, y el uso estratégico de las herramientas disponibles.
 
 
Fuente: seguridadenamerica.com.mx