Ataque destruye mezquita en Irak

Ataque destruye mezquita shií en Irak
Cinco británicos fueron secuestrados en el Ministerio de Hacienda en Bagdad
Bagdad.- Al menos 40 personas murieron y un centenar sufrieron lesiones en dos atentados con explosivos perpetrados en Bagdad, donde fue destruida además una mezquita shií.
Mientras tanto, cinco británicos fueron secuestrados durante un incidente en el Ministerio de Hacienda, confirmó en Londres un vocero oficial que pidió no ser identificado, destacó AP.
El equipo de manejo de crisis del Gobierno británico, llamado Cobra, se reunió para lidiar con el tema, dijo el vocero.
El primer ataque dejó al menos 23 muertos y 68 heridos cuando un minibús cargado con explosivos fue detonado en un sector concurrido del centro de Bagdad, dijo la policía.
Más de una hora después, una camioneta estacionada junto a una mezquita shií en el distrito de Amil, en el occidente de Bagdad, estalló y demolió completamente la mezquita, matando a 17 personas e hiriendo a 55, según otro agente policial.
La mezquita quedó en ruinas. En la calle quedaron volcados varios vehículos y los residentes se dedicaron a extraer los escombros de los tejados cercanos.
Yousef Qasim, de 37 años, trabajaba en un comercio de ropa situado a unos 200 metros cuando ocurrió la primera explosión que destrozó varios autobuses que aguardaban en la plaza.
«Acudí al lugar y ví cuatro o cinco cadáveres que ardían», contó Qasim. «Vi restos humanos y charcos de sangre en el suelo», añadió.
Los propietarios de los comercios tomaron sus bienes e intentaron huir, por temor a una segunda explosión, dijo Talib Dhirgham, propietario de una lavandería cercana.
En otros incidentes de violencia, varios hombres armados montaron falsos controles de carretera en las afueras de la ciudad de Samarra y secuestraron a más de 40 personas, en su mayor parte soldados, policías y miembros de dos tribus que unieron sus fuerzas para oponerse a la insurgencia local.
Los ataques ocurrieron al día siguiente de que los embajadores de Estados Unidos e Irán se reunieran en Bagdad bajo el patrocinio del primer ministro Nuri al Maliki para intentar poner fin a la violencia.
El clérigo islamita shií Muktada al Sader criticó las negociaciones por considerarlas una interferencia en los asuntos internos de Irak y advirtió al Gobierno contra su participación.

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