Cómo mejorar la seguridad de las redes wi fi

¿Tienes wi-fi en casa? ¿Has decidido instalarlo en la oficina? ¿Harto de que otros abusen de las comunicaciones que tú pagas? Veamos qué se puede hacer.
Hoy día nos han vendido la comodidad de no tener cables tirados por el suelo si queremos conectarnos a Internet. El nacimiento del sistema de comunicaciones wi-fi nos lo ha puesto muy fácil.
Vamos a mostrar unas breves nociones que derivarán en un par de consejos para protegerte de los chupópteros que no quieren pagar para tener Internet.
Para conectarnos a Internet, necesitamos un aparato llamado router. Es el encargado de hacer llegar la información que mandamos al lugar donde tiene que ir, así como de recoger la que viene hacia nosotros. El algo así como nuestro cartero cibernético. Si estamos en casa, normalmente tenemos un router para nuestro ordenador —algunas personas, en mi pueblo les llaman fatigas, tienen una red de varios ordenadores—. En la oficina, hay muchos equipos conectados en una red y todos ellos comparten el router para poder acceder a internet y al correo electrónico. Gráficamente es algo así:
OFICINA CASA (Y LOS FATIGAS)
El router debe, por tanto, presentar dos caras, técnicamente interfaces, una con Internet y la otra con el PC que tenemos en casa, o con la red de ordenadores que vamos a conectar a Internet. Cuando montamos una red inalámbrica, el router presenta una interfaz inalámbrica: la interfaz con la red local. Esto es evidentemente muy cómodo, ya que no necesitamos tener cables del estudio al salón o del dormitorio a la cocina para tener Internet en toda la casa. Tendríamos algo así:
OFICINA CASA (Y LOS FATIGAS)
Esos rayitos amarillos representan ondas de radio que conectan el ordenador o el portátil con el router wi-fi, de forma similar a como lo hace un teléfono inalámbrico con la base donde carga. ¿Qué quiere decir esto? Si vamos a casa del vecino con el teléfono fijo inalámbrico, normalmente no nos quedamos sin cobertura, ¿verdad? Claro, las ondas de radio no entienden de fronteras, propiedades, casas ni barreras. Por eso en muchos puntos de Andalucía se ven canales de TV marroquíes, en puntos de Cataluña, Aragón y Navarra se ven canales de TV francesa, etc.
Esto implica que mis vecinos pueden tener cobertura —conexión directa— con mi router inalámbrico y si no lo protejo adecuadamente voy a pagar una tarifa por mí y por todos mis compañeros, pero por mí primero. Sería algo así.
¿Tenemos alguna solución? Evidentemente, sí.
Para las ondas de radio, en algunos casos tenemos la opción de reducir la potencia con que emite el router, reduciendo así su radio de cobertura, para que se conecten a nuestra red nuestros vecinos de arriba y abajo, pero no todo el bloque y las 7 manzanas de alrededor. Esto se puede hacer en las propiedades del router wifi. Si en tu router no se pudiera hacer esto, siempre podemos rodear con papel de plata la antena del router, apantallando un poco su efecto amplificador de ondas y reduciendo así su radio de cobertura.
El router puede funcionar en modo multipuesto o monopuesto, según cuántos equipos se conecten a él. La configuración en monopuesto es más complicada de definir, pero los manuales de usuario explicar paso a paso como hacerlo. En el caso multipuesto, hay una opción que se debe deshabilitar y es DHCP, un sistema que asigna direcciones IP automáticamente a todos los que se quieran conectar al router, facilitando el que los no propietarios del mismo se conecten por el morro.
Existe una clave llamada SSID que viene puesta por defecto en todos los routers inalámbricos y que es mundialmente conocido. Se debe cambiar.
Hasta aquí, hemos tratado de mostrar las dificultades para el acceso al router. Si somos capaces de asegurar esto nos quitaremos al 99% de los piratas que rondan a nuestro alrededor. Además de dificultar el acceso inicial al router, como hemos visto en estos párrafos anteriores, podemos también cifrar nuestras comunicaciones. Para ello, se debe marcar la casilla de cifrado de comunicaciones y elegir el sistema de cifrado. Básicamente tenemos 2:
WEP: el router y cada uno de los equipos comparten una clave que es la misma siempre y que se emplea para cifrar las comunicaciones. Su principal problema es que, al emplear siempre la misma clave, alguien puede intentar —con programas automáticos como AirSnort o WEPCrack— descubrirla (se tarda unas 4 horas) y, si no la cambiamos con la suficiente frecuencia, utilizarla para meterse en nuestra conexión.
WPA: el router y cada uno de los equipos comparten una clave que se utiliza para generar claves de cifrado que van cambiando cada poco tiempo, con lo que hay que crackear muchas de las claves de cifrado para, siguiendo la secuencia, detectar cual es la clave que comparten los equipos. En esto se tarda mucho más de 4 horas, tanto que no merece la pena el esfuerzo.

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