El lenguaje corporal como auxiliar en la seguridad privada

El tema del lenguaje no verbal, también llamado lenguaje corporal, programación neurolingüística o kinésica, mediante la práctica nos permite conocer el comportamiento y conducta de una persona; de tal manera que podemos predecir el siguiente movimiento corporal.

Dicho movimiento está relacionado con un sentimiento que una persona expresa en el momento de una entrevista, plática, conversación, etc., y es cuando el profesional de la seguridad debe saber si el sentimiento demostrado corresponde a lo expresado ya que durante una investigación es importante saber si la pista es la correcta o no.

Para lo anterior debemos tener ciertas bases psicológicas que nos dan soporte y apoyo al momento de reconocer en una conversión o incluso cuando una tercera persona está presente escuchando una plática puesto que aunque no diga nada su cuerpo está expresando cosas.

Reacciones inconscientes

Debemos considerar que nuestra conducta y comportamiento está dictado por varios factores, algunos de ellos de nacimiento como el temperamento y carácter, así como por la educación de la casa; estos elementos generan una forma de comunicarnos con los demás.

De aquí que ciertas personas se expresan gritando, golpeando, callados, nerviosos, etc. Una vez que se forja el carácter por el temperamento y el aprendizaje familiar, se generan dos comportamientos, el primero es aquel que no podemos controlar, aquel en donde reaccionamos instintivamente, es decir, reaccionamos naturalmente, por ejemplo, cuando nos insultan nuestra reacción “natural”, en el promedio de la gente, es regresar la ofensa. Este comportamiento está regido por una parte del cerebro que Sigmund Freud denomino: inconsciente.

Al ser niños, cuando nuestra edad es menor a tres años principalmente al nacimiento, nuestro comportamiento se rige sin consciencia porque el lóbulo frontal que es el razonamiento no se ha desarrollado, de tal manera que nuestro cuerpo es dominado por el placer; también conocido en psicología como el ello.

Esta parte psicológica conlleva a que el sujeto se comporte conforme a lo que le genera placer: si tiene ganas de comer, come; si quiere dormir, duerme; si quiere orinar, orina; y hará cualquier cosa que quiera sin importar donde esté.

Los bebés entonces cuando algo les llama la atención como el rostro de un desconocido, su curiosidad los lleva a tocarlo sin importar si a la persona le gusta o no. Pero conforme se va desarrollando el lóbulo frontal el niño comienza a darse cuenta de su mundo y es cuando comienza a analizar las cosas, va reconociendo que cada vez que si grita sus papás corren a verlo, entonces su análisis lo lleva a determinar que debe gritar para conseguir lo que quiere y reducir la angustia de no tener eso que anhela ya sea agua, comida, un abrazo, un juguete, etc.

La angustia entonces es la causa por la cual el cuerpo reaccionara para disminuirla, evitarla y buscar el placer. Éste siempre buscará lo placentero, tal circunstancia hará que  nuestra  reacción inconsciente sea el control de dicha sensación. La angustia es como la misma palabra: angosto o apretado, es decir, que el cuerpo está sometido a algo que lo incomoda, que lo presiona.

Las reacciones inconscientes que tenemos todos son porque el cuerpo manifiesta algo, que quiere conseguir: si es angustia, actuará para reducirla o eliminarla; y si es placer, buscará de igual manera satisfacerlo.

Comportamiento consciente

El segundo comportamiento está relacionado con el consciente y los valores, nuestra educación nos lleva a tener acciones socialmente aceptadas: ¿serías capaz de orinarte en la vía pública frente a todos? Claro que no. ¡Qué vergüenza! ¡Qué diría la gente!… Pero cuando eras niño, no lo hubieras visto así; entonces el consciente nos permite reconocer nuestro tiempo real, nuestro estado actual, la forma correcta en que debemos actuar porque la sociedad lo espera (lo bueno y lo malo).

Este comportamiento es fácil de reconocer porque vamos por la calle y vemos como la gente camina de manera “normal” sin molestar, sin gritar, sin correr; mas en el momento que vemos que un comportamiento no es igual; si observamos a alguien que pasa gritando y corriendo, nos altera y comenzamos a ver qué pasa.

Este estado consciente nos permite en cierta medida evitar el peligro. Sin embargo, cuando el peligro se presenta y puede que perdamos nuestra vida, entonces entra el inconsciente, deja de lado al consciente y nos domina para salvaguardarnos.

Lectura del lenguaje corporal 

El profesional de la seguridad debe darse cuenta de estos hechos ya que el ser humano es sumamente complejo, y por esta razón el lenguaje corporal no debe ser tomado como una serie de reglas ya que podemos confundirnos. Existen variables que siempre expresarán lo mismo como el movimiento de cejas, el cual se explicará más delante, por lo que es necesario tomar a consideración que para poder entender el sentimiento que la persona tiene y poder dictaminar que éste es genuino en relación al acto que cometió, se tiene que tomar la lectura de tres partes del cuerpo.

Esto dos se deben relacionar para poder considerar que la persona tiene un sentimiento genuino. Dentro de la lectura del cuerpo consideramos: cabeza, tronco y extremidades (de la cabeza conlleva ojos, cejas, boca); tronco (la posición: jorobado, inclinado, etc.); y las extremidades (las manos, piernas y pies).

Cuando se expresa un sentimiento, éstas tres partes buscarán estar en armonía; pero no siempre lo están por el inconsciente, como ya se comentó. Por tanto hay que tomar en cuenta que debe haber una congruencia al menos de dos de tres partes, es decir, las extremidades tienen congruencia con la cabeza; la cabeza tiene congruencia con el tronco; y sucesivamente.

Finalmente al introducirnos en este tema debemos tener una gran apertura y practicar mucho para generar una habilidad que nos permitirá descubrir, solucionar, evitar problemas y pérdidas en cualquier ámbito.

Fuente:  seguridadenamerica.com.mx