La importancia de las “zonas calientes” del crimen

Quizás más que cualquier otro componente del sistema de justicia criminal, las fuerzas policiales están buscando cada vez más implementar medidas basadas en evidencia, y las policías miran a los investigadores para definir las mejores políticas y prácticas. Un área central sobre lo que las policías deberían hacer surge de los estudios sobre las llamadas “zonas calientes del delito”.

¿Cuál es la evidencia?

Policías en la calle

A buscar las zonas calientes

Una serie de estudios revelan que el crimen está muy concentrado en ciertas áreas urbanas. En mis investigaciones, he visto que en Seattle, Nueva York, Sacramento y Tel Aviv entre un 4 y un 5 por ciento de segmentos de calles urbanas, de cruce en cruce, producen un 50 por ciento de los delitos. En Seattle encontramos que el nivel de concentración de los delitos se mantiene constante año tras año, a lo largo de 16 años, aún durante una baja generalizada en las tasas de crimen que ocurrió en ese período. Y el 1 por ciento de las calles en Seattle permanecieron “calientes” de manera crónica, aportando casi un 25 por ciento del crimen.

Identificar y luego enviar patrullas a micro-zonas calientes del crimen es una manera efectiva de reducir la delincuencia. Es importante tener en cuenta que estas “zonas calientes” del crimen no se concentran en un área determinada, pero están repartidas a lo largo de la ciudad. Hay zonas calientes en los llamados barrios buenos, y la may0ría de las calles tiene muy poco crimen y violencia, aún en los vecindarios considerados “malos”.

Junto con el profesor Lawrence Sherman realizamos un estudio amplio y aleatorio sobre esta ley de la concentración del crimen en zonas calientes y las acciones policiales. Nuestro estudio se basó en investigaciones de Sherman de que gran parte de las llamadas para denunciar delitos en Minneapolis provenían de pocas direcciones callejeras. Se asignó de manera aleatoria patrullas policiales a esas direcciones, y el resultado fue una baja notable en los delitos donde hubo presencia policial.Nuestras conclusiones contrastaban con las presunciones de los investigadores de aquella época, de que la policía no podía prevenir el crimen. Investigaciones más recientes han confirmado nuestros resultados. Por ejemplo, Braga y sus colegas identificaron 25 estudios en terreno, y encontraron que 20 de ellos produjeron significativos beneficios en la prevención del delito.

El delito no se desplaza

A su vez, hay poca evidencia de que, al producirse mayores acciones policiales en una zona específica, el crimen simplemente se desplaza hacia otra área de la ciudad. Es más, no solamente dicho desplazamiento del crimen no se produce, sino que existe fuerte evidencia de que las áreas cercanas también se benefician de los resultados de los programas policiales en las zonas calientes.

Basado en esta investigación, he argumentado que la policía debería reenfocar su actual paradigma de control del crimen basado en la detención de los infractores de la ley, a uno que se enfoque en lugares. Un trabajo policial basado en lugares enfatiza la reducción de las oportunidades para los delitos, en vez de esperar a que los crímenes ocurran y luego la policía se desplace para detener a los responsables. En este sentido, un trabajo enfocado en lugares produciría un aumento en la efectividad en la prevención del crimen por parte de las fuerzas policiales y, a la vez, reduciría la población encarcelada.

El jefe policial Michael Davis, de Brooklyn Park, Minnesota, y yo hemos recientemente agregado una nueva dimensión a las acciones policiales en las zonas calientes. En un estudio reciente mis colegas y yo encontramos que las zonas calientes tenían factores de riesgo sociales junto con presentar la oportunidad para la realización del delito. Estamos proponiendo acciones policiales que incrementen la eficacia colectiva y los controles sociales informales en dicha zonas. El enfoque en las zonas calientes crea una oportunidad para “bajar la escala” de las intervenciones sociales y en la salud pública, dándole una mayor eficiencia a las intervenciones sociales.

A medida que los gobiernos de América Latina y el Caribe medidas que sean más efectivas de cara a las crecientes preocupaciones ciudadanas sobre violencia, las acciones policiales centradas en las zonas calientes es un buen lugar donde comenzar. Dichas acciones deberían centrarse en marcar presencia, resolver problemas y reducir las oportunidades para el crimen. Pero también deberían considerar aumentar las intervenciones sociales en las zonas calientes. El intento de aumentar la eficacia colectiva y los controles sociales comunitarios a lo largo y ancho de un barrio entero puede resultar imposible para la policía y otros agentes de prevención de delitos. Pero dichas intervenciones son realistas si se enfocan en el 1 por ciento de las calles de las zonas calientes de la ciudad. Y ese enfoque será más efectivo si la policía utiliza estrategias que incrementan la vigilancia y la disuasión, junto con esfuerzos destinados a fortalecer las comunidades que viven en las zonas calientes.

David Weisburd es un professor distinguido en George Mason University y es el director del Centro para la Política Criminal Basada en Evidencia. También ostenta un puesto como un profesor de derecho y justicia criminal Walter E. Meyer, en la Hebrew University Faculty of Law, en Jerusalén. Una versión de este blog fue publicado en el Police Executive Research Forum.

Fuente: blogs.iadb.org