Tráfico y trata de personas

Hay delitos que podrían calificarse de «silenciosos», ya que en la mayoría de las oportunidades se perciben como eventos muy lejanos a nuestra periferia y no parecieran tener un alto impacto. Entre estos se encuentran la trata y tráfico de personas.
La trata según el Trafficking in Persons Report 2014 (TIP Report)  es un término general que se ha empleado para referirse al acto de captar, albergar, transportar, suministrar u obtener personas para obligarlas a realizar trabajos forzosos o actos de comercio sexual  mediante el uso de fuerza, fraude o coacción. Hay que añadir la demanda constante que requiere víctimas para el  trabajo en condiciones de servidumbre, niños soldados y hasta donantes involuntarios de órganos.
El tráfico es un delito de inmigración a través de fronteras, en el cual la víctima participa de manera voluntaria por la motivación de alcanzar oportunidades económicas, que le permitan mejorar su condición de vida. Puede suceder que la víctima del tráfico es obligada a realizar trabajos forzados o al comercio sexual, para pagar deudas contraídas por el viaje y que se enmascaran mediante contratos de trabajo firmados «voluntariamente».
Grupos criminales transnacionales ven en ambas modalidades un modelo de negocio altamente rentable con una mínima inversión, donde las penas son menores al tráfico de drogas y cuya «materia prima» el ser humano, es un recurso abundante y renovable.
Una de las más recientes demostraciones de las dimensiones de estos delitos, los representan los cerca de 60.000 niños que en el 2014 cruzaron hacia Estados Unidos, a través de la frontera del sur del estado de Texas con México y que procedían en su mayoría de Guatemala, Honduras y El Salvador.
Por otra parte la Organización Internacional del Trabajo  estima en 150 mil millones de dólares anuales, la cifra que genera a nivel mundial la industria del trabajo forzoso y la trata de personas, de los cuales un 50% se genera en países industrializados.  Asimismo, calcula que hay 20,9 millones de víctimas a nivel mundial objeto de trata y de ellas el 55% son mujeres y niñas y 5,5 millones niños.
Según el Departamento de Estado de Estados Unidos, unas 700.000 personas son objeto de tráfico entre fronteras internacionales cada año. Más del 80% son mujeres y la mitad son niños.
La trata como modalidad de esclavitud moderna mantiene actualmente a nivel mundial entre 20 y 30 millones de personas., cuyo «costo promedio unitario» es de 90 dólares. De estas víctimas a un 80%  se le explota sexualmente y un 19% hace trabajo forzado.
La región latinoamericana no es ajena a esta amenaza como se pudo observar en el caso antes mencionado de los niños centroamericanos. Según el Global Report  on Trafficking in Persons 2014, de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, Centro y Suramérica representan el 7,5 % del flujo de víctimas de la trata hacia Europa.
Cualquier persona puede ser víctima de trabajos forzados. Los niños y jóvenes son originarios principalmente de un entorno económicamente pobre y/o de poco apoyo familiar y social. Esto favorece a que se vean atraídos a abandonar sus hogares, por promesas de ganancias fáciles y una vida mejor. Son abordados por diversas vías que van desde las visitas «de cacería» a densos centros urbanos con marcados índices de marginalidad, o centros rurales cercanos a zonas fronterizas, hasta por atractivos y bien diseñados espacios en Internet. Los lugares a los cuales puede ser trasladada una víctima de la trata, no necesariamente son fuera del continente, ya que puede tratarse de un país vecino o dentro del mismo país a otro estado.
El School Safety & Security Council de ASIS International ofrece algunas señales de aquellas personas en especial niños y jóvenes que pudieran estar siendo víctimas de alguna modalidad de trata:  signos de traumas físicos, depresiones, ansiedad y miedo, hambre, desnutrición, ofrece respuestas ensayadas, utiliza términos o hace referencia a situaciones promiscuas o sexuales que están más allá a lo normalmente aceptado para su edad, trabaja muchas horas y recibe poco o ningún pago, tiene un «novio» o «novia» marcadamente mayor, entre otras.
Se ha logrado evidenciar que organizaciones criminales convergen para sacar el mayor provecho posible de estas prácticas y utilizar la mano de obra víctima en diversas industrias, incluso traspasando fronteras internacionales.
Los gobiernos, la empresa privada y la sociedad civil tienen el deber y la oportunidad de trabajar en conjunto, y establecer alianzas que les permitan investigar estos delitos y desarrollar contramedidas para minimizar los efectos de estos flagelos de carácter global.
Es importante recordar al papa Francisco (2013), cuando al referirse al tema mencionó: «Exhorto a la comunidad internacional para que llegue a un mayor acuerdo y eficacia en la estrategia contra la trata de personas, para que en todas las partes del mundo, los hombres y las mujeres nunca sean utilizados como un medio».
@alfredoyuncoza