Visitantes y personal de seguridad

 

Este centro comercial es una pequeña ciudad. Considérese, por ejemplo, que la Universidad Central de Venezuela, principal centro de estudios superiores del país, acoge diariamente a unas 45.000 personas y más de 3.000 vehículos. Su Dirección de Seguridad posee más de 320 personas, y aún necesitan reclutar a otras 12010. En cambio, el Sambil posee solamente 45 vigilantes, quienes conforman el denominado equipo de “orden público”. En el primer caso, la proporción es de un vigilante por cada 140,6 personas. En el Sambil hay un vigilante por cada 1.777,7 personas que visitan el  lugar. Esto es posible gracias a que la tecnología instalada en el centro comercial incrementa las posibilidades de supervisar la actividad en los espacios internos.

¿Cómo logran preservar la seguridad de los visitantes? La edificación fue diseñada para permitir la entrada o salida solamente a través de dos corredores. Allí se concentra un importante trabajo de vigilancia. En los días críticos, se emplazan en la parte externa funcionarios de la policía municipal o de la Guardia Nacional.

La cooperación con estos organismos y otras instituciones oficiales es permanente. Aunque en la parte interna el centro comercial opera con relativa autonomía en materia de seguridad, los constructores y gerentes tuvieron claro desde el principio que también era necesario crear un entorno seguro. Por esta razón, en la fase de construcción de la obra se propició la instalación de la central de policía municipal y una estación de bomberos en las calles adyacentes.

En las puertas y el perímetro, además hay cámaras fijas y dedomo, e igualmente dos  miembros del personal de vigilancia, equipados con radiotransmisores. El resto del personal de “orden público” hace guardias fijas en lugares previamente establecidos, y también recorre el centro comercial en parejas. Se les puede distinguir entre la multitud pues visten uniforme de pantalón negro y franela blanca con el logotipo de la instalación.

El trabajo de este equipo se complementa con el de los encargados de la “reacción armada”. Son seis personas por turno, empleados de la empresa que diseñó todo el dispositivo de seguridad del centro comercial. En líneas generales, son ex policías o militares que han sido sometidos a un riguroso reentrenamiento y a exámenes psicológicos y técnicos.

Estos grupos  permanecen  en  parejas en  las instalaciones del centro comercial, y sólo actúan  cuando  se plantea un  “evento”, algún hecho fuera de  lo común, ya sea de carácter delictivo, una emergencia médica, una riña o una  conducta  contra  la moral y las buenas costumbres. También prestan servicios especiales, como por ejemplo la escolta de personalidades o de clientes que  acudieron al centro comercial a hacer una transacción que involucra la movilización de grandes cantidades de dinero en efectivo, compra de joyas, etc.

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