El 6 de junio, tres vigilantes privados a cargo del resguardo de las instalaciones del centro comercial Plaza Mayor cometieron el peor error de sus carreras: pasada la medianoche aceptaron un “snack” de sándwiches y jugos que les dio un trío de atractivas mujeres.
Los serenos se enteraron de lo ocurrido a la mañana siguiente, mientras se recuperaban de los efectos de la escopolamina que les habían suministrado, luego de recibir auxilio de los bomberos. Aceptar el regalo de tres desconocidas costó a la empresa 6 millones de bolívares en efectivo y aproximadamente medio millón de bolívares en mercancía.
Este es solamente un ejemplo de los usos que está teniendo desde hace algunos años la referida sustancia, conocida popularmente con el nombre de “burundanga”, vocablo inmortalizado en la canción de Celia Cruz.
La escopolamina ha sido clasificada como un hipnótico de origen vegetal. Su materia prima es una sustancia sustraída de la hoja de un árbol conocido en Colombia como “borrachera”, que es el cacao sabanero. Según el director del Centro de Intoxicación Toxicológica de la Universidad Católica (Cituc), Enrique Paris, los efectos de esta droga son similares a los de la atropina: alucinaciones, alteraciones en la conciencia y pérdida de la memoria. Las personas afectadas por el consumo de burundanga pueden ser manipuladas, pues oponen escasa o nula resistencia ante las órdenes.
La burundanga puede ser administrada por vía oral o a través de las mucosas. Algunas publicaciones han señalado que también puede ser absorbida por la piel, pero en realidad el problema es que la sustancia se impregna con facilidad en los poros, y de allí puede pasar a las mucosas.
Se ha señalado que los nazis, con el médico Joseph Mengele a la cabeza, solían suministrar escopolamina a los presos, ya fuese para estudiar sus reacciones o el grado de tolerancia que desarrollaban a la droga. Los delincuentes de ahora, sin embargo, la utilizan para eliminar toda resistencia de las víctimas, especialmente en casos de robos simples, “paseos millonarios”, violaciones y secuestros, especialmente en la fase de captura. Phil Stewart, de la agencia Reuters, señaló para resumir que esta droga “convierte a las víctimas de delitos en zombies”.
Para que la burundanga no tenga efectos perniciosos, especialmente por sobredosis, algunos delincuentes están mezclándola en polvo con diazepam, y luego la suministran a las víctimas mezclada en brebajes.
El uso de este alcaloide con fines delictivos ha sido reportado en Colombia, México, Perú, Ecuador, Venezuela y Estados Unidos. De acuerdo con el consultor forense Stephen Pittel, en este último país lo usan con frecuencia las prostitutas de San Francisco para adormecer a sus clientes, y luego robarles todas sus pertenencias. Este modus operandi ha sido imitado en círculos homosexuales de Venezuela.
Cualquier persona puede ser afectada por una dosis indeseada de burundanga. Esto puede ocurrir cuando –como en el caso de los vigilantes- aceptan brebajes cuya preparación no han presenciado, o reciben papeles en la calle impregnados con el polvo del hipnótico. Lo recomendable es evitar situaciones de riesgo tales como visitar locales desconocidos en horas en las que estar solo puede representar un peligro.