Cuidado con la represión migratoria

Cuidado con la represión migratoria
Durante la primera y segunda guerra mundial, miles de europeos fueron escapando de la violencia en sus países hacia América y se les recibió con los brazos abiertos. Vaya que contribuyeron. Como hombre de seguridad entiendo la intranquilidad que puede causar un importante número de personas ilegales en un país, pero no debemos meter a todos en un mismo saco.
Miles de latinoamericanos han contribuido también a las economías de los países donde radican. Es lógica la preocupación de los países del primer mundo: el aumento de las tasas de migración ilegal a sus países, por parte de los países denominados del tercer mundo, es más del cuarto mundo en donde situaría a África.
Pero, ¿endurecer las leyes migratorias solucionará el problema? La respuesta es no. Si bien es cierto que éstas son barreras reales, no debemos dejar de pensar que las causas que originan la migración son históricas y prácticas. Aquellos que nada tienen en sus lugares de origen, tienen un costo de oportunidad igual a cero, es decir, a pesar de los riesgos y costos que signifique el ser un inmigrante ilegal es obvio que al menos significa una esperanza respecto de su realidad.
Los casos de la inmensas migraciones de ciudadanos mexicanos o cubanos a EE.UU., o de ciudadanos de países del África quienes arriesgan sus vidas en balsas por llegar, por ejemplo, a España, dan cuenta de una dramática realidad. La asimetría del desarrollo mundial hará que inexorablemente esta ola no pueda ser detenida a través de leyes.
Se entiende que los inmigrantes ilegales generan grandes problemas en el primer mundo, como trabajo y comercio informal, colapso futuro de los sistemas de servicios sociales, problemas de interculturalidad, adaptación, incremento de tasas delictivas, que su vez generan también reacciones inaceptables como la xenofobia, el tráfico de humanos, etc.
No obstante, las causas radican en la diferencia de calidad de vida del orbe. La hambruna anunciada intensificará esta situación, y podría ser incontrolable. Si las causas son la falta de desarrollo igualitario en las regiones del orbe, ¿por qué pensar que se solucionará poniendo barreras legales? Es un hecho que esto no detendrá a los migrantes, como la ley de pena de muerte tampoco ha disminuido las tasas de homicidio en los estados de EE.UU., donde se aplica la pena capital.
Actualmente en un mundo globalizado cuesta trabajo entender que las diferentes organizaciones del primer mundo no tomen en cuenta que se debe trabajar en un desarrollo sostenible de carácter global, es tal vez la única salida para contrarrestar este problema. La historia ha demostrado en todo el orbe que las migraciones son incontenibles. Ha sucedido en toda la historia de la humanidad y seguirá ocurriendo, ya que la supervivencia es un instinto humano, y viene genéticamente cargado.
Parecería pues que las propuestas realizadas desde el primer mundo tienen un tufillo filantrópico, más que un compromiso real, como anunció el cacique Cautemoc: “qué han hecho los hermanos europeos con el préstamo. Tal como consta en los archivos de Indias Europa, ciento ochenta mil kilos de oro y 16 millones de kilos de plata del fondo indoamericano internacional que en su momento aportaron al desarrollo de Europa”.
Deberían tomar en cuenta que hoy se debe devolver parte de este préstamo, se deben evaluar medidas sobre condonaciones de deudas, apoyo tecnológico, bloques económicos, y asistencia técnica. Caso contrario, sólo atacamos los síntomas más no las causas, fórmula que sólo nos puede llevar a nunca solucionar el problema. Si esto suena utópico, la realidad desbordará los cálculos más arriesgados que hoy están manejando los analistas respecto de la migración ilegal.

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