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;La denominada Revolución Bolivariana comenzó con un golpe de Estado, llevado a cabo por un nutrido grupo de jóvenes oficiales del Ejército venezolano a cuya cabeza se hallaba, entre otros, el Teniente Coronel Hugo Chávez. Como operación militar el golpe fue un fracaso, pero su impacto político fue demoledor. A partir de ese momento, las ya agrietadas estructuras de la democracia puntofijista comenzaron a disolverse, en buena medida empujadas por la vocación suicida de las élites políticas tradicionales, incapaces de comprender la magnitud de la amenaza representada por el nuevo mesianismo militar. Esas élites, agotadas por años de manejo clientelar de la política, y desgastadas por el sistemático incumplimiento de promesas excesivas, acabaron por destruírse entre sí, ciegas ante los peligros que las acechaban, en tanto se acentuaban el clamor popular de cambio y el atractivo carismático del joven militar, cuya imagen televisada Venezuela entera contempló por primera vez en febrero de 1992.
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