Efectividad versus letalidad

En realidad hubiera querido comenzar el año con una propuesta menos comprometida y evaluar lo que se ofrece como novedad en el mundo de las armas cercanos al primer Shot Show del año donde se presentan estas innovaciones. De hecho había comenzado a escribir cuando lo urgente de nuevo superó a lo importante y las novedades tendrán que esperar.
Esta vez la preocupación es por circunstancias locales y a esto se suma una cantidad de consecuencias por lo cual una sana discusión y toma de decisiones social-técnica y políticamente correctas nos evitará quedarnos rezagados de todo lo que se puede lograr a expensas de valores clásicos como lo son la libertad, la paz y la democracia.
El asunto en cuestión no es otra cosa que la intención por parte de la Dirección de Armamento de la Fuerza Armada Nacional (DARFA) de prohibir el porte de defensa personal y el de uso deportivo de armas con calibres como el .40 S&W y el .45 acp limitando estas a la categoría de tenencia expresamente, otro concepto que también se debería discutir nuevamente para estandarizar criterios.
No están claros los motivos que generan esta prohibición. Afecta no solo el derecho individual de quienes ya son propietarios de armas de esos calibres -las cuales hasta los momentos están registradas bajo la categoría de defensa personal- y quienes han pagado impuestos por tal denominación, sino que además gran parte de la estructura del deporte del tiro en la cual tenemos representantes de nivel internacional ven frustradas sus esperanzas de participar en estos eventos ya que el entrenamiento y la competencia nacionales están prácticamente “muertos insepultos” por la cantidad de indefiniciones que hemos vivido quienes somos aficionados del tiro deportivo y de acción.
Sin embargo lo que me motiva a escribir estas líneas es el conocimiento propio que tengo de la profesionalidad de los miembros de nuestra Fuerza Armada ya que con ellos he trabajado mucho en esta materia de balística y también de blindajes, fueron ellos quienes me certificaron como instructor de tiro después de someternos a todos los aspirantes a una serie de rigurosas evaluaciones y estoy convencido que luego de abrir un proceso de discusión técnica y profesional llegaremos a un acuerdo que satisfaga a todas las partes.
Pienso que debería comenzar la reflexión haciendo una discriminación de conceptos que ayuden a uniformar la base de datos que normalmente conocemos en materia de balística y circunscribir estos conceptos dentro de la modernidad y la globalización.
El tema del uso y empleo de las municiones y sus calibres actualmente esta inscrito dentro de regulaciones que empiezan por las estatales, los organismos internacionales que los agrupan, el Derecho Internacional Humanitario e incluso organismos como la Cruz Roja tiene un proyecto para la reducción de males superfluos y sufrimientos innecesarios producidos por las heridas de bala.
Las municiones para uso militar están además de las anteriores regulaciones, restringidas por las convenciones mundiales que regulan el uso y empleo de armas, municiones y métodos de hacer la guerra que causen daños innecesarios.
Ya acercándonos mas a la esfera civil y policial encontramos que existe una correlación directa entre el objetivo y la finalidad de una bala. En virtud de esto se fabrica, es decir, el daño causado por una bala a un ser humano debería ser menor cuantitativamente al que pudiera causar a este ser humano un semejante. Esto expresado en términos técnicos sería la atención que se presta a la estructura de una bala como un medio para limitar los daños causados a un cuerpo humano.
En este sentido son notorios los esfuerzos que se hacen para tratar de limitar los efectos de heridas de bala causados sobre los cuerpos humanos en términos de evitar daños superfluos y sufrimientos innecesarios.
Antes de 1992 esta discusión no tendría sentido por que la acumulación de información se hacía de manera rudimentaria y se caía muy fácilmente en el plano de lo anecdótico y de las opiniones personales. Hoy en día es diferente, ahora disponemos de una base de datos debidamente documentada y probada tanto en laboratorio como en la calle cuando se evalúan a través de datos específicos los resultados de los enfrentamientos donde se involucra armas de fuego.
En 1991 se conformó un grupo multidisciplinario y se realizó tal vez la prueba mas dramática y específica para evaluar las municiones de armas cortas jamás realizada el test de Estrasburgo. Entre los calibres mas populares para la defensa personal que fueron evaluados estaban por supuesto el .40 S&W y el .45 acp. En 1993 se publicaron los resultados de estas investigaciones, paralelamente se publicaban los resultados de las investigaciones sobre enfrentamientos de calle y se cruzaban los resultados para encontrar coincidencias y establecer puntos de correlación y finalmente se diseñaba y se ponía en práctica un método para evaluar el comportamiento de las municiones válido para todos los tipos y que proyectara índices de eficiencia que pudieran ser cruzados indistintamente con la base de datos del Test de Strasbourg y la de los enfrentamientos de calle la cual se denomina “marshall”.
De todo esto lo que mas nos interesa a los efectos de este artículo es la base de datos y la metodología de evaluación denominada Método Fuller y su “parada de un sólo tiro» la cual podemos entender como la probabilidad porcentual en que un agresor es parado (detenido con un solo disparo en el torso) o lo que es lo mismo, la –parada de un solo- tiro esta basada en el porcentaje de probabilidad en que una bala actual encara barreras tácticas como metal, vidrio, materiales de construcción y disparos extremos que crucen el torso de un ser humano.
En virtud de no complicar los argumentos ya que el fin es encontrar puntos de convergencia entre las visiones de regulación y el mantenimiento de la institución del porte de defensa personal para las armas de calibre .40 S&W y .45 acp es que me decidí a usar el índice de la –parada de un solo tiro- por que es un porcentaje y como tal es muy fácil de entender. Quiero aclarar que este no es el único método para evaluar comportamiento de municiones existente hoy día, pero me parece el mas práctico para nuestros fines.
También es importante destacar que me voy a alejar lo más posible de las consideraciones legales, médicas e incluso propiedades físicas de las municiones y me concentraré en un análisis comparativo de resultados.
Hasta el momento de escribir estas líneas el calibre 9mm es de lícito uso para porte de arma de defensa personal. Los resultados de las investigaciones demostraron que las balas mas efectivas en términos de incapacitación debía superar el índice de –parada de un solo tiro- de 83%. También se concluyó que las balas FMJ y las Hard ball (empleo militar) necesitan dos veces mas energía para alcanzar un 80% de –parada de un solo tiro-. Las municiones 9mm diseñadas para defensa personal de empleo civil y policial superan fácilmente el 86% de –parada de un solo tiro-. Aquí notamos dos consecuencias inmediatas: 1) los efectos dependientes del empleo
2) los efectos dependientes de la finalidad.
Veamos, una carga de defensa de 9mm debe reunir ciertas características para considerarla eficiente. La velocidad debe estar a partir de los 1200 pies/segundo, paquete de energía de 350 pies/libras, la bala no debe ser muy pesada y la forma estructura debe alejarse de la configuración sólida. Con estas características las mejores municiones de 9mm alcanzan una –parada de un solo tiro de 91% documentado. Si hacemos la misma consideración para las municiones calibre .40 S&W con la misma velocidad, mismo paquete de energía y configuración encontramos una –parada de un solo tiro- de 96%. Lo mismo para la munición calibre .45acp solo que en este caso variamos la velocidad descendiendo hasta 1150 pies/segundo y conservamos el resto de las variables. En este caso tenemos una –parada de un solo tiro- de 94%.
Cuantitativamente en este ejemplo las tres municiones parecen excelente elección para la defensa personal, la pregunta es ¿dónde está la diferencia? Pues muy sencillo, la diferencia no es el calibre sino la carga: es ésta la que nos da velocidad y la energía mientras que la configuración es una variable independiente.
Tanto es así que para nosotros alcanzar aumentos en el poder de parada de una munición tenemos que utilizar cargas que nos aumenten la E en 50 pies/libras, es decir, si aumentamos la E en 50 pies/libras de una munición 9mm la parada aumenta de 84% a 86%, si incrementamos la E en 50 pies/libras mas alcanzamos una parada de 88% independientemente del peso de la bala.
En resumen, el criterio mundial para armas de defensa personal y sus municiones se orienta al empleo de aquellas cuyos índices de eficiencia están por el orden de 96% -parada de un solo tiro-, los tres calibres 9mm, .40 S&W y .45acp encajan perfectamente dentro de esta clasificación. Es por esto que en términos de efectividad y en atención al cuadro de regulaciones “racionales” tanto a nivel nacional como mundial no existe un criterio excluyente de un calibre sobre otro cuando esta perfectamente demostrado que la eficiencia de una munición esta en correlación directa de la carga y no del calibre.
Claro está, también se puede alegar que la prohibición está en virtud de la letalidad.
Hay que dejar muy claro que la letalidad no es una consecuencia de la finalidad de la bala y si lo es en última instancia del empleo, me explico, de acuerdo al planteamiento inicial en el que se afirma que la finalidad de la munición es limitar los daños causados al cuerpo humano, una cosa es hacer dos disparos a un agresor armado y dispuestos a matarnos y neutralizarlo como consecuencia de esos dos disparos y otra muy distinta es que una vez lograda la neutralización y terminada la amenaza se remate a este agresor vaciando el arma o dándole un tiro de gracia para ocasionar la muerte. Aquí la letalidad no es una característica de la munición es una condición humana, por que una cosa es neutralizar una agresión, es decir, dejar al agresor necesariamente impedido de seguir amenazando y otra muy distinta es matarlo a mansalva, tal vez en este caso las consideraciones no sean de orden técnico sino mas bien de carácter siquiátrico y criminalístico. Tampoco quiero significar con esto que de ser necesario no tengamos que descargar nuestras armas por completo para garantizarnos nuestra vida ya que la defensa termina cuando termina la agresión y la –parada de un solo tiro- es solo un método para medir eficiencia, muy pocas veces ocurre en la vida real.
Existen muchos ejemplos que grafican muy bien esta diferencia entre efectividad y letalidad pero en ningún caso la relación tiene que ver con el calibre, o es que acaso una de las municiones mas letales que existen son las calibres .22, con una letalidad documentada en manuales de cirugía militar y que se sepa el uso y empleo de esta munición no esta regulado ni prohibido para defensa personal.
Finalmente podemos seguir evaluando argumentos de distintas fuentes todos serios y profesionales y necesariamente tendremos que concluir que no existen razones ni sociales, ni legales, ni técnicas, ni políticas que condicionen el uso para defensa personal y deportivo de los calibres .40S&W y .45acp.
Solo espero con estas reflexiones que las mismas abran el espacio de discusión de todas las partes interesadas para así lograr el mejor acuerdo negociado a satisfacción de todos los involucrados.

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