El asesinato selectivo de Imad Mugniyah: la nueva lógica moral del contraterrorismo

El asesinato selectivo de Imad Mugniyah: la nueva lógica moral del contraterrorismo
Israel recientemente dio una alerta a todos los vuelos en dirección del Estado hebreo a fin de intensificar sus medidas de seguridad y minimizar los riesgos de un ataque terrorista. Esta alerta se da por el temor ante la posibilidad que el Hezbollah lance un ataque de represalia contra Israel por el asesinato de su jefe militar, Imad Mugniyah.
Danny Shenar, responsable de la seguridad del Ministerio israelí de Transporte, solicitó que los vuelos de las compañías aéreas extranjeras y locales a Israel pidan a sus pasajeros permanecer sentados una media hora antes de su aterrizaje. Por otra parte, los pilotos de los vuelos deben también cerrar con llave su cabina 30 minutos antes del aterrizaje a fin de impedir a los terroristas tomar el control del aparato.
La FINUL (Fuerza provisional de las Naciones Unidas en el Líbano), que instaló bases en el país desde la guerra del Líbano a principios de los años 1980, publicó un informe acusando a Israel de múltiples y graves violaciones de la soberanía libanesa.
Los jefes militares israelíes admitieron haber realizado operaciones sobre la frontera Israel – Líbano tras el asesinato del líder libanés Imad Mugniyah la semana pasada, pero no reconocieron las violaciones anteriores. Mugniyah fue asesinado en una explosión de un coche bomba por parte de los escuadrones de la muerte israelíes (Kidon). Los antecedentes criminales de Mugniyeh constituyen el punto más fuerte en favor del asesinato selectivo de terroristas protegidos por Estados que apoyan al mismo terrorismo.
Foto del Dr. Ramiro Anzit Guerrero en la frontera Israel – Líbano.
El FBI acusó Mugniyah del asesinato de centenares de estadounidenses, pero Siria, donde estaba refugiado, se negó a otorgar la extradición a los Estados Unidos para ser juzgado. Es así como prosiguió su actividad terrorista. El fundamento de su asesinato es convincente tanto desde lo legal como moral y militarmente. Según todas las definiciones razonables de la palabra ‘asesinato selectivo’, Mugniyeh era un combatiente que declaró la guerra a los Estados Unidos, Israel, Francia y a otros países como la Argentina donde planificó la matanza de sus ciudadanos en dos mega atentados.
Aunque no haya llevado un uniforme, era un general en la guerra del terrorismo. Según las leyes de la guerra, todo combatiente es un objetivo, en la medida en que los medios para matarlo son «proporcionales», es decir pueden matarlo sin causar daño desproporcionado a los no combatientes. Si esta condición se cumple, un asesinato selectivo es altamente preferible a medios militares más convencionales empleados desde hace siglos.
A través de la historia, cuando una nación fue atacada, respondió con un contraataque a la nación que atacaba. El contraataque toma a menudo la forma de una invasión militar, de ataques aéreos y otros medios militares convencionales. Inevitablemente, estos ataques militares causan un gran número de víctimas civiles. Un asesinato selectivo, por su parte, si es ejecutado correctamente, realiza exactamente lo que su nombre sugiere. La eliminación de un combatiente implicado en ataques terroristas en curso, que al asesinarlo, se impide la muerte de civiles inocentes. Sí, se trata de un «asesinato extrajudicial», pero todas las muertes militares son extrajudiciales, como lo son los asesinatos convencionales vinculados a la legitima defensa y los asesinatos de criminales armados que se escapan o resisten a la detención.
En países como Estados Unidos existe la pena de muerte para delincuentes peligrosos que ya están en prisión. Cuando un terrorista como Imad Mugniyeh no está en prisión y no puede ser capturado, no hay otra elección razonable que asesinarlo. El asesinato selectivo es la opción valida dentro de las posibles elecciones.
El asesinato de Imad Mughniyah, jefe militar del Hezbollah, aceleró la «inminente muerte» de Israel, dijo el jueves pasado el consejero militar de la guía suprema de Irán, general Yahya Rahim Safari. Este afirmó que el asesinato de Imad Mughniyah en Damasco, había puesto en cólera a millares de jóvenes miembros del Hezbollah «con esta cólera, la muerte del régimen sionista ha avanzado» (agencia IRNA).
Imad Mughniyah realmente no tuvo tiempo de ser sorprendido. La explosión del coche bomba aparcado junto a él lo mató indudablemente en una fracción de segundo. No tendría en cualquier caso de que sorprenderse: como jefe de las operaciones especiales de la rama militar secreta del Hezbollah, resistencia islámica, no podía tener la esperanza de morir en su cama. En circunstancias normales, el asesinato de un jefe terrorista en Oriente Medio solo habría sido una noticia más en las crónicas de periodísticas diaria. Pero Mughniyah organizó el atentado suicida que mató a 241 marines y 50 paracaidistas franceses en un cuartel de Beirut en 1983, el secuestro aéreo comercial TWA de estadounidenses en 1985 y era el principal sospechoso de ser el artífice operativo de los atentados terroristas contra la sociedad argentina en los años 1990 en la ciudad de Buenos Aires. Esta vez, las cosas son un poco diferentes por una razón: Mughniyah fue asesinado en Damasco.
Es común que esta clase de atentados, la eliminación de objetivos bien definidos que se realiza con camikazes que se hacen inmolan o los bombardeos aéreos, las incursiones militares, no ocurran fuera de Israel y los territorios palestinos ocupados, incluso afectan a menudo al Líbano y más raramente a Jordania. Si estos últimos se llevaron a cabo en la capital de Siria, es que las normas cambiaron. O, en cualquier caso, es la interpretación que deberán hacer los analistas internacionales.
Hassan Nasrallah, el líder del Hezbollah, inmediatamente acusó a Israel de ser responsable de la explosión que costó la vida a Mughniyah. Anunció ante una muchedumbre de shiítas libaneses que asistieron en masa a los entierros de Mughniyah en el sur de Beirut que, por este ataque en Damasco, los israelíes habían cambiado las normas de la guerra. Estos para Nasrallah habían extendido el conflicto más allá de las fronteras habituales y prometió que en adelante, el Hezbollah haría lo mismo. Dijo a los israelíes que si querían una guerra abierta de este tipo, la tendrían.
Esto lo hizo delante de su público, con la implicancia (sin la declaración explícitamente), que el Hezbollah consideraría en adelante a los israelíes y al pueblo judío y las instituciones judías en el mundo, como objetivos legítimos de ser atacados. Por su parte, el Gobierno israelí niega toda responsabilidad en el atentado contra Mughniyah y el gobierno de los Estados Unidos insiste en que habría sido una interna entre Siria, Irán y el Hezbollah.
Hay diferentes hipótesis sobre la autoría de los sirios o iraníes en la muerte de Mugniyah, debido a que este podría ser reemplazado por alguien más leal a estos regimenes como puede ser Muhammad Fadlallah. Otra teoría señala a los Estados Unidos. Imad Mughniyah figuraba en la lista de los «terroristas más buscados» de la Casa Blanca. Según un artículo del New Yorker de septiembre de 2006, existían comandos estadounidenses que lo buscaban activamente alrededor del globo. Pero en relación a los israelíes la cuestión que se plantea es la siguiente: por qué finalmente pusieron las manos sobre él teniendo en cuenta que las hazañas de Mughniyah se remontan a los años ochenta, y principio de los años 1990, además los israelíes son demasiado astutos para dejarse sorprender por el concepto hollywoodense del «cerebro» imprescindible para las acciones terroristas y sabiendo que su muerte no hace una diferencia fundamental, mas allá de las luchas de sucesión de poder que genera.
Partiendo del supuesto que fueron los Israelíes los que lo asesinaron y que estos no son gente estúpida ¿por qué hicieron en Damasco tal acto que infringe claramente las normas tácitas entre árabes e israelíes sobre el lugar donde esta clase de ataques está permitido?, ¿Quizás pretenden empujar al Hezbollah a una determinada reacción, precisamente como lo hiciera en su discurso su líder carismático Hassan Nasrallah?
El Hezbollah vivió un crecimiento fenomenal desde que resistió con éxito al ejército israelí en el sur del Líbano en 2006. Incitarle a realizar ataques contra Israel y objetivos en el extranjero solo tendría una consecuencia: desacreditarlo a la vez ante los países occidentales que quisieran intentar dialogar y a los ojos de algunos de los países árabes. ¿Los servicios de información israelíes son tan listos y sutiles para intentar esto? ¿Nasrallah estaría declarando una Yihad contra los judíos del mundo entero? La realidad dice que Nasrallah juega a este juego desde hace mucho tiempo como para saber que el objetivo de su adversario no consiste tanto en atacarlo más que de incitarlo a cometer errores que dañarán la causa que defiende.
El tiempo nos lo dirá pero sería asombroso que el Hezbollah comenzara una campaña terrorista destinada contra objetivos fuera del Oriente Medio. Este juego implica que muera gente de vez en cuando. Pero el objetivo del ‘gran juego’ consiste esencialmente en influir sobre la percepción popular de las causas del conflicto en sí y de sus efectos en el extranjero.
Pero cuidado, si un observador poco hábil se inclinara hoy hacia la cabecera de Israel, juzgaría seguramente que el país va mal, y especialmente su ejército. Disparos de Qassam, reporte desfavorable de la comisión Winograd sobre la guerra del Líbano. Este análisis seria errado, ya que no se haría abstracción de los éxitos espectaculares de la inteligencia israelí. Los estadounidenses pudieron realinear a su ejército gracias a la eficacia del general Petraeus, pero tienen espías de papel. Los israelíes, son totalmente lo opuesto. En septiembre pasado, un comando israelí señalaba con un láser una fábrica siria abastecida de material nuclear por los Norcoreanos. La complejidad de la operación es fascinante: recopilación de inteligencia, activación de las fuentes dentro del sistema sirio, análisis de la información, trazado de un buque norcoreano (navegando bajo pabellón surcoreano), lanzamiento en paracaídas de comandos del Sayeret Matkal, infiltración del objetivo enemigo, despegue de aviones caza en el Mediterráneo, sobrevuelo de territorio enemigo, lanzamiento de bombas busters contra el búnker sirio (estas bombas perforan el hormigón), ubicado en las cercanías de Dar el-Zour.
Se trata, sin ninguna duda, de la operación más audaz y la mejor hecha de los últimos quince años. Ningún otro habría podido realizarla, ni los estadounidenses, ni los Ingleses. Una acción de fuerza y de advertencia a los iraníes. Y hoy día a la sombra de los mentiras oficiales, la prensa cree descubrir al Mossad israelí detrás de la muerte del jefe terrorista Mughniyah, calificado “como el agente mejor dotado y el más eficaz que la CIA nunca haya seguido» según fuentes de Langley.
Mughniyah era uno de los primeros objetivos de la lista. Su cabeza valía 25 millones de dólares. Él había sido el verdadero cerebro militar del Hezbollah, y se beneficiaba de la protección que le brindaban los servicios secretos sirios, solo desplazándose apenas fuera de Beirut, viviendo en los barrios totalmente subordinados a la causa de los radicales chiítas.
Pero bajo la tutela de su nuevo director, Meir Dagan, el Mossad había podido infiltrar la capital libanesa. En 2002, se había eliminado a un jefe de Al-Qaeda, a tres operadores de alto nivel del Hezbollah y a un funcionario de enlace del grupo terrorista Jihad islámica, todos «eliminados» en Beirut entre 2003 y 2006 por los servicios de inteligencia israelíes.
Mughniyah fue la apoteosis de estas operaciones de asesinatos selectivos: según distintas fuentes, un agente israelí habría colocado una bomba en el interior del asiento del conductor del Mitsubishi que Mughniyah pidió prestado para saludar al nuevo embajador iraní en Damasco… Pero esto se resume en una lección que le han querido señalar a un hombre que se encuentra en un oscuro escondite de Beirut, una persona que es conciente de esta increíble victoria de los hebreos: Nasarallah sabe en adelante que puede contar los días antes de su propia muerte.
Dr. Ramiro Anzit Guerrero: Doctor en Derecho Penal. Especialista en Contraterrorismo y Seguridad Internacional.

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