Existe la creenciageneralizada de que el ser humano es impredecible y que sus reacciones, sobretodo aquellas que son explosivas, difícilmente pueden anticiparse. Esto aplicasobre todo al tema de los desenlaces violentos frente a un agresor (léaseatracador o simplemente alguien con quien nos tocó discutir airadamente). Sinembargo, esto no es tan cierto y existe un caballo que lo demuestra.
La historia de Hans, el Caballo Listo
A mediados delsiglo XIX Her Von Osten, un domador de caballos, logró un puesto en el hall de la fama de la psicología con sucaballo Hans. Hans era capaz de sumar, restar, multiplicar y dividir con unahabilidad que muchos envidiaríamos.
Científicos,veterinarios y gente común quedaron estupefactos al ver como Von Ostenpreguntaba una y otra vez el resultado de una operación matemática y el caballorespondía exactamente indicando el número con golpes de su pata. «Hans,cuánto es 4×3», y el caballo pateaba el piso 12 veces.
Las únicas condicionespara que el caballo pudiera responder era que el interrogador se colocarafrente al caballo y supiera la respuesta. Varias pruebas se hicieron tratandode adivinar alguna seña que el astuto entrenador pudiera hacerle al caballo,pero no se consiguió nada en particular y más de un especialista saliórascándose la cabeza frente a tan extraño fenómeno.
Había sin embargoun investigador llamado Oskar Pfungst que no era tan crédulo. Pfungst veníainfluenciado por las investigaciones de Skinner y Pavlov y rápidamente descifróel enigma: colocó entre el entrenador y el caballo una pantalla que impidierala visión entre ambos y pidió que se iniciara el ciclo de preguntas. Como erade esperarse, Hans ni siquiera movió la pata.
Pfungst descubrióque desde muy pequeño Hans había aprendido a leer los sutiles gestos de suentrenador. Las cejas levantadas, hombros altos y mirada atenta eran gestosuniversales de expectativa que el entrenador, como todos nosotros, hacía almomento de plantear la pregunta al observador caballo. Luego, el bajar loshombros, suspirar y relajar los gestos faciales indicaban alivio (otras señalesuniversales) que el caballo interpretaba como el momento en que debía dejar depatear para ganarse una zanahoria como premio.
Hans era un expertoen leer los sutiles gestos que expresan estados de ánimo y su factor de éxitoresidía simplemente en que el animal era libre de dos pensamientos: 1) que losseres humanos son impredecibles y 2) No existía el temor a equivocarse.
Los indicadores de la violencia
Contrario a lo quese piensa, la mayoría de las personas expresan conductas violentas comoresultado de emociones muy particulares como el miedo y la rabia (molestia,indignación, resentimiento social, etc.). Esta emoción se manifiesta en ellenguaje corporal de formas practicamente universales independientemente desexo, condición social e incluso cultura.
De hecho, ellenguaje corporal abarca aproximadamente el 60% del proceso de la comunicación.El cuerpo refleja lo que sentimos frente a determinadas situaciones, contextosy personas independientemente de lo que decimos. Y frente a un agresor noexiste ninguna diferencia.
Una de lascaracterísticas de la rabia es que es acumulativa. Es decir, comienza aconcentrarse – como una olla de presión – hasta que el individuo explota yexpresa lo que se conoce como un asalto emocional. La habilidad consiste ensaber detectar en qué nivel de rabia se encuentra nuestro agresor.
Algunas claves deque las cosas comienzan a caldearse frente a un agresor:
*Contacto visualsostenido y ceño fruncido.
*Rostro colorado.
*Vena del cuellomarcada.
*Respiraciónsuperficial.
*Hipermovilidad,manoteo, señalarnos con el dedo en gesto de retaliación.
*Contacto físico,distancia cerrada (se acerca más hacia nosotros).
*Gritos,incapacidad de armar oraciones coherentes y presencia de monosílabos.
*Amenazas opromesas de hacer daño
La suma de estasseñales indican que estamos frente a una persona que comienza a molestarse enserio y es altamente probable que nos agreda. Obviamente, el nivel de expresiónde estas señales dependerá del carácter de la persona, pero lo más seguro esque nos encontremos con algunos de estos indicadores.
Si llega a estarfrente a alguien que manifiesta estas señales recuerde tres cosas:
1.-Mantenerse fueradel alcance del agresor. No sólo porque nos permite anticipar un ataque, sinoque será nuestra medida para verificar qué tan dispuesto está a agredir (siavanza repetidamente hacia nosotros cerrando la distancia es mala señal).
2.-Mantener unlenguaje corporal que indique ánimo de conciliar.
3.-Tratar de calmara la persona.
Sin embargo, notodo el que se molesta expresa violencia o agresión física. Existen otrosindicadores que permiten detectar si este sujeto puede transformarse o no en unagresor y algunas estrategias simples para lidiar con la situación de formaexitosa.