El nuevo Goliat (16 al 23 de mayo 2003)

El conflicto en Irak demostróque el poder militar de los Estados Unidos no tiene parangón. No porque las fuerzas armadas de Irak en el2003, disminuidas a menos de un 30 por ciento con respecto a lo que fueron en 1991,fuesen capaces de medirse en términos convencionales con el ejércitoestadounidense. Lo sorprendente fue larapidez y eficiencia con la que fueron logrados los verdaderos objetivosmilitar y político planteados al inicio de la incursión en ese país, comofueron la ocupación del territorio por la alianza liderada por EE.UU. y elderrocamiento de Saddam Hussein. Paracalificar esta jornada de éxito total solamente bastará el hallazgo de lossupuestos complejos para la fabricación de armas de destrucción masiva.

EE.UU. demostró que sus fuerzasmilitares no tienen contendor. JosephNye, decano de la Escuela Kennedy y académico de la universidad de Harvard,señala que “la disparidad entre el poder norteamericano y el resto del mundoparece verdaderamente enorme. Entérminos de poder militar, Estados Unidos es el único país que cuenta tanto conarmas nucleares como con fuerzas convencionales de alcance global. La capacidad militar norteamericana es másgrande que la de los siguientes ocho países combinada”.

Un inventario del poder bélicorealizado por Gregg Easterbrook para

Las cifras hablan. Durante la avanzada en Irak el ComandoCentral solamente envió a 5 de sus 9 portaviones de gran calado, escoltados porcruceros y submarinos atómicos. Con el resto de las naves podría cumplir losdictados de la planificación militar de Washington, explicados por elsecretario de Defensa Donald Rumsfeld, según los cuales ese país debe tener lacapacidad para afrontar dos grandes conflictos bélicos al mismo tiempo.

En el aire los estadounidensestienen a los bombarderos más sofisticados (B-1, B-2 y el F-117), y están enproceso de avance los cazas F-22 y F-35, cuya producción acordada luego de losataques terroristas del 2001 reactivó el complejo industrial militar de esepaís. El poder aéreo fue tan aplastantedurante la incursión en Oriente Medio que ningún caza iraquí hizo siquieraamagos de despegar.

En tierra, el ejército de EE.UU. solo es sobrepasado ennúmero de hombres por el de China. Peroese país carece de la tecnología representada, por ejemplo, en el tanque M-1Abrams. Con 9 mil unidades disponiblesy equipadas con sistemas de precisión que permiten eliminar al enemigo con tansolo un disparo, indica Easterbrook, Washington posee “de lejos la fuerza deblindados más poderosa”.

Por supuesto que lacomposición de las fuerzas armadas estadounidenses es mucho más compleja que loaquí señalado. Lo importante, a losefectos de este análisis, es que tal superioridad no implica que ese país serásiempre capaz de disuadir a sus contendores. Por el contrario, el conflicto se moverá cada vez con mayor frecuenciahacia áreas no convencionales.

Edward Luttwak, miembro delCentro de Estudios Estratégicos Internacionales, señaló que a partir del año 91cambió la naturaleza de la guerra. “Unaconsecuencia favorable es que los líderes de Rusia y China decidieron que eramejor dejar para un futuro cualquier competición militar seria con los EstadosUnidos. Menos grato es que 1991 tambiéntrajo un reto inevitable a la vasta superioridad militar: la guerraasimétrica”.

En este tipo de contienda, eladversario no tiene base fija o ciudades para bombardear. El arma, antes que unmisil, es un cuchillo en poder de un extremista suicida, entrenado paraestrellar aviones en objetivos predeterminados. Es el carro cargado con explosivos que estalla en el cuartelmilitar; es el fusil de granadautilizado en las calles de Mogadiscio para derribar los poderosos helicópterosBlack Hawk. La guerra asimétrica,aclara Luttwak, es tan vieja como los ataques a las centurias romanas. Por lo tanto, forma parte de un pasado que esnecesario revisar, porque seguramente la veremos en un futuro cercano.

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