El nuevo rol de las FAN y la seguridad y defensa nacional cara a la globalización

El nuevo rol de las Fuerzas Armadas y la seguridad y defensa de lanación de cara a la globalización

Introducción

Evolución del concepto de soberanía y la obligada redefinición de laseguridad y defensa en el mundo.

“El concepto de soberaníadebe ser absolutamente superado. Este es el gran cambio cultural quenecesitamos”. H. Kelsen (Das Problem der Souveränität-1920).

Esta afirmación inicialnos sorprende por su audacia y sobre todo por la fecha en que fue formulada,sin embargo, atiende a la necesidad de flexibilizar la concepción clásica queha servido a lo largo de la historia para justificar los proyectos de hegemoníamás aventurados y las luchas fratricidas más impunes.

Pero ello no es sólohistoria, hoy en 1999 también sucede, toda vez que “sin la superación del dogmade la soberanía de los estados no se podrá plantear nunca seriamente elproblema del pacifismo”. Eligio Resta. (La Violencia Soberana. Soberanía: unprincipio que se derrumba, página 13. Ediciones Paidós Ibérica, S.A. BuenosAires. 1996).

Estamos presenciando comotestigos silentes y pasivos el derrumbamiento de un concepto que se despedaza yreconstituye en nuevos lugares. Una soberanía electrónica, globalizante, sinfronteras nacionales que parece crecer y amenazar la libertad individual.

Durante los últimoscincuenta años y fundamentalmente con el fin de la segunda guerra mundial hemosasistido a la evolución del concepto de soberanía en el mundo.

Este fenómeno quizás hayapasado desapercibido para el común general, para “el pueblo soberano”, sinembargo el cambio que se ha originado en el mundo con la caída del muro deBerlín, y con la evolución  del mundo debipolar en unipolar, y la consecuente transformación hegemónica de los EstadosUnidos como actor fundamental de los acontecimientos internacionales, hacomenzado a inquietar tanto a académicos como a las Fuerzas Armadas del TercerMundo.

Nos preguntamos: ¿cuándoocurrió?, ¿qué pasará con nuestra noción de soberanía? ¿qué sucederá en elpróximo milenio con las identidades, las fronteras y las fuerzas armadas?.

Con esta reflexióninicial quiero dar inicio más que a una clase magistral a un debate sobre tanimportante tema, cual es la: redefinición de las fuerzas armadas y del conceptode seguridad y defensa de cara a la globalización y al derrumbamiento de losconceptos que hasta hoy creíamos inamovibles e imperturbables desde lacomodidad de nuestras escuelas tradicionales de formación del pensamientomilitar.

Evolucióndel concepto:

La soberanía tal y comoha sido definida en su acepción clásica como es un atributo que corresponde alEstado.

Es un poder que no estásujeto a otro poder.

El Estado es soberanocuando no depende política o jurídicamente de otro Estado y además tienederecho a la autodeterminación y la jurisdicción sobre personas y cosas.

La soberanía se expresade dos maneras:

Interna: da derecho alEstado de establecer sin interferencias de ningún otro Estado, la forma degobierno, y organización de sus instituciones.

Externa: se fundamenta enel derecho formal a la igualdad jurídica de los Estados en la comunidadinternacional.

¿Pero es acaso cierto,que en el concierto actual de las relaciones internacionales estos preceptosclásicos se cumplen?.

Si se encuentra vigenteen tanto que “La soberanía de los Estados no puede servir de escudoinexpugnable frente a las graves violaciones de los derechos humanos”.

Los estados no pueden colocarse por encima de la Ley interna niinternacional en materia de derechos humanos, y es esta aceptación la quejustifica y legítima la intervención por dichas causas, y sean estas causas lasque permiten que al amparo de los ejércitos de paz de los organismos internacionalesse lleven a cabo las mismas.

Así comprendemos que el estadoes soberano, pero tampoco pertenece a su jurisdicción interna el Genocidio, laImposición de relaciones de esclavitud, la adopción de medidas racistas deapartheid o deportación en masa de colectivos humanos ya que estos casos seconsideran dentro de la esfera del derecho internacional humanitario y consecuentementeameritan de la intervención de los organismos internacionales.

A)El intervencionismocomo doctrina.

La intervención cada díacreciente de los organismos internacionales en los asuntos internos de los Estados,vulnera el principio de autodeterminación. La intervención no sólo se reduce alconcepto armado de ésta, por el contrario ha adoptado múltiples formas: “el usode medidas económicas, políticas o de cualquier otra índole para  coaccionar a otro Estado a fin de lograr quesubordine el ejercicio de sus derechos soberanos”, y cada día con mayor fuerzase imponen conceptos que van más allá de la simple determinación de un pueblo ala forma de gobierno y de organización de sus instituciones, toda vez que,cuando la forma adoptada atenta contra los derechos humanos fundamentales ocontra los “intereses económicos fundamentales”.

Ahora bien laIntervención más peligrosa sin duda es la Intervención armada, por cuanto estaconstituye la forma de injerencia más extrema y peligrosa en las relaciones internacionales,como señala el catedrático Ernesto Garzón Valdés “lo grave de la intervenciónmilitar no es que sea intervención sino que sea militar”.[1]

Cuando los gobiernoscometen crímenes de lesa humanidad, tales como el Genocidio, la Imposición derelaciones de esclavitud, la adopción de medidas racistas de apartheid odeportación en masa de colectivos humanos, la intervención humanitaria o porrazones humanitarias, no sólo luce
 conveniente sino que en la mayoría de los casos, es solicitada por los Estadosmiembros del sistema. Claros ejemplos por citar sólo los mas recientes: Haití,Somalia Panamá, Kosovo y de mayor actualidad aún Timor Oriental.

Las intervenciones entiempos de bipolaridad  eran menosfrecuentes debido al necesario equilibrio que debía existir entre lassuperpotencias, pero desde 1989, se han multiplicado, los que las coloca en elpéndulo  entre el peligro al fracaso y elriesgo de abusos.

Los autores declaran queel peligro al fracaso está latente en toda intervención aún y cuando esta tengalos objetivos más altruistas del mundo ya que “los pueblos deben ayudarse yliberarse a sí mismos” según opina John Stuart Mill.[2]

 

En cuanto al riesgo deabusos, se hace claro que en un reparto desigual de los poderes en el mundo yla influencia de un solo país  puedehacer que las intervenciones humanitarias se conviertan en una vía fácil paraque los países más poderosos mantengan y acentúen  el control sobre los más débiles sin que alfin y al cabo, se incremente la protección de los derechos humanos. Tal y comoseñala Antonio Remiro “la afirmación de un derecho  de intervención, aún condicionado, tendríasiempre como titulares a los fuertes y como sujetos pasivos a los débiles, porlo que se debe ser rechazado”.[3]

 

De otra parte, a la fechala Intervención en los países en conflicto interno o externo no sólo se realizapor las fuerzas armadas internas de la nación. No actualmente se recurre a lasdenominadas fuerzas multinacionales de paz

 .

B) Las fuerzasmultinacionales de paz.

Desde tiempos inmemorables los ejércitos en el mundo han recurrido asolicitar ayuda a otros ejércitos para lograr sus objetivos, basta conrecordar  las legiones romanas en tantoejército de ocupación, tanto como soldados profesionales altamente entrenados;los caballeros templarios y los cruzados al servicio de los más altos idealesreligiosos; los soldados ingleses que pelearon en nuestra guerra deindependencia, la intervención del ejército norteamericano en la Primera ySegunda guerras mundiales por petición europea, las brigadas neozelandesas enla guerra del Pacífico; los gurkas nepaleses al servicio de su majestad laReina del Reino Unido (que pelearon en las Malvinas, el Golfo y actualmente enTimor Oriental) ejemplos abundan.

Pero de un tiempo a lafecha se ha recurrido con mayor frecuencia a la conformación de fuerzasmultinacionales de paz, cuyo uso de la fuerza es autorizado por el Consejo deSeguridad de las Naciones Unidas (ONU), o por los altos mandos de laOrganización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). Vale decir entonces quelos Organismos internacionales cuentan como en antaño las potencias colonialescon ejércitos de ocupación a su disposición, las cuales están prestas amovilizarse cuando así sea requerido.

Estas denominadasFuerzas, se encuentran compuestas por soldados de los diferentes países queintegran dichas organizaciones, pero evidentemente el predominio numérico,tecnológico, armamentista, de organización, con capacidad de movilización y deintervención en cualquier parte del globo lo ejercen los Estados Unidos.

Ahora bien, también hemossido testigos de intervenciones no humanitarias, sino militares con fines nomuy claros y difíciles de justificar a la comunidad internacional: Haití;Grenada; Panamá; Irak 1991, Afganistán 2002, Irak 2003, en aras de preservar“la paz”, los ejércitos con cascos azules o sin ellos intervienen.

Este nuevo modelo deintervención es sumamente contradictorio, por cuanto en teoría se asume ladefensa internacional militar con fines humanitarios y hasta allí esjustificable, pero resulta que Estados Unidos a través de sus propios análisisy desconociendo las realidades nacionales, actualmente interviene por razoneslegales, y se justifica mediante acciones necesarias para proteger democracias,religiones, grupos y sistemas políticos que deben acoplarse al nuevo ordeninternacional.

Esta sencillamente es unanueva forma de intervencionismo pero circunscrita al ámbito militar, donde ladimensión militar de los Estados Unidos en los conflictos mundiales ylatinoamericanos hace “presumible y sospechosa una nueva doctrina desoberanía”.

Sobre estasintervenciones y el rol de las fuerzas armadas en el desarrollo de lashostilidades una vez superadas éstas es donde centraremos parte de nuestradiscusión.

C)La droga como excusa para la intervención.

A principios de los años90 el Comando Sur de los Estados Unidos se encontraba en plena operatividad enPanamá, en este contexto su comandante para la época el general Fred Woernerdesdibujada la estrategia para América Latina y solicitaba al Congreso norteamericano lo siguiente:

Desplazar el centro degravedad de la acción hasta entonces concentrada en América Central haciaSudamérica.

Con motivo de las crisiseconómicas de la región y fundamentalmente por el narcotráfico y su vinculacióncon movimientos armados, debe realizarse el esfuerzo principal de ataque ydesmantelamiento de los centros productores de droga, la eliminación de losnarcotraficantes y de sus líneas logísticas, hasta tanto pueda reducirse elconsumo en USA.

Reequipar las fuerzas conmateriales más simples y económicos adaptados a los escenarios latinoamericanosde áreas inhóspitas y subdesarrolladas.

Todo lo demás como dicenes historia.

La lucha frontal contrael tráfico de drogas es una tarea sin descanso de todos los paíseslatinoamericanos, tanto los países productores (Colombia-Bolivia-Perú), comolos países de tránsito y tráfico Venezuela, Panamá. Debe reconocerse elesfuerzo en esta materia, más sin embargo, Estados Unidos, de manera unilateralcertifica o descertificar a los estados y con ello aprueba o desapruebacréditos, ayudas,  y pare de contar.

Nuestro paísrecientemente ha sido acusado de “no colaborar”, al no permitir él sobrevuelode los aviones por el espacio aéreo venezolano (operaciones que se veníanhaciendo tradicionalmente y de
manera regular y sin levantar polvaredas, peroel nuevo gobierno mantiene criterios tradicionalistas de soberanía).

El pasado año, como unaforma de aliviar tensiones, permitió nuevamente los sobrevuelos.

Pero cabe preguntarse¿acaso necesitan permiso?, los satélites de reconocimiento y los aviones espíaslo hacen frecuentemente. Se trata únicamente de cortesía diplomática y decolocar a los estados en el tapete internacional por “no colaborar”.

En este contexto derelaciones, podemos observar con mayor frecuencia que la lucha contra la drogano sólo se lleva a cabo por las policías- se involucran a las fuerzas armadasen operativos militares combinados con las fuerzas locales (con personal militarentrenado en los Estados Unidos), lo que necesariamente obliga al reacomodo delos actores.

Estados Unidos haconvertido el problema del narcotráfico en tema de interés hemisférico, éste,es un tema fundamental porque la estrategia de lucha contra el“narcoterrorismo”, ha permitido articular las operaciones conjuntas entreEstados Unidos y un número creciente de países de la región.

El intento de envío denaves de guerra estadounidenses a Colombia (para el rescate de agentes de laCIA secuestrados por la Guerrilla) constituye un claro ejemplo del avance de laintervención armada en estados extranjeros en aras de la “seguridad y defensade la nación americana”, a ello puede sumarse la propuesta de una fuerza armadamultilateral.

Los políticos latinoamericanosdeben trabajar sobre una agenda común para: a) evitar que el narcotráfico seconvierta en el eje central de la articulación de la estrategia norteamericana;b) preparar a la región para hacer frente adecuadamente a otras dimensiones dela emergente “soberanía relativa”; c) redefinir el rol de las fuerzas armadas yde los propios conceptos de Seguridad y Defensa en cada nación latinoamericana.

D) La economía: nuevafuerza de choque.

En este marco conceptual,es la economía y las relaciones económicas entre los estados del SistemaInternacional, las relaciones económicas entre bloques de integración y lasrelaciones económicas entre los pares, las que redefinen los nuevos conceptosde seguridad y defensa.

Puede acaso un paíssobrevivir en el mundo globalizado y tener seguridad alimentaria sin poseervínculos sólidos de comercio con sus vecinos.

No en la nueva aldeaglobal, las relaciones entre países vecinos fronterizos, continentales ylejanos son las relaciones económicas las que determinan dichos parámetros,ejemplos abundan: petróleo, gas, hierro, alimentos y hasta armamento, soninsumos que movilizan y flexibilizan los conceptos de soberanía de los estados.Pensemos sólo por un momento sobre las implicaciones económicas que tendrá lainminente nueva guerra del Golfo.

Por ello afirmo que la economíasustituye en aquellos países que no están en conflicto a las fuerzastradicionales militares de innervación, es la economía la nueva fuerza deintervención y con ella el ablandamiento de los preceptos sobre los cualesdescansa la seguridad y defensa de la Nación.

Conclusiones

¿Hacia dónde apuntan lasfunciones de las fuerzas armadas, en el nuevo marco de la seguridad y defensa continental?

¿Fuerzas policiales regionales o apéndice de las fuerzas multinacionalesde paz?

De acuerdo al análisisrealizado hasta ahora, varios conceptos se insertan dentro de la problemática,a saber, ¿cómo conciliar el concepto de soberanía clásica imperante enLatinoamérica con el concepto de soberanía relativa o de colaboración queirrumpe en el escenario y que modifica el concepto clásico de seguridad y defensa?

¿Cómo se  hace para mantener las estructuras militaresintactas frente a la doctrina de la intervención y a la conformación de lasfuerzas multinacionales de paz?.

Surgen evidentemente máspreguntas que respuestas y la angustia se multiplica, pero veamos: las fuerzas armadas  de las naciones que son objeto deintervención, (cuando son ellas las protagonistas de los sucesos), quedanreducidas de inmediato ante la superioridad tecnológica de las fuerzas deocupación a policías locales bajo la jurisdicción de los comandos unificadosbien de la ONU o de la OTAN.

Pero cuando el combate,el conflicto que se libra cuenta con el apoyo de las fuerzas armadas nacionalesy reciben éstas reciben la “ayuda” de las fuerzas multinacionales, igualmentesu papel activo como garantes de la soberanía y la integridad territorial cesaquedando subordinadas a los mandos de las fuerzas internacionales,  y su misión entonces consiste en reponer elorden subvertido y mantener bajo control a la población civil.

El panorama resultadesolador, al menos desde la óptica militarista latinoamericana.

Ahora bien, creo que elnuevo rol militar en América Latina no puede ser ninguno diferente al rolclásico que ha desempeñado hasta la fecha, por lo que debe seguir siendo partefundamental del poder de la nación.

Pero también es ciertoque debe iniciarse un proceso de reconceptualización en función de las nuevasrealidades estratégicas, respetando las realidades, especificidad yparticularidades de cada región.

Este proceso pasa por laadquisición de toda nueva tecnología militar, debe necesariamente reemplazarlela estrategia de la geopolítica de la frontera (sin incurrir en  excesos) y las hipótesis de guerrainterfronteriza con operaciones conjuntas nacionales por operaciones combinadasregionales, fundamentalmente en contra del narcotráfico.

Igualmente debepromoverse la conformación de una Organización de Defensa Colectiva de América Latina,haciendo uso de una estrategia de la disuasión pasiva con la cual enfrentar sinpelear la doctrina del intervencionismo. Al tener una América Latina fuertepuede generarse un sistema de alianzas como regiones pares y de ningún modobajo condición de subordinación.

Podremos participar comomiembros de las fuerzas multinacionales de paz, pero respetando los principioselementos que parecen haber quedado en el olvido, la autodeterminación y elrespeto a la dignidad humana.

A la luz de laConstitución Nacional de 1999 y ante la ausencia de un Libro Blanco de Defensaque defina de manera clara, objetiva y precisa nuestros conceptos de seguridady defensa, debemos examinar las tendencias latinoamericanas, especialmente,mirar hacia Brasil y Colombia, vecinos y fuente de hostilidad permanenteprecisamente en el área de la seguridad y la defensa, los cuales parecierantener mucho más claros sus objetivos y la forma de alcanzarlos que en nuestroterritorio.

Bibliografía

Roberto Bergatti- EligioResta (Compiladores). “Soberanía: Un principio que se derrumba”. Paidós,Buenos Aires. 1996.

Chomsky, Noam. “Elmiedo a la democracia”. Editorial Crítica, Barcelona. 1992.

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Machillanda, José. “NuevoIntervencionismo. La Desmilitarización en el continente”. Italgráfica,Caracas. 1996.

Brzezinski, Zbigniew. “Elgran tablero mundial. La supremacía estadounidense y sus imperativosgeoestratégicos”. Paidós, Buenos Aires. 1998.


[1] Ernesto Garzón Valdés. “Intervencionismo y paternalismo”. RevistaLatinoamericana de Filosofía, XVI, n 1, marzo de 1998, página 8.

[2] J.Stuar Mill. “A Few Words on NonIntervention” 1859.

[3] Antonio Remiro, “Derecho Internacional”,

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