El Partido de Dios (21 al 28 de julio 2006)

Buena parte de la crisis bélica que amenaza con extenderse a todo el Oriente Medio tiene su origen en un nombre: Hezbollah, un vocablo que traducido al español es El partido de Dios.
Desde hace muchos años, el Departamento de Estado tiene a Hezbollah entre las organizaciones designadas como terroristas. Sin embargo, en Líbano esta agrupación despliega su acción política y social en forma totalmente abierta, lo que le ha granjeado a su líder, el sheik Hassan Nassralah, una enorme popularidad.
Hezbollah, sin embargo, no es el Estado libanés. Por lo tanto, la declaratoria de “guerra abierta” de Nassralah contra Israel (que sí es un Estado internacionalmente reconocido) no debería suscitar más que sonrisas de incredulidad. Sin embargo, los militantes de esta agrupación han demostrado un poder de fuego y una capacidad logística que solamente es comprensible bajo tres escenarios: a) la organización cuenta con el apoyo velado del gobierno libanés, de la misma forma que el régimen talibán cobijaba a Al Qaeda; b) tiene respaldo de otros estados, tales como Siria o Irán, tal y como lo ha señalado Estados Unidos, y c) las dos anteriores.
Lo más probable es que la opción correcta sea la última. Veamos. Al igual que otras agrupaciones como ETA (Patria Vasca y Libertad) o Hamas, Hezbollah tiene un brazo político que le ha permitido sacar provecho de una prolongada actividad proselitista, consistente en labores sociales o caritativas. De manera que cuenta con una bancada de 14 parlamentarios en el congreso libanés, e importante participación en los niveles de gobierno municipal.
Pero Hezbollah también posee un poderoso brazo militar, cuyos miembros se han curtido en los campos de batalla de Líbano desde los años ochentas, esencialmente en tareas de guerra irregular. Los ataques suicidas contra las barracas de soldados de Francia y Estados Unidos por aquellos años fueron atribuidos a miembros de esta organización. Desde entonces, el Partido de Dios cuenta con un grupo élite destinado a este tipo de misiones. La prensa internacional los ha mostrado en actos proselitistas.
La consultora Stratfor ha señalado que el tiempo de paz que sucedió a la desocupación del Líbano por parte de las fuerzas hebreas fue aprovechado por Hezbollah para ganar un mayor piso político, así como también para acumular el armamento que hoy en día utiliza contra Israel. Hablamos no sólo de misiles portátiles de muy corto alcance (40 kilómetros) conocidos como Katiuska sino también de otras piezas con alcance de 150 kilómetros, que perfectamente podrían llegar a Tel Aviv. De los primeros han sido utilizadas unas 800 unidades, mientras que los otros hasta ahora forman parte del abanico de amenazas de Nassralah. Aún así, es muy difícil pensar que todo este poderío de fuego pudo haber pasado desapercibido para el gobierno libanés.
Los misiles disparados hasta ahora sobre suelo israelí han sido fabricados en Siria, según lo han determinado el análisis de los restos de algunas piezas que no estallaron. El gobierno sirio no ha desmentido su respaldo a esta organización, aún después de las recriminaciones formuladas por el presidente estadounidense George W. Bush. El juego, entonces, está muy claro.
Hezbollah, además, goza de una amplia red de financiamiento que se extiende a Latinoamérica. Los servicios de inteligencia de Argentina y Venezuela investigaron los canales para la transferencia de recursos, provenientes de actividades lícitas e ilícitas que se desarrollan en sitios como la Triple Frontera (donde recientemente hubo manifestaciones de apoyo a la organización) así como también en Maicao (Colombia) y el estado Nueva Esparta (Venezuela). En la medida en que el Partido de Dios se inserta en la actividad política “legal”, se facilita el envío de fondos a través de organizaciones de fachada. En Estados Unidos, el servicio de Rentas Internas y el Buró Federal de Investigaciones desmantelaron una red de financiamiento a este grupo que se valía del fraude al cobro de impuestos sobre cigarrillos en dos estados del norte.
Estamos hablando, entonces, de una estructura con amplias ramificaciones que han sobrevivido a estos cuatro años de “guerra mundial contra el terrorismo”. Esto ha sucedido en parte porque Hezbollah es visto como una organización que proyecta su accionar esencialmente en el territorio libanés, olvidando de manera peligrosa que sus agentes fueron responsables del atentado contra la Asociación Mutual Israelí Argentina, hace una década.

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