El peligro que vemos (7 al 15 demayo 2004)

Links de interésLa semana anteriorhabíamos señalado que una cosa es cómo vemos el riesgo y otra lo que ese riesgoes en términos objetivos.   Entreambos a menudo existe una brecha.  Perolo más importante es que solemos tomar nuestras decisiones, y por ende actuar,en función de nuestras percepciones.Tal y como lo señalael profesor Ortwin Renn de la universidad de Stuttgart, “el comportamientohumano es alimentado por las percepciones y no por los ´hechos´ o lo que loscientíficos señalan como riesgos reales”.

Muchos son los factores que contribuyen a modelar laspercepciones sobre el riesgo.  Cuando unhecho conmociona a la sociedad, la gente suele atribuir a los medios decomunicación el mayor peso en la formación de tales opiniones.  Pero ello no es del todo cierto.

Anteriormente, observan los profesores Wahlbert ySjoberg del Centro de Investigación del Riesgo (Estocolmo), la percepción delas amenazas solía llegar a las siguientes generaciones por vía oral, gracias alas enseñanzas de las personas mayores (padres o representantes).  En la actualidad, el desarrollo tecnológicoha hecho posible que los individuos obtengan mayor cantidad de informacionessobre su entorno a través de los medios de comunicación.  Esta situación nos indica que los mediostienen una incidencia, no sólo en este ámbito, sino en cuanto al conocimientogeneral de la realidad.  Pero, comoconcluyen los académicos, “ellos son sólo un factor dentro de muchos”.

“Los medios pueden influir en la percepción generaldel riesgo, pero los juicios personales sobre el riesgo parecen ser muyresistentes a los cambios de esta fuente. La información directa de la gente sobre sus experiencias es un factormucho más fuerte, así como lo es la experiencia propia”, afirman losinvestigadores.

La noción de que hay un riesgo objetivoimplica que las demás acepciones o apellidos que le ponemos al riesgo tienenuna dosis de irrealidad.  Pero ellotampoco es cierto. Si analizamos la primera categoría nos daremos cuenta de quesu expresión generalmente se da a través de números que expresan frecuencias otambién probabilidades.  Por ejemplo:“El riesgo de fallecer a manos del hampa en la capital se incrementa en 40%durante las horas que transcurren entre la noche del viernes y la madrugada delsábado, con respecto a la media del resto de la semana”.  Desde el momento en que nos referimos a unarealidad en términos numéricos estamos acudiendo a una representación, auna abstracción que es el número.  Porlo tanto, la realidad como tal ha quedado atrás.

El profesor Renn ha elaborado una clasificación delos distintos modelos que existen sobre la percepción de los riesgos:  como una amenaza fatal, como destino, comouna prueba de fuerza, como un juego de azar y como un indicador de alertatemprana.  Lo interesante en estetrabajo (que puede ser leído completamente pulsando el hipervínculo ubicado enla parte inferior de este artículo) es que en ninguna de estas categorías semenciona alguna incidencia de los medios de comunicación.  Por el contrario, para este investigador “elcontexto en el que los riesgos son experimentados es más bien lo que determinala percepción del riesgo”.

Links de interés

*Este trabajo de Anders AfWahlberg y Lennart Sjoberg analiza las principales corrientes de pensamiento enrelación a la incidencia de la exposición a los mensajes de los medios decomunicación sobre la percepción del riesgo. Fue hecho inicialmente para el Centro de Investigación del Riesgo,ubicado en Estocolmo, Suecia (En inglés) (Acrobat Reader).

*Ensayo sobre la percepcióndel riesgo del profesor Sjoberg y de Britt-Marie Drotz, traducido al españolpor María Huguet.  El documento originalfue presentado en París en 1994, para una conferencia sobre el riesgorepresentado por las radiaciones nucleares (En español).

*El profesor de la universidadde Stuttgart Ortwin Renn describe en este artículo cinco modelos sobre lapercepción del riesgo en materia ambiental. Las percepciones, indica el académico, tienen una vida propia (Eninglés).

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *