El retorno de la violencia política

En el inicio de nuestrademocracia, la década de los sesenta estuvo signada por un clima de violenciapolítica; es difícil, vislumbrar un análisis imparcial en aquella época, quienactuó con mayor violencia, ya que existieron acusaciones graves y elocuentes departe y parte. Lo cierto es que esa violencia política estuvo caracterizada pordos expresiones resaltantes en las cuales ocurrieron sucesos abominables: laprimera de ellas: El terrorismo que actúo en sus diferentes manifestaciones:Secuestros, asesinatos, detonación de artefactos explosivos, etc., accioneséstas realizadas por organizaciones político-militares que actuaban tanto enlas zonas urbanas, como rurales con probada ayuda de Cuba para derrocar lademocracia y establecer un régimen parecido al que implantó Fidel Castro en laisla del Caribe. La segunda: Por parte del gobierno de aquel entonces dondefueron más que frecuentes las desapariciones y torturas, acciones todas de las cualeshoy en día dudamos que emprendidas por el gobierno, fueran las que ayudaran aconsolidar la democracia y a erradicar en buena parte la violencia política enépocas posteriores.

La lucha armada

Una vez derrocada la dictadura del general Marcos Evangelista Pérez Jiménez el23 de enero de 1958, las fuerzas políticas democráticas hacen pactos paralograr la gobernabilidad, como el Pacto de Punto Fijo. El 7 de diciembre de1958, se convoca a las elecciones que son ganadas por Rómulo Betancourt quientoma como primera medida, restablecer el orden constitucional, convocando unaAsamblea Constituyente que redactó la Constitución que fue promulgada el 23 deenero de 1961. El nuevo gobierno marcó distancia con el gobierno de larepública cubana hasta el punto de participar en el bloqueo continentalliderado por los Estados Unidos, aunado a un discurso del primer mandatario enel Congreso Nacional donde expresó “de no pactar con los comunistas”, todo estoquizás porque vislumbró las ideas expansionistas de Castro apoyadas en aquelentonces por la Unión Soviética.

El año 1962 marcó el inicio formal de la lucha armada con la organización delos frentes guerrilleros, también ocurrieron dos fallidos levantamientosmilitares: El Carupanazo (mayo 62) y El Porteñazo (junio 62) con el claro apoyodel Partido Comunista.

Muchas acciones terroristas conmovieron al país por esos días, desde el seriointento de magnicidio al presidente Rómulo Betancourt en el Paseo Los Próceres,pasando por los asesinatos diarios de policías, secuestros de naves y aeronavescomo el del carguero Anzoátegui, el de un avión DC6 de Avensa que fue obligadoa sobrevolar la ciudad capital para lanzar panfletos y un convair de la mismalínea que fue forzado a sobrevolar Ciudad Bolívar con el mismo fin.

También figuran: el secuestro del futbolista del Real Madrid Alfredo Di Stéfanoy del coronel James Chenault, subjefe de la Misión Militar Norteamericana,entre otros.

Todas estas acciones en aquel entonces contaron con un franco apoyo delgobierno cubano ¿y que más evidencia? que los desembarcos detectados por losorganismos de seguridad de Estado en Machurucuto y Chichiriviche, donde seenvío apoyo de milicianos, armas y municiones para estos enfrentamientosarmados. Paralelamente el gobierno también fue acusado de torturas,desapariciones y asesinatos, entre éstos tenemos “los suicidios” tanto deldirigente comunista José Gregorio Rodríguez quien se arrojó del tercer piso dela Dirección General de Policía (Digepol) y “el ahorcamiento” en los calabozosdel Servicio de Inteligencia de las Fuerzas Armadas (SIFA) del dirigenteFabricio Ojeda.

Un crimen impune

En 1964 durante el gobierno del presidente Raúl Leoni, surgieron nuevos pactosde coalición en lo que se llamó “la ancha base”. Con la nación cansada de estaviolencia política, empiezan a vislumbrase intentos de pacificación alformularse la Ley de Conmutación de Penas para facilitar la incorporación de laizquierda al juego democrático, no obstante, continuaron los hechos deviolencia política que conmovieron la nación, uno de ellos fue la aparición deun cadáver en las playas del Morro de Lecherías el 27 de octubre de 1965, queposteriormente fue identificado como el del profesor Alberto Lovera dirigentedel Partido Comunista y quien había desaparecido unos días antes el 18 deoctubre del mismo año. De este hecho, fue acusada la Digepol y por aquelentonces el diputado del Congreso Nacional por el partido Vanguardia PopularNacionalista José Vicente Rangel hace la denuncia que lo lanzó a la palestrapública y si se quiere fue el arranque de su carrera política, aunque elgobierno por boca del director de la Digepol, Dr. J.J. Patiño, reconoció que elprofesor Lovera fue detenido por esa organización policial, el crimen quedóimpune.

Las cruentas acciones de la extrema izquierda también conmovieron al paíscuando fue secuestrado y asesinado el Dr. Iribarren Borges, presidente delSeguro Social y hermano del ministro de Relaciones Interiores, y asesinado eljefe de Investigaciones y Consultor Jurídico de la Digepol, Dr. Alfredo SeijasNúñez.


LaPacificación

Luego de 1968 y con el advenimiento del Dr. Rafael Caldera a la primeramagistratura, se consolidó la pacificación del país con la incorporación detodos los factores que hacían vida política en el país en las que todas lasideologías, todos los credos y todos los matices conocidos en el universopolítico, sin ningún tipo de trabas ni exclusiones, estuvieron presentes, sereorganiza la policía política o policía de seguridad de Estado, no sólo cambiándolade nombre por el de Dirección de los Servicios de Inteligencia y Prevención(Disip), sino modernizándola en equipos y preparando a sus funcionarios enlabores de inteligencia.

Escasos son los hechos de violencia política que ocurrieron desde aquel entonces,los pocos que sacudieron fueron realizados por pequeñas bandas que operaban enla clandestinidad y sus incursiones se confundían con acciones del hampa común,como el secuestro del industrial Carlos Domínguez, caso totalmente esclarecidopor las policías (PTJ y Disip); y el secuestro de William Frank Niehous, dondedentro de errados procesos investigativos y producto de los interrogatorioshechos por funcionarios de la Disip, muere el 23 de julio de 1976 el dirigentede la Liga Socialista Jorge Rodríguez, detenido en la Disip.

Aunque los funcionarios actuantes señalaron en su defensa que el detenidointentó fugarse mientras lo llevaban a la residencia donde estaba elsecuestrado, este hecho no quedó impune en los tribunales de justicia, losfuncionarios fueron sentenciados a 11 años y 6 meses de presidio. Fuera deestos casos y de pequeñas alteraciones de orden público, muchas de ellasproducidas por disturbios estudiantiles y otras por solicitud dereivindicaciones laborales, la violencia política como tal se había alejado delas páginas de los diarios venezolanos.

El comandante golpista

En la década de los noventa específicamente el 4 de febrero de 1992 ocurre otrohecho que podríamos centrarlo dentro de los inicios de una nueva escalada en laviolencia política del país, en tal sentido, hacemos referencia al fallidointento de golpe de Estado contra el segundo mandato del presidente CarlosAndrés Pérez, en aquel momento, todos los venezolanos creían que estealzamiento era producto del descontento del
27 de febrero de 1989, cuando enVenezuela en una protesta popular masiva, el pueblo se lanzó a la calle y sinninguna motivación política produjo unos días de saqueo y de completa anarquía.

El venezolano común y los organismos de seguridad jamás pensaron que estainsurrección militar podría tener trasfondos políticos, desestimando frases deuno de los militares que comandó la revuelta: el comandante Hugo Chávez Frías,a pesar de que entre sus documentos se encontraron fragmentos como “somos hijosde la tormenta y estamos aquí, porque la revolución nos trajo a todos” o “hesostenido la bandera de la revolución a nombre de muchos hombres y durantemuchos años…” jamás, ningún Venezolano -por nuestra típica ingenuidad- pensóque nuevamente un nuevo tiempo de violencia política, fraguado desde la islacaribeña iba a estar presente en años venideros. El 27 de noviembre de 1992nuevamente ocurre una fallida intentona golpista contra el gobierno delpresidente Pérez y a pesar de que los años siguientes estuvieron envueltos enhechos donde la protagonista fue la política, no se vivió un clima de violenciaque se pudiera considerar preocupante. En 1998 gana las elecciones Hugo Chávez,uno de los militares que lideró el golpe de Estado de 1992 y que fue indultadodurante la segunda presidencia del Dr. Rafael Caldera, su campaña se centró enenfatizar los errores cometidos durante los cuarenta años de la vidademocrática venezolana y hasta de la violencia que impero en ésta, con elcompromiso de hacer una nueva Constitución y cambios profundos en la conduccióndel país. Estas promesas calaron mucho en el electorado de aquel entonces quiencentró sus esperanzas en el comandante golpista, como la persona que produciríalos cambios que sacarían al país de un letargo socio-económico asociado a lospartidos tradicionales.

CírculosVigilantes

Desde los primeros años de gobierno el presidente electocomenzó a “animar” la formación de pequeñas células que denominó “círculosbolivarianos” las cuales amparadas bajo el pretexto del trabajo comunitario,paulatinamente se han ido convirtiendo a la imagen y semejanza de los Comitésde Defensa de la Revolución (CDR) existentes en la isla de Cuba, estos círculoshan actuado como vigilantes y garantes a cualquier precio del proceso que elpresidente Chávez lleva a cabo, convirtiéndose en el primer aparato de choquearmado y dejando a los organismos de seguridad como una segunda fuerza garantede impunidad y de apoyo de estas células, con la finalidad de que laresponsabilidad gubernamental en los ataques represivos quede diluida y se digaque son “acciones del pueblo en apoyo a la Revolución”.

En Venezuela, hemos visto las acciones de estos grupos en muchas oportunidades,quizás la más famosa de sus acciones fue la del 11 de abril de 2002 quetuvieron como resultado los acontecimientos que mantuvieron al presidenteChávez fuera del cargo por dos días.

Producto de esta violencia política hemos tenido cientos de atentados conexplosivos contra instituciones que adversan al régimen, entre ellas: LaIglesia y los medios de comunicación los cuales para cubrir su trabajo ycumplir con el deber de informar, se han visto obligados a salir a la calle encarros no identificados y sus trabajadores (periodistas y camarógrafos)provistos con chalecos antibalas y máscaras antigases, se han convertido en unasuerte de verdaderos corresponsales de guerra. Los resúmenes de prensa señalanque desde marzo de 2002 hasta enero de 2003, 47 personas han sido asesinadas y775 heridas, 449 de ellas por efectos de armas de fuego. Estas cifras superanmucho las víctimas de la violencia política vivida en nuestro pasado reciente ynos señalan sin lugar a dudas que ésta volvió a Venezuela.

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