El secuestro





Antes de entrar concretamente en la materia del SECUESTRO, creo que debemos conocer las bases doctrinarias en las que fundamenta el Banco Mercantil su actitud frente a este tipo de amenaza o delito


Antes de entrar concretamente en la materia del SECUESTRO, creo que debemos conocer las bases doctrinarias en las que fundamenta el Banco Mercantil su actitud frente a este tipo de amenaza o delito.

Para el Banco Mercantil, cualquiera de las tareas que le encomiende a Seguridad, o que ésta realice por su propia iniciativa, debe cumplir con las tres siguientes prioridades:

PROTEGER AL PERSONAL,

PROTEGER LOS BIENES Y

PROTEGER LA IMAGEN.

Todos sabemos que tratar de impedir un ATRACO en pleno desarrollo es muy difícil e implicaría riesgos incalculables.

De allí que nuestro mayor esfuerzo será, fundamentalmente, de carácter PREVENTIVO.

Eso es lo que explica que nuestra consigna a la hora de un atraco en marcha, sea la de NO OPONER RESISTENCIA.

En el caso del SECUESTRO, nuestra primera prioridad, se encuentra seriamente comprometida ya que afecta directamente a alguna persona y normalmente a sus familiares.

Las medidas PREVENTIVAS están contenidas en nuestro Plan de Protección de Ejecutivos, cuyas recomendaciones son aplicables a cualquier persona dentro de la institución, bajo esta amenaza.

No tomar en serio estas recomendaciones, es de por sí un riesgo y quien así procede:

SE EXPONE EL,

EXPONE A SU FAMILIA Y

EXPONE AL BANCO.

Esta conducta puede calificarse de falta como responsabilidad.

Aquel que pasa por la experiencia de un secuestro, adquiere experiencias que tardíamente le hace entender la importancia de cumplir con esas recomendaciones. Generalmente todos confiesan no haberse considerado nunca candidato a esa pesadilla.

Y, si todo sale bien, oír las angustias por las que atravesó su familia, debe convertirlo en un fanático propagandista del cumplimiento de las medidas preventivas.

Y, si analiza las situación en la que puso al Banco, la solución, aun en el caso de que sea favorable, no será suficiente para justificar que su descuido nos haya llevado a ella.

Los secuestros del tipo Niehouse, los Molina, o los de los ganaderos en la frontera, suelen ser de larga duración, elevadas sumas de rescate, y lapsos de incómodas negociaciones.

Los secuestros que afectan al sector bancario, no suelen sobrepasar las 24 HORAS; la oportunidad de negociar es muy reducida, el rescate se hace apropiándose indebidamente de dinero del Banco, para salvar la propia vida o la de algún familiar.

El reducido tiempo en que se desarrollan los acontecimientos, y la presión de los riesgos ante los que está el secuestrado, lo hacen proceder contra su voluntad, deshonestamente, y la difícil tarea de precisar responsabilidades justifica, para las empresas de Seguro, el temor de que alguien se atreva a planear AUTO SECUESTROS.

Es por ello, que los SEGUROS se niegan a pagar los rescates que el funcionario o empleado haya entregado, despojando al Banco de la suma correspondiente; salvo que el Banco denuncie al secuestrado por Apropiación Indebida.

Todos reconocemos la situación del secuestrado bajo amenazas, que se toma esa iniciativa, justificándola él, en la necesidad de darle protección a su familia y/o de salvar su propia vida. Nadie puede negar que suele tratarse de momentos de desesperación.

Los bancos, por su parte, deben saber mantener un equilibrio entre la máxima severidad, que alejaría las posibilidades del auto secuestro, y la máxima lenidad con la que estimularía a estos aventureros.

Las características de cada caso varían y justifican su propia manera de tratarlo. Las investigaciones posteriores se harán en base a las hipótesis más factibles. La verdad suele emanar, y las responsabilidades quedan luego aclaradas. Pero hay una responsabilidad que nos debe resultar ineludible, la de respetar las recomendaciones que se dan para evitarse esta situación; evitársela a la familia y evitársela al Banco.


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