En defensa propia (31 de enero al 7 de febrero 2003)

 

La organización para la defensa de losintereses comunes responde a una tendencia natural en el ser humano.  De aquí surge el precepto según el cual “enla unión está la fuerza”.  Los riesgosexternos harán sucumbir con mayor facilidad a un ser solitario que a un grupode personas puestas de acuerdo para preservar su integridad.

 

Una de las razones de la existencia del Estadomoderno tiene que ver con la preservación del llamado “monopolio de la fuerza”:  el ejercicio de la violencia regulada por unestricto marco legal.  Esta atribuciónla confieren los individuos al Estado para que éste organice a lasinstituciones que sean necesarias para su conservación, entre ellas a lasfuerzas armadas.

 

Algunas constituciones excluyen la posibilidadde que los particulares adquieran y posean armas de guerra, en el entendido deque tal potestad debe ser exclusiva de las instituciones militares.  En los Estados Unidos, en cambio, la SegundaEnmienda vigente desde finales del siglo 18 establece que “no se violará elderecho del pueblo a poseer y portar armas”. Lo  que ninguna legislación puedecoartar es el derecho a defenderse.

 

Si el Estado carece de la presencia necesariapara ejercer el monopolio de la fuerza, las comunidades locales padecen unasensación de indefensión que las obliga a tomar medidas inmediatas. De locontrario quedarán al acecho de los antisociales, quienes generalmente llevanun paso adelante en la organización de sus estructuras. Así ocurrió con elsurgimiento de la mafia en el sur de Italia, a finales del siglo 19.

 

En las américas se ha reportado el surgimientode grupos de autodefensa en México, Guatemala, Colombia  y Venezuela.  En todos estos países justifican su permanencia en virtud de la necesidadde repeler las agresiones externas.  EnEstados Unidos, en cambio, las milicias aparecen como una reivindicación de lolocal frente al gobierno central.

 

“El Estado colombiano y sus Fuerzas Armadas –recuerda la páginaelectrónica de los paramilitares neogranadinos- ofrecían seguridad y protecciónprioritaria a la oligarquía, dejando abandonada a su suerte a la clase media denuestro país, a la cual sólo le quedó la opción de defenderse con sus propiosrecursos. En tales circunstancias nacen las Autodefensas colombianas”.

 

Un factor común en todos los casos es la percepción de que los estadosson incompetentes para preservar los bienes y la integridad de laspersonas.  En el caso colombiano, losgrupos de autodefensa surgieron esencialmente por iniciativa de los ganaderosdel Magdalena Medio, pero con el apoyo de unidades del Ejército que vieron entales estructuras la posibilidad de hacer los “trabajos sucios” que losmilitares activos no podían llevar a cabo en sana ley.

 

En Venezuela, la prensa ha reportado la conformación de pequeñasmilicias, pero de características diversas. Mientras en que las zonas periféricas el objetivo principal sería ladefensa ante los embates de la guerrilla colombiana, en las ciudades hay unproceso organizativo que busca repeler eventuales ataques por parte desaqueadores o bandas armadas, que actuarían en situaciones de conmociónpolítica.

 

Todo esto solamente habla de la disolución del poder estatal, y de laescasa confianza que inspira en los individuos el accionar de las fuerzaspoliciales y militares.  En talessituaciones, el rescate de la institucionalidad pasa por la recomposición delas entidades encargadas de ejercer el monopolio de la fuerza.  Solo así podrán ganar nuevamente elreconocimiento social.

 

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