Además de una excelente compañía, los perros son animales domésticos a los que el hombre le ha descubierto numerosas utilidades a lo largo de la historia. La primera fue la protección de la integridad física, y esto pasa por la transformación del animal en un arma.
Desde tiempos ancestrales, «el mejor amigo del hombre» fue utilizado para la defensa propia y la destrucción del enemigo. En las ruinas de la antigua Pompeya podía leerse: «Cave canem», o cuidado con el perro. Grandes combatientes como Atila El Huno y Alejandro Magno llevaban manadas caninas entre sus tropas. En algunos casos, los equipaban con cuchillas y púas al cuello. Al correr entre las filas enemigas cortaban las patas de los caballos.
Vasijas egipcias con antigüedad de siete siglos antes de Cristo dan cuenta de la utilización de perros para la caza de otros animales con los que serían alimentadas las tropas. En la conquista de México y Perú, los españoles utilizaron perros en contra de las tribus aborígenes.
La primera escuela de perros con fines militares fue conocida con el nombre de Lechernich por el lugar donde fue fundada, en 1884. Los animales eran entrenados para complementar al ejército prusiano en labores tales como la orientación de las tropas y el envío de mensajes a través de las filas enemigas. También les fue asignada la función de trasladar los equipos de primeros auxilios en el campo de batalla.
De allí salió el primer manual para la educación canina. Este documento se convirtió en referencia para el ejército estadounidense, luego de traducirlo a principios del siglo pasado. Allí se señala la importancia de que los perros sean adiestrados por una sola persona, responsable además de velar por el bienestar de cada animal.
La eficiencia de un perro, indica el manual de la Escuela Lechernich, depende en mucho de la escogencia de sus cuidadores y de la instrucción que reciban. «Un tratamiento descuidado disminuirá la eficiencia del animal, también debe darse atención especial a sus patas, y si es necesario a su limpieza y secado», añade el texto.
Con el pasar de los años, las utilidades del perro han sido sistematizadas tomando en cuenta factores como la raza, la resistencia y el medio ambiente. Los perros entrenados, o K-9, son vitales en la detección de drogas y explosivos, minas antipersonales y ladrones. El 11 de septiembre del 2001, los K-9 no solo ayudaron a ciegos a preservar la vida dentro de las Torres Gemelas. También fueron de gran importancia para ubicar a los sobrevivientes de la catástrofe.
En todos los casos, la documentación especializada hace énfasis en que la eficiencia de los perros entrenados depende en mucho de la empatía que desarrollen con la persona que los utilice. Hacen, por lo tanto, un trabajo en equipo.
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