La hambruna: una vieja amenaza

La hambruna: una vieja amenaza
¿Qué está pasando en el mundo? Si bien es cierto que hoy la agricultura mundial puede satisfacer las necesidades alimentarías de la humanidad, el fantasma del hambre avanza de forma imparable. Tal paradoja solo se podría explicar en que ello no se debe a la escasez de alimentos, sino a una estructura de exceso de ofertas que atenta contra la seguridad alimentaría y las agriculturas en cada nación.
¿Cuántas regiones en el mundo son duramente golpeadas por la muerte y la inanición? Regiones como África subsahariana, el Sur de Asia, el altiplano de América del Sur, o países como Haití, Etiopía, Ruanda y Filipinas. Un drama común, a manera de ejemplo, sería el del niño Miguel Lino de dos años, quien murió de hambre. Si bien el reporte médico señala que el deceso de Miguel ocurrió a causa de una bronconeumonía, lo real es que la desnutrición tan severa que tenía posibilitó que un simple resfrío lo matara.
El nombre del ejemplo es ficticio, pero el hecho es real. A diario mueren cientos de seres humanos por hambre en diversas partes del mundo. Pero pongamos mucha atención, ya que hoy el hambre y las privaciones ya no se limitan exclusivamente a los llamados países del tercer mundo. De agudizarse la actual crisis económica, esto podría llevarnos a un proceso de empobrecimiento mundial.
Claro está que, como siempre, los más pobres serán las primeras victimas, pero se sumarán cientos de miles más que se verán empobrecidos por ese fenómeno económico. Producto de ello, todo se alterará, el desempleo crecerá, la desintegración familiar se multiplicará.
¿Cuántos profetas a través de la historia, afirmaron que el mundo caminaba hacia una época en que la hambruna se extendería por numerosas regiones del planeta, y no pasaba nada? Sin embargo, lo dicho por el propio Secretario General de las Naciones Unidas, Ban Ki Moon, nos debería llevar a una profunda reflexión, sobre todo a los que tienen la responsabilidad de conducir los destinos de un país.
Ki Moon señaló meses atrás que la dramática escalada del precio de los alimentos ¨expone al mundo a la hambruna generalizada¨ y a tensiones sociales en una escalada sin precedentes. La ONU señala que los precios de alimentos básicos para el consumo humano, como el arroz, los cereales, el aceite y el azúcar están hoy 50% más caros que el año pasado. Además el trigo, la materia prima del harina, aumentó 130%, lo que ha generado definitivamente inflación en mayor o menor grado en los países que necesitan importarlos.
El por qué está sucediendo esto, se debe a varios factores como: los fenómenos climáticos producto del calentamiento global, el alza del precio del petróleo y de los fertilizantes, hoy hay menos campos de cultivos dedicados a los productos alimenticios, además de una cada vez más frecuente demanda de alimentos en China e India.
En este panorama, se está produciendo una situación incierta a mediano plazo para los países más pobres. Por ello, el presidente del Fondo Monetario, Dominique Strauss, también nos advierte que de seguir agravándose esta situación podría derivar en una desestabilización de muchos Gobiernos.
Lo dicho por estas dos importantes personalidades, debe ser tomado en cuenta por los Gobiernos para buscar alternativas, ya que es muy peligroso que el hambre amenace a parte de la humanidad, más aún cuando la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), anunció la cereza de la torta: ya habrá 15 millones de indigente adicionales a consecuencia de estas alzas.
En mi opinión, los Gobiernos deberían estar buscando alimentos sustitutos para los productos que se sigan encareciendo y trabajar a la par toda una estrategia para cambiar los hábitos de consumo de la población, se debe consumir más lo que produce cada país.
Finalmente, este es un tema de seguridad ya que de producirse una hambruna como lo están advirtiendo, el caos, la violencia y el delito serán fenómenos imparables.
Definitivamente, para responder este gran desafío será preciso enfocar sus numerosos aspectos, así como las verdaderas causas, ya que si hay algo que denigra a nuestra condición de humanos es que exista el hambre y ello recae, sobre todo, en aquellos que teniendo el poder contemplan impasibles este drama.

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