Hablar de los tiempos violentos que nos tocan vivir se ha tornado común. Es el principal tema de periódicos, radios, programas de TV, charlasde café y sobremesa.
La razón de este repentino interés se debe a que se a transformado enuna prioridad, entendida en el simple y morboso sentido de que es un asunto devida o muerte. La frase “más valeprevenir que lamentar” cobra aquí un importantísimo valor.
Ahora la pregunta que se desprende a continuación es fácil de anticipar:¿cómo hacer para prevenir estos infortunios del destino? La respuesta es aún mássencilla: No se puede, ni existe una bola de cristal capaz de hacerlo.
La única solución posible es la de prepararse uno mismo para enfrentaresta dramática situación en caso de que el destino nos tenga reservada esta nomuy grata sorpresa a la vuelta de la esquina.
Prepararse no solo físicamente sino también mentalmente. ¡Allí está laclave! La mayoría de las personasprefiere pensar que jamás será víctima de este tipo de siniestro.
Y cuando son blancos de este tipo de actos (robos, asaltos, violaciones,secuestros, golpizas indiscriminadas, etc.) su mente no puede tolerar niconcebir lo sucedido y luego de esto enferman psicológicamente, traumatizándosepara el resto de sus vidas y creando fobias de las cuales jamás podránliberarse.
El mejor camino posible para evitar lo anteriormente expuesto es elsiguiente:
Primero se debe aceptar la realidad actual en la que se vive y no negarla posibilidad de que “algún día pueda tocarme a mí”. Luego de haber aceptado ycomprendido este importantísimo punto estaremos en condiciones de hacerlefrente mentalmente. Llegado a este punto es necesario que el lector reflexioney tome conciencia de que la mayoría de las muertes que se produce durante elaccionar delictivo se debe en gran parte a que las víctimas entran en un estadotan grande de pánico o shock , que lo único que logran es hacer que eldelincuente se violente o se ponga más nervioso ocasionando el fatal desenlace.
La preparación mental es una parte fundamental en estos tiempos quecorren, no obstante no se debe caer en el absurdo de juzgar nuestro consejocomo superficial o en un tono burlón creer que le estamos instando a que adopteuna actitud combativa o defensiva todo el tiempo transformándole en una especiede sujeto tenso que ve enemigos en todas partes. Muy por el contrario solamentedeseamos que el lector abra sus ojos a la realidad de la cual forma parte.
La práctica de las artes marciales contribuye a generar en quienes lopractican un sentimiento de seguridad, al brindarles al mismo tiempo un entrenamiento mental y físico. No esnuestra intención argumentar en el presente escrito que gracias alentrenamiento de las artes marciales podrá salir airoso de estas situaciones devida o muerte, pero al menos contará con las herramientas técnicas y lasposibilidades para tomar una decisión llegado el momento.
La realidad es que no podemos evitar la violencia existente, ni podemoshuir de ella negándola o ignorándola. Debemoseducar a nuestros hijos en la prevención, enseñarles a evitar los riesgosinnecesarios y los sitios peligrosos, debemos educar a nuestra sociedad desobre la necesidad urgente de hacer algo al respecto y para finalizar debemosauto educarnos preparándonos lo mejor posible para aceptar y hacer frente anuestra actual situación: mental, anímica y físicamente.
La policía comunitaria y cualquier otro organismo de control y seguridadnunca están de más, infórmese, ocúpese de su protección y de la de los suyos.Las artes marciales son una buena elección en estos tiempos difíciles, leayudarán a mantener la calma y encontrar un equilibrio en medio del caos. Estees mi consejo, espero haberle permitido reflexionar un poco.