La inteligencia de las faldas
En contraste con bien preparadas espías como Mata Hari, Virginia Hall o Elizabeth Bentley, que espiaron para alemanes, americanos y rusos, en Colombia una estudiante de comunicación social y vendedora de seguros, sin título profesional ni distinción académica, con la inexplicable recomendación de un alto militar, logró infiltrar el curso élite de quienes comandan la estrategia de guerra del país. Marilú Ramírez, conocida entre la guerrilla como la ‘compañera de graduación’, miembro de las redes urbanas de las Farc, recibió durante 10 meses, por cuenta de su exitosa infiltración, la misma formación que reciben nuestros generales, departió con ellos e hizo registros fotográficos de zonas estratégicas.
En el Curso Integral de Defensa Nacional (Cidenal) se tratan temas de estrategia militar y política, asuntos económicos y otros de gran interés nacional. A él acuden quienes serán llamados a ser brigadieres generales o contraalmirantes, miembros destacados de la sociedad civil e importantes conferencistas. Y en su seno se discuten, en la intimidad de tan selecto grupo, asuntos muy sensibles de la realidad nacional como, por ejemplo, las políticas para combatir la guerrilla. Es inverosímil que una persona de las precarias condiciones profesionales de Marilú hubiera logrado esta distinción. Y más aún, que por la recomendación de un alto oficial (cuyo nombre aún no han revelado las FF. MM.), los encargados del proceso de selección hicieran caso omiso de indispensables verificaciones, incurriendo en laxitudes que facilitaron la infiltración.
Cabe recordar el carro bomba del año pasado en la Universidad Militar, a pocos metros de donde el Comandante del Ejército dictaba una conferencia, o la información sobre reuniones ultrasecretas de la llamada Sala de Guerra que aparecieron en el computador del jefe guerrillero Carlos Losada. No es, además, la primera vez que un par de faldas infiltran penosamente a las FF. MM.
El caso es aún más alarmante porque revela las bien urdidas tácticas de las Farc para conocer en profundidad y de antemano las movidas y el modo de pensar de las Fuerzas Militares. Si esto pasa al nivel del Cidenal, ¿qué puede ocurrir en cursos menos selectivos pero de contenido sensible? Este caso refuerza la necesidad de revisar en profundidad el modus operandi de los sistemas de inteligencia y contrainteligencia de las Fuerzas Armadas. El que se hubiera detectado quién era Marilú Ramírez indica que, mal que bien, los sistemas funcionaron. Pero que una infiltrada de las Farc hubiera llegado a donde llegó debe disparar todas las alarmas. Y propiciar todas las medidas para que no se repitan estos insólitos descalabros.
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Redactor de EL TIEMPO.