Las actuales guerras del Mossad: Irán, Hezbollah y CIA (cuarta parte)

Las actuales guerras del Mossad: Irán, Hezbollah y CIA
(Cuarta Parte)
Dr. Ramiro Anzit Guerrero*
LA INTERVENCION DEL MOSSAD EN IRAK
En julio del 2005, un alto responsable de la defensa iraquí reveló que Israel organizó varios atentados en Irak, bajo la protección de grupos islamistas wahabitas y salafies. Agentes del Mossad infiltrados habrían orquestado atentados con bombas contra objetivos civiles y embajadas, así como el asesinato del embajador egipcio, a la vez que se infiltraron durante el gobierno de Iyad Allawi, por medio del ex Ministro de Defensa Hazem Shaalan y el ex Ministro de Interior Fallah Nagib. También colocaron baathistas en los servicios de información iraquíes, de seguridad y en puestos financieros. Después del asesinato de miles de científicos y universitarios iraquíes desde el principio de la guerra, Israel se propone así debilitar a Irak y elevar el descontento popular a la vez contra la Resistencia y contra la dirigencia shiíta.
Israel desempeñó un papel importante en la batalla por la ciudad de Fallujah, a pesar de la preocupación norteamericana de ocultar este hecho. La muerte de un funcionario israelí en Fallujah reveló la existencia de un gran número de funcionarios, de francotiradores y de militares israelíes en Irak. Sobre la base de las estadísticas de la prensa israelí, Israel no tendría más de 1000 funcionarios y soldados dispersados en las unidades norteamericanas que operan en Irak. Además hay 37 rabinos entre las tropas estadounidenses, lo que lleva a creer que el número real debe ser superior, por la relación entre religiosos y tropa.
El diario Ha’aretz admitió que muchos ocultan su identidad judía. Actualmente, hay una campaña de contratación y reclutamiento que coincide con la escalada de las operaciones en Irak. Una de estas campañas, la del rabino Irving Elson, que en su último discurso dado en Nueva York incitó a que haya más rabinos que fueran a combatir, y les fomentó a incorporarse en las fuerzas estadounidenses. Además otro rabino emitió un dictamen que establece que los que mueran en Fallujah serán «mártires». Estados Unidos tiene necesidad de la experiencia de los israelíes para administrar los enfrentamientos en las ciudades iraquíes, dado que dos generaciones de sus fuerzas armadas carecen de esta experiencia desde la guerra de Vietnam. No obstante el papel israelí no es ni técnico, ni complementario a nivel norteamericano. Más bien, se trata de una parte de la visión establecida por sus dirigentes políticos y militares antes del lanzamiento de la guerra, y cuyo objetivo es destruir todo papel regional para Irak, y de eliminar toda amenaza futura que pueda representar este país para Israel.
Gracias a distintos títulos de prensa, lo más importante del plan israelí en Irak pasó a ser publico, siendo la revelación más importante las operaciones del Mossad para establecer redes en el Norte y el Sur, la eliminación de los científicos iraquíes y la intensificación de la compra de bienes inmuebles, propiedad y terrenos al norte, especialmente en Arbil, Kirkuk y Mosul.
Esta situación tendría relación con el anterior proyecto puesto en marcha diez años antes de la caída de Bagdad, mediante los turcos judíos. Israel anima a los dirigentes kurdos a separarse de Bagdad para administrar su región, pero al mismo tiempo, Israel quiere que los kurdos desempeñen un papel pivote en el Irak de posguerra, debido a las relaciones históricas que estableció con los kurdos. Probablemente, Israel avanzó en el desarrollo del plan anunciado por el Ministro de Infraestructura, Joseph Paritzky, encaminado a instalar tuberías para traer el petróleo de Irak a Israel, pasando por Jordania. Un informe de la seguridad turca publicado recientemente por Jumhuriyet confirmó las tentativas de Israel de activar la línea hacia Haïfa lo más rápidamente posible. Pero según este informe, los Israelíes creen que las fuerzas americanas son incapaces de imponer seguridad y estabilizar en Irak.
Esto perjudica a los israelíes que deben desarrollar sus propios canales con los poderes locales, comenzando por el punto pivote en el norte, y avanzando en el plan de puesta en práctica, que habían preparado mucho antes de la caída del antiguo régimen. Sin embargo, evitan ahora una confrontación con Turquía, que se preocupa por su extensión en el Norte. En este espíritu, Israel incita a los judíos iraquíes a ser un puente para organizar las relaciones con el nuevo Gobierno y en particular, intensificar las iniciativas comerciales con Irak vía Jordania. Israel desea también tener algo que decir sobre el destino de Irak, mediante su influencia indirecta en la cumbre de Sharm El-Sheikh, lo que puso furioso a la vez a Siria y Turquía. Este rol, extenso e inesperado, del papel de Israel en distintos ámbitos de Irak, confirma que Israel es el principal beneficiario de la guerra, así como el primer beneficiario de la escalada norteamericana con respecto a Irán, por lo que se refiere al expediente nuclear.
Irak no es Rusia, e Irán no es China, y no representan pues ninguna amenaza para los Estados Unidos, sino representan ambos una amenaza para el estado de Israel. En conclusión, se puede decir que los partidarios del Likud, que controlan los puestos ejecutivos en los EE.UU, están utilizando la campaña de Bush contra el terrorismo como una cobertura para realizar los objetivos de Israel en Irak. Por lo tanto, el objetivo de la batalla de Fallujah es romper la columna vertebral de la resistencia y abrir la vía a la terminación del plan israelí.
Un alto funcionario iraquí no descartó la pista del Mossad sobre los dos diplomáticos argelinos secuestrados en Bagdad por un comando armado en pleno barrio El-Mansour, un acontecimiento que causa estupor en Argelia y hunde en el pavor al cuerpo diplomático árabe en un país donde el caos es aprovechado por grupos incontrolables. El encargado de negocios argelino, Ali Belaroussi, 62 años, casado y padre de cuatro niños, así como el agregado diplomático Azzedine Belkadi, 47 años, soltero, fueron secuestrados en compañía de su conductor cerca del restaurante Al-Sa’ en el barrio El-Mansour, en el oeste de la capital. El secuestro tuvo lugar a 100 metros de la residencia del embajador. Los dos hombres habían dejado la sede de la embajada para ir a un almuerzo ofrecido, como cada jueves por el Sr. Belaroussi en su residencia. Los dos diplomáticos debían reunirse con otros tres colegas. Belkadi había llegado la misma víspera a Bagdad e inmediatamente, Belaroussi tomó la iniciativa de familiarizarlo con las prácticas de la pequeña comunidad diplomática. El coche del Sr. Belaroussi, un Cruiser de color blanco, fue inmovilizado entre otros dos coches, cinco hombres armados salieron de los dos vehículos y luego los llevaron a la fuerza a cada uno en un coche distinto, a su vez los dos vehículos de los raptores fueron en dos direcciones diferentes.
El personal de la representación diplomática argelina tenía la práctica de tomar la calle donde tuvo lugar el rapto, tanto a pie como en coche de servicio, con el emblema nacional bien en evidencia colocado sobre los indicadores. El-Mansour, barrio residencial y diplomático, constituye con la zona verde donde se encuentra la sede de la embajada norteamericana, los lugares mejor protegidos de la capital iraquí. Las fuerzas norteamericanas e iraquíes patrullan permanentemente, mientras que se instalaron también algunos puestos fijos de la policía en los cruces neurálgicos del barrio. Es sin embargo casi imposible perpetrar un ataque o una retirada sin correr el riesgo de chocarse con estas fuerzas cuyo número se reforzó estas últimas semanas, en particular, desde el recrudecimiento de los ataques contra las representaciones diplomáticas. Los raptores, según todos los indicios tenían cómplices ya que la operación pareció ser preparada cuidadosamente y minuciosamente realizada por hombres bien preparados e informados. Habida cuenta de su manera de actuar, de la rapidez del acto, y de la manera con la cual emboscaron a los dos diplomáticos, los raptores tenían el aire de saber con una precisión de comandos especiales en el proceder.
Este secuestro suscitó el estupor en Argelia y despertó numerosos interrogantes que se producen en un clima de ataques repetidos contra los representantes de los cuerpos diplomáticos. Recientemente, el más alto representante de Bahrein en Irak y el embajador de Pakistán en este país habían sido victima de ataques. El primero fue herido ligeramente, el segundo había salido indemne mientras que el 7 de julio, fue asesinado el encargado de negocios egipcio Ihab Echarif, el más alto representante de Egipto en Irak. Pero a pesar de lo anterior es significativo que se haya podido tomar como rehenes a diplomáticos argelinos, mientras que Argelia, que no se implica en el conflicto iraquí, goza de un gran respeto por parte del pueblo iraquí, sin distinción de confesiones.
Las relaciones históricas privilegiadas entre Argelia e Irak, datan de la guerra de liberación, y las posiciones argelinas contra el empleo en Irak por las fuerzas norteamericanas así como sus posiciones en favor de la causa palestina hacían de los nacionales argelinos personas casi intocables y, por añadidura, no representando ningún interés para los raptores si estos últimos se encontrarían en las filas de la resistencia. Pero este privilegio no parece haber resguardado a los diplomáticos argelinos que garantizaban una «presencia simbólica» habida cuenta de su calidad de agregados administrativos, en particular, para el seguimiento de las necesidades administrativas de la pequeña comunidad argelina aún presente en Irak, según el Ministerio de Asuntos Exteriores que estableció en la zona un comité de crisis.
Este rapto se produce también en el momento en que el Consejo de Seguridad de la ONU abrió un debate sobre la situación de Oriente Medio, por solicitud de la Liga Árabe y a pedido de Argelia, para la adopción de una Resolución que exigía el desmantelamiento del muro de separación creada por Israel en Cisjordania.
LAS OPERACIONES DEL MOSSAD EN EL KURDISTAN
La vieja cooperación entre israelíes y kurdos fue reactivada después de la guerra que expulsó a Saddam Hussein del poder en Bagdad en el año 2003. Esta cooperación secreta entre israelíes y kurdos de Irak ha sufrido una disminución estos últimos meses, debido a la influencia de Washington. Después de la designación del dirigente kurdo Jalal Talabani a la Presidencia de la República de Irak en la primavera 2005, un conflicto de intereses apareció entre los dos aliados. Para no ser criticado por los shiítas y los sunnitas, Talabani, nuevo jefe del Estado, no podía dejar desarrollar más relaciones condenadas por la inmensa mayoría de los iraquíes.
Una parte de los agentes israelíes habría dejado el norte de Irak. No seguiría siendo más que un centenar, y los hombres de negocios israelíes ya no actúan prácticamente más que mediante intermediarios kurdos o jordanos. El conflicto con todo había ayudado a estrechar la asociación entre el Mossad y los responsables kurdos, aliados de treinta años contra el régimen nacionalista de Bagdad. Para Israel, se trataba de proyectar las aspiraciones federales de los kurdos y de contener la influencia iraní en Irak. Después de las hostilidades, los israelíes, impacientes de ver probablemente millares de peregrinos iraníes penetrar en Irak, intentaron en vano convencer a los estadounidenses de cerrar la frontera iraco-iraní según palabras declaradas al diario Le Fígaro por Patrick Clawson, director adjunto del Institute Near East Policy de Washington.
Pero los Estados Unidos, preocupados por no dirigir a sus aliados shiítas iraquíes, hicieron oídos sordos. Los Israelíes, constatando que sus aliados estadounidenses no dominaban el terreno, entonces decidieron tomar la cuestión en sus manos. Erbil y Souleymanieh, instructores israelíes, disfrazados a menudo de hombres de negocios, fueron encargados de mejorar la formación de los milicianos kurdos. A principios de 2004, aproximadamente 1200 agentes del Mossad o de la inteligencia militar israelí operaban en Kurdistán, según estimaciones militares francesas. Su misión: Crear fuertes comandos kurdos en un número considerable para combatir las milicias shiítas, con dirección de Teherán, en el sur de Irak, en particular, las del líder Moqtada al-Sadr.
Massoud Barzani, del Partido democrático del Kurdistán, considera que una relación con Israel «no es un crimen, puesto que la mayoría de los países árabes comparten información con el Estado hebreo. Siempre, las montañas del Kurdistán fueron un nido de espías». La presencia de mucha población en esta región, autónoma desde 1991, permite a los israelíes reclutar agentes que infiltrarán otras organizaciones. En la actualidad, la prioridad kurda de infiltrar al nuevo ejército iraquí, dirigido en adelante por uno de ellos, puede servir a los intereses israelíes. Al combinarse con los kurdos de Irak, el Estado hebreo reforzó su vigilancia sobre Irán y Siria, sus dos grandes enemigos en Oriente Medio. Pero el activismo israelí terminó por molestar a Washington, «Se recibe una fuerte presión por parte de Washington para que decidamos nuestras maniobras con los Kurdos», declaró un israelí enviado a Erbil bajo una cobertura universitaria. Es así como los norteamericanos no están ya de acuerdo con los planes israelíes. Washington no desea tolerar más una presencia no del todo clara para sus intereses.
Seymour Hersh, periodista del New Yorker, afirma también que agentes israelíes entrenan comandos kurdos en el Kurdistán iraquí e hicieron incluso incursiones en Irán alrededor de instalaciones nucleares, debido a que los servicios de información israelíes establecieron que combatientes extranjeros ayudaban a los insurrectos en Irak con el apoyo de los servicios secretos iraníes. Los Israelíes habían aconsejado enérgicamente a los Estados Unidos cerrar la frontera entre Irak e Irán, a cualquier precio. A partir del otoño 2003, los israelíes pudieron constatar que se había ignorado sus consejos y advertencias y que la guerra de los estadounidenses contra los insurrectos eran fracasos sucesivos. Varios responsables en Europa, Oriente Medio y los Estados Unidos le confiaron en varias entrevistas a Hersh que al final del año 2003 Israel había llegado a la conclusión que la administración Bush no sería capaz de aportar estabilidad y democracia en Irak.
Israel necesitaba otras opciones. Agentes israelíes y militares trabajan ahora discretamente en el Kurdistán iraquí, entrenando unidades de comandos kurdos. Más importante aún para Israel es que estos pueden infiltrarse en las regiones kurdas en Irán y Siria. Miembros del Mossad que se hacen pasar para hombres de negocios operan también en esta región lo que permite que al combinarse con los kurdos, Israel tenga ojos y oídos en Irán, Irak, Siria e inclusive Turquía. Según la investigación de Seymour Hersh, «los agentes israelíes, acompañados de comandos kurdos, pudieron cruzar la frontera entre Irak e Irán para colocar explosivos y otros aparatos sensibles cerca de instalaciones nucleares iraníes señaladas como sospechosas». Esta situación no irrita aun al vecino turco, impaciente de las operaciones israelíes en el norte de Irak, que podrían tener como consecuencia, fomentar las ambiciones de los kurdos de crear un Estado independiente, incluyendo parte del territorio de Turquía, Siria, Irak e Irán.
LA CRISIS ISRAELI DENTRO DE LA LOGICA INTERNA DE EE.UU.
La crisis actual israelí se comprende dentro de la lógica de la crisis interna de EE.UU. Esta situación se refiere a las estructuras mismas de la dirección israelí. Se trata de una crisis mayor precisamente debido al factor interno, como la guerra en Irak que es una crisis de Washington por las fracturas y oposiciones que hacen al establecimiento de un Imperio. En este sentido, el poder civil es similar en Tel Aviv y Washington. Olmert, presidente de Israel, está en una posición de debilidad porque no tiene ningún pasado político destacado, y sobre todo nada de este pasado tiene elementos de peso en lo militar que permita en caso de necesidad en tiempo de crisis, el establecimiento de una autoridad hipermilitarizada en una situación de conflicto bélico. Esta posición de debilidad somete a Olmert a todas las influencias externas e internas como la fuerza de Netanyahu (el Presidente del Likud y enlace en Israel con los neocons de Washington) que es preponderante hoy en Tel Aviv.
Las posturas extremistas triunfan debido a la debilidad estupefaciente del mundo político israelí y la ausencia total de un pensamiento original, fuera del molde conformista. El Tsahal (FF.AA. israelíes) tiene una posición diferente a la del Pentágono en Washington. Su estatuto, su posición de fuerza en el sistema dependen de las campañas militares, al contrario del Pentágono que basa su poder en un despliegue expansionista ya establecido (red de bases, flotas, etc.) y que odia las aventuras demasiado aventuradas como el caso de Irak.
De esta manera también la posición particular del Mossad encuentra la lógica de la de la CIA en Washington en relación a la amenaza terrorista. Ante esta situación política interna y en la región de Medio Oriente, los distintos movimientos de resistencia árabes ganan peso y suman adhesiones. Calificarlos de «islamistas» para poder alegar una extensa conspiración mundial y que inmediatamente suene la campana de alarma de la civilización occidental en espera del próximo atentado es una posición agotadora. Estos movimientos son distintos entre sí y, sobre todo, constituyen una reacción contra una presión nihilista y desestructurante israelí-estadounidense.
Esta situación de resistencia en la región no remite a ningún plan de conspiración general contra la virtuosa civilización occidental, como tratan de demostrar los cerebros y expertos neocons. Es el peso de las presiones de la ideología expansionista estadounidense que hace que se plantee una guerra ideológica con un modelo de «choque de civilizaciones».
En este contexto la crisis israelí – libanesa abre un nuevo capítulo de la historia occidental. Se trata del capítulo donde la pequeña nación israelí, percibida como un bloque desde su origen gracias a sus raíces fundadoras míticas y trágicas, se descubre como una estructura en completa decadencia, completamente derribada por la influencia norteamericana. Más que nunca, el americanismo debe percibirse como una patología, en particular, por su extraordinaria capacidad pandémica en la psicología, y la dinámica rapaz de todas las estructuras soberanas y de legitimidad nacional en que se deriva. En todos los casos, esta crisis es una proyección importante en la zona de las grandes incertidumbres. Israel es infinitamente más frágil que Washington. En la crisis actual, se ve fácilmente que Israel hace una guerra esencialmente por cuenta de Washington, lo que es una causa más para el desasosiego interior que no podría tardar en instalarse, y la causa misma que descubre el punto de control de la soberanía israelí a las exigencias washingtonianas.
Algunos autores israelíes destacan esta situación, por ejemplo Ze’ev Sternhell, que concluía en un texto del 28 de julio en el diario Ha’aretz que «Los medios de comunicación de Estados Unidos reaccionaron de manera previsible al asesinato del ex Primer Ministro libanés Rafik Hariri, haciéndose eco de las amenazas combativas de la administración Bush contra Siria y ampliando las acusaciones no probadas según las cuales el régimen de Damasco sería el autor del asesinato”.
El Washington post, en esos días decía que «el asesinato innoble del Sr. Hariri no beneficia a nadie a parte el régimen de Damasco y el mundo debe responder en consecuencia». El articulo reconocía que la «brutalidad del asesinato y las denegaciones del gobierno de Bachar Assad conducirán a algunos a preguntarse si no preparó un crimen que puede haber deseado pero que no cometió» y luego el mismo medio destacó que el asesinato era «el acto de pánico de un tirano acorralado, terrorrificado por la marcha forzada hacia la democracia que Washington ha iniciado en Oriente Medio con las recientes elecciones en Irak y en los territorios palestinos”.
Las acusaciones del Washington Post tienen como objetivo, al igual que las historias de armas de destrucción masiva en Irak, promover la política de agresión que la administración Bush prosigue en Oriente Medio. La acusación del Post contra Damasco se basa en la máxima de los detectives: para descubrir quien cometió un crimen plantean la cuestión ¿quién es el beneficiario?. El famoso diario de Washington plantea la pregunta para establecer una respuesta predeterminada: El crimen lo cometió el régimen de Damasco. Pero no precisa cómo Siria se benefició del asesinato. Sus consecuencias inmediatas son las manifestaciones masivas organizadas por las fuerzas políticas anti sirias en el Líbano, pidiendo que Damasco retire a sus tropas del país, un apoyo a las amenazas de agresión militar de Washington contra Siria, y la perspectiva de una caída de Líbano en la guerra civil.
Que el asesinato de Hariri produciría tales consecuencias, extremadamente peligrosas para el gobierno sirio de Bachar Assad, era bastante previsible. Las potencias que tienen interés en hacer avanzar sus objetivos estratégicos con el asesinato de Hariri y tirando la responsabilidad del crimen sobre Siria son los EE.UU e Israel. Sobre la identidad de los organizadores del atentado de Beirut, las pistas van indudablemente hacia Washington y Tel-Aviv. Bajo la presión de Washington, el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas votó la Resolución 1559, pidiendo que Siria retire a sus tropas del Líbano. Este hecho político permitió la decisión de la Casa Blanca de emitir una declaración que echa la culpa a Damasco, antes de que la sangre de Hariri haya tenido tiempo de secarse en Beirut. Esta acusación no probada fue seguida por las instrucciones al embajador de Washington en el país de hacer un planteamiento contra el régimen sirio y dejar el Líbano.
A las medidas provocadoras de Washington contra Siria, para las cuales el asesinato de Hariri tenía una justificación, la Secretaria de Estado Condoleezza Rice declaró, que los EE.UU no hacían presunciones en cuanto a los autores del crimen. Los medios de comunicación estadounidenses fueron más allá de la adopción de una actitud no crítica ante la respuesta de Rice, tratando las declaraciones de la administración Bush como si constituían, por ellas mismas, una clase de prueba de la culpabilidad siria, «los EE.UU parecen seguros de la mano de Siria», decía en grande un título del New York Times.
La Administración Bush preparó planes detallados para una acción militar contra Siria. Incapaces de aplastar la resistencia en Irak, a la vez que se niega a reconocer que hay manifestaciones de hostilidad popular contra el empleo de tropas norteamericanas. El Pentágono por mucho tiempo acusó al régimen sirio de albergar un centro de los baathistas iraquíes que se supone supervisan los ataques contra las fuerzas estadounidenses. La lógica de la aventura colonial de EE.UU. en Irak, lejos del discurso caprichoso de Bush sobre la expansión de la democracia en todo el Oriente Medio, ha conducido a nuevas guerras de conquista contra todos los regímenes que no colaboran con Washington en la zona.
Los medios de comunicación citaron a distintos ‘expertos’ de Oriente Medio que describen a Siria como una «fruta madura» en la continuación de la campaña militar de Washington por la hegemonía en la región. Estos ataques contra Siria manifiestan también la coordinación sin precedentes de las políticas estadounidenses e israelíes en la región. Damasco es un objetivo prioritario porque proporcionó un santuario a los grupos palestinos que se oponen a Israel, incluyendo la organización Hamas.
A esto se suma la influencia creciente del movimiento shiíta libanés Hezbollah, que forzó a las tropas israelíes a dejar el Líbano después de 20 años de ocupación. Se esperó en Washington y Tel-Aviv que al obligar a las tropas sirias a dejar el Líbano o al causar un cambio de régimen en Damasco, se minaría la posición del Hezbollah y se abriría la puerta a un control renovado de Israel de su frontera septentrional. Tel-Aviv calcula que la expulsión de Siria fuera del Líbano o la caída del régimen baathista de Damasco podría conducir al poder a un gobierno libanés más abierto a las solicitudes sionistas. En particular, ambos querrían que el Líbano conceda la ciudadanía a los aproximadamente 400.000 refugiados palestinos en este país, una medida que derogaría de hecho su derecho, nunca reconocido por Israel, a volver de nuevo a los lugares de los cuales fueron expulsados durante la creación y expansión de este Estado.
Es notable que el asesinato de Hariri, fuera exactamente una semana después de que el Primer Ministro israelí Ariel Sharon y el Presidente de la Autoridad Palestina Mahmoud Abbas hayan anunciado una tregua en Egipto. Es posible que las concesiones limitadas y aceptadas por Israel como corolario del proceso de paz con los palestinos, puedan ser reembolsadas por una luz verde de Washington en provocaciones y acciones militares contra Siria.

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