Las anormalidades normales

¿Te atracaron yno te pasó nada? ¡Gracias a Dios! ¿Te robaron el carro y te dejaron ir? ¡Graciasa Dios! A lo largo de los últimos años los habitantes de Venezuela nos hemosacostumbrado a vivir con la violencia y el delito, y lo que antes era anormal,fuera de costumbre, se ha vuelto lo normal.

Hoy en día seroban o hurtan un vehículo cada 10 minutos y mueren por hechos delictivos 26personas por día. En un aumento desproporcionado, que desborda nuestracapacidad de asombro, en los últimos 4 años, se ha duplicado esta última cifra,y no hablemos de los delitos de estafa ni de hechos vinculados con drogas.

La escaladadelictiva se torna imparable, el Estado parece que no tiene ningún interés porlos ciudadanos y nosotros mismos nos hemos reducido a las paredes de nuestroshogares.Ya no salimos sino a donde nos garanticen que estamos protegidos y quenuestros carros estén seguros. Nos hemos auto-impuesto un toque de queda frenteal creciente y alarmante auge de la inseguridad y lo que es peor, ni siquieradenunciamos si llegamos a ser víctimas de un delito, porque hemos perdido laconfianza en las autoridades policiales. El nuevo signo de los tiempos es laimpunidad.

De acuerdo aalgunos criminólogos, entre ellos Juan Manuel Mayorca, de cada 100 delitos  sólo 30 llegan a tener sanción. Eldelincuente se ha vuelto un protagonista y nos hemos olvidado de la víctima,por que la impunidad se ha vuelto la norma. De cada 100 delitos, de 6 a 7 noson denunciados por miedo a la venganza de los antisociales, por que se piensaque no va a pasar nada, aún comunicándoselo a las autoridades. Pareciera que laescala de violencia se torna imparable y lo más triste es que nos hemosacostumbrado a cosas que antes nos parecían extrañas en nuestra vida diaria yahora forman parte “normal” de ellas.

La vigilancia,las alarmas, los CCTV, los sistemas de acceso, llaves y candados especiales,concertinas, cercos eléctricos, bóvedas, cajas fuerte, tranca palanca y un sinfin de de diversos sistemas para la casa y nuestro automóvil  es un nuevo impuesto que los ciudadanospagamos por la incapacidad del Estado para garantizarnos algo que laConstitución consagra como un derecho: nuestra seguridad.

El delito siempre ha existido. No es unsimple problema de orden público, sino un fenómeno económico y social, y parapoderlo contrarrestar se necesitan las acciones del Estado como un todo: de lospoderes Judicial, Ejecutivo, Legislativo, Ciudadano; que se unan para pagar ladeuda acumulada, por no ocuparse de algo esencial como es brindarnos laposibilidad de vivir en paz y desarrollar nuestras capacidades, para lograr unavida mejor dentro del marco jurídico de la Constitución, en vez de mantenernosdentro de una sociedad del riesgo, donde el miedo nos inhabilita.  

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