Las verdaderas guerras de hoy (I)

“Ningún desastre es peor que subestimar a tusadversarios”. Lao Tse

Colombia, 7 de Agosto del 2002: Sonidos estruendosos, escombros y morterossurgen de la nada en una jornada de destrucción y muerte que afecto a casi 100 personas, a las propias puertas de la sede de laPresidencia de la nación. Todo comenzó a la entrada de la calle irónicamentellamada “del Cartucho”, con un código pulsado en un teléfono celular.

Han quedado atráslos tiempos épicos de las batallas frente a frente. En el recuerdo se pierden los gigantescos asaltos aéreos dedivisiones completas y operaciones navales colosales como el desembarco enNormandia durante la Segunda Guerra Mundial.

El nuevo siglose estrena con misiles transoceánicos teledirigidos, protocolos de localización satelital o simplemente con la introducciónde un código en un teléfono móvil. Cada vez observamos con mayor frecuencia quelíderes y anti-líderes políticos acuden a la tecnología para enfrentar a sus “conducidos”, quizáspor falta de imaginación o por reflejos paulovianos inducidos en los juegos bélicosinfantiles,

Varios ejércitosde hoy, en sus planes estratégicos incluyen saturación de redes celulares,colapsos de back-bone de Internet, infección de virus en sistemas informáticosde empresas estratégicas e instituciones del enemigo.

Al soldadotradicional ahora se suman pelotones enteros de científicos, físicos, matemáticos,ingenieros y tecnólogos para poder combatir a otros ejércitos o enemigos especiales que amenazan con estrellaraviones comerciales, liberar virus letales en centros comerciales, paralizarindustrias estratégicas o contaminar acueductos.

Pero tambiénha habido otras fechas en Colombia en las cuales la tecnología estaba del lado de la justicia. Los caposdel cartel de Cali, uno de los mayores imperios del narcotráfico fueroncapturados gracias a la intercepción de una señal de beeper y la captura dePablo Escobar no hubiese sido posible sin el aporte de los sistemas deseguimiento electrónico.

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