Finalmentedespués de haber sobrevivido un día más, llegó el momento esperado por todoslos actores de esta odisea que algunos osamos llamar afectuosamente»rutina diaria con nuestros hijos», el descanso del guerrero y/o laguerrera. Ese intervalo comprendido entre el instante en que se cierran loscuadernos de tarea ( o que regresamos al castillo después de recorrer mediocuidad en el tour de «actividades extracurriculares») y el momento enque el peso de sus párpados es superior al deseo de permanecer despiertos.
Ah!el momento en que sucumben a los encantos de la niñera electrónica, el momentode la televisión. Ese momento de trance súbito de nuestros contrincantes quecon suerte nos permitirá bajar las armas en nuestras lucha epopéyica por serlos mejores padres, al menos hasta que debamos empuñarlas de nuevo paraintentar el destete que les permita a ellos el descanso para continuar al díasiguiente.
Teóricamenteun promedio de 3,5hrs diarias, entre 21-23hrs semanales (casi el doble siagregamos videojuegos, películas y ciberespacio) utilizan nuestros hijos en suactividad recreacional por excelencia, «observar «. Y sin pensar enla posibilidad de interferencia con el proceso de socialización con sus paresy limitación de la promoción de susalud cardiovascular, esta actividad pudiera tener otros efectos negativosevidentes. ¿Educación para la violencia tal vez?. El consabido argumento que «noexisten estudios que comprueben la relación entre la violencia en los medios yel incremento progresivo de conductas agresivas en nuestros hijos» seestá haciendo cada vez más viejo. Desafortunadamente para los defensores delmismo existen más de 1200 estudios hasta la actualidad que contradicen estaaseveración. Aun más, los mismos apuntan a efectos específicos sobre laviolencia que la niñera electrónica expone consistentemente a nuestros hijos, como:
*Lesda la percepción de que el mundo es un lugar violento y agresivo, lo cual a suvez condiciona una mayor tendencia a ver la violencia como método efectivo deresolución de conflictos y por lo tanto a asumir los actos de violencia comoformas de conducta aceptable (en especial en niños menores de 8 anos -a quienesla programación infantil expone a 20 o más actos violentos por hora, mucho másque la programación para adultos- cuya capacidad de discriminación, entre larealidad y la fantasía como entretenimiento no está del todo desarrollada yobservan la glamorización de la violencia a través de sus héroes vespertinos).
*Altoriesgo a la desensibilización emocional hacia la violencia cotidiana, lo que asu vez disminuye la posibilidad de reaccionar efectivamente ante una situaciónde peligro inminente (no solo desde el punto de vista de evitarla sino deayudar a potenciales victimas).
*Aumentode la posibilidad de desarrollar miedos importantes a ser victimas de laviolencia con las consecuencias emocionales subsuguientes (miedosinexplicables, trastornos del sueno como terrores nocturnos y/o pesadillas,etc).
Estaclaro que la televisión no es la única ni la más importante variable a la horade establecer responsabilidades. Sin embargo en vista de la abundante evidenciaal respecto vale la pena pensar en acciones que pudieran disminuir el efectonegativo de la violencia de los medios en nuestros hijos. Cosas como:
1.Supervisar/monitorear los horarios y programas que disfrutan nuestros hijos. Identificarlos programas que prefieren y porque? (si significa ver comiquitas con ellospues que asi sea) y establecer prioridades y horarios de entretenimiento específicosy racionalmente claros para ellos de acuerdo a sus capacidades individuales.
2.Utilizar la estrategia de «educación para los medios». Lejos deactuar exclusivamente como organismo estricto de censura-ya que tarde otemprano ellos se las ingenian para quebrantar la normativa casera- deberíamosinteractuar con nuestros hijos como un televidente mas. Pero un»televidente educado «cuya capacidad de análisis nos permitirá darlesherramientas que permitan acelerar el proceso de discriminación de los mensajesque reciben de la TV, como interpretarlos y facilitarles la identificación delobjetivo real v/s los de entretenimiento básico. Afortunadamente existen múltiplesformatos de efectividad comprobada y de gran valor practico al momento deimplementar estrategias como esta en casa.
Lasmalas noticias: bueno, que ese microinstante de descanso diario de nosotros losguerreros de la familia del siglo XXI cada vez se hace más corto.
Lasbuenas noticias: que al final del día podremos descansar con la certeza quehemos librado una batalla más, pero cuyo potencial de ganancia es invalorable ala hora de evaluar nuestra actividad como padres para darles el mejor chanceposible a nuestros hijos para sobreponerse efectivamente a los diferentesriesgos que enfrentan en su camino a ser grandes.