Otra historia sobre el stopping power

Esta vez vamos a escarbar un poco sobre una tesis de grado interesante de un policía y articulista norteamericano, quien tiene la otra visión sobre el famoso debate del “stopping power” de las armas cortas de fuego. Aunque pudiera pensarse que esta es otra posición mas que se suma a los dos grandes bandos en esta discusión (recordemos, los que piensan que las pruebas de laboratorio son definitivamente conclusivas en materia de comportamiento y efectividad de municiones y quienes creen firmemente en que solo el análisis de resultados de enfrentamientos callejeros que involucren el uso de armas de fuego son la clave para determinar la efectividad real de una munición) en este caso en particular que debo dejar en claro que el autor pertenece al segundo grupo, hay una premisa que he sostenido personalmente desde que empecé en estas lides, la cual no es otra que el convencimiento que mas allá de toda explicación teórica es el entrenamiento preciso y constante lo que sería la gran diferencia en cuanto a la efectividad de una munición en términos de incapacitación. Mas adelante aclararemos esta premisa en la que concuerdo con el autor de la tesis, sin desechar de ningún modo el debate clásico ni las posiciones que en materia de stopping power existen.
Pero primero, vamos a situarnos en contexto, las políticas erróneas de desarme, el caos urbano y la siempre presente posibilidad de tener que defendernos en este escenario complejo, caótico, con miles de variables a considerar como peatones inocentes, sitios de disparo con ángulos inimaginables, edificios, vehículos, stress y pare Ud. de contar, limitan cada vez mas el uso de armas de fuego para el fin sagrado de la defensa de nuestra vida y la de los nuestros. Es así como vemos que cada vez mas es necesario el uso de los múltiples recursos que la tecnología puede ofrecernos para lograr el objetivo y nuestra participación es más rigurosa en cuanto a preparación y entrenamiento se refiere. Definitivamente el mundo si cambio después del atentado al World Trade Center en Nueva York y no solamente en los Estados Unidos, sino que el patrón de alerta se cambio en todas partes del mundo, para ejemplo la muerte accidental del brasilero en Londres después de los bombazos recientes.
Hasta hace muy poco la preparación y entrenamiento para portar adecuada y responsablemente un arma para la defensa personal incluía las técnicas de habilidad y destreza necesarias para operar el arma con propiedad, manejo teórico y la aplicación de algún sistema de alerta mental, comprensión de la dinámica de un enfrentamiento y el entorno donde ocurre y el aspecto legal que irremediablemente regula toda esta situación. En realidad, con la debida disposición, buenos instructores y tiempo y dinero para entrenar, en un período de un año un civil común y corriente podía llegar a desempeñarse en materia de prevención, defensa y uso de armas de fuego mucho mejor que la mayoría de los policías que integran nuestras fuerzas de orden público. Ahora la cosa no es tan sencilla.
En principio, el entorno urbano donde por razones de nuestra diaria rutina de vida, (hay que recordar que somos simples mortales que trabajamos, estudiamos nos divertimos como una cosa natural), nos desenvolvemos, como dijimos anteriormente es complejo, caótico y lleno de múltiples retos para cualquier actividad y plantearse una defensa a una agresión con un arma de fuego requiere mucho entrenamiento, preparación y control total de todas las variables involucradas para no caer en el error que luego puede ser mas costoso si no somos inteligentes.
Hoy al igual que siempre la única razón que justifica el uso de un arma de fuego es el hecho de que no usarla en caso de que se tenga, nuestra vida corre eminente peligro de muerte. Aquí entraban en juego todas las consideraciones sobre equipo, municiones, tácticas, técnicas que generalmente aprendíamos y usábamos.
Pero ahora no es así, un enfrentamiento urbano se rige por las nuevas reglas de combate urbano que casi nos pone a cada persona que asume la responsabilidad de cargar un arma para su defensa, en los límites de la formación de cualquier comando entrenado sea militar o policial. Es decir, ahora son muchos más los factores que condicionan el uso del arma en este escenario, por lo que el entrenamiento para este fin implica el manejo de mucha más tecnología, en principio, mas información que comienza incluso por entender los conceptos básico de manejo de crisis, el uso de fuerza no letal o menos letal para tratar de contener una amenaza que es definitivamente mortal, una condición física y mental no acorde con una persona normal que hace sus actividades diarias sino que tiene que ser la misma que la de un comando entrenado, en fin una cantidad de cosas cuasi fantásticas que tenemos que hacer para evitar que nos maten.
Es increíble como se ha incrementado el uso complementario al arma de fuego de la linterna de luz blanca, el cuchillo táctico, los bastones extensibles y algunas armas de las artes marciales para evitar que aun cuando estamos bajo amenaza real de muerte, tengamos que agotar los otros recursos primero antes de usar nuestra arma de fuego. Eso significa que ahora tenemos que cargar mucho mas peso, mas accesorios y lo mas estresante entrenamiento específico en cada uno de los recursos antes mencionados para sentirnos medianamente seguros. En otra entrega vamos a hacer algunos comentarios de lo que actualmente se conoce como “entrenamiento progresivo” y es lo que se usa para entrenar civiles en las academias que se encargan de esto, sobre todo en Europa y Estados Unidos. Viene como anillo al dedo una propaganda de SiGARMS cuyo texto dice: “En el campo es ALPHA 1, en casa es PAPA”, bueno, ese es el reto que nos toca vivir.
Entrando en materia, la tesis que vamos a examinar corresponde a Dave Spaulding, oficial de policía y articulista en los Estados Unidos, y la misma incluyó a efectos de su investigación, muchos viajes a la morgue, entrevistas a 200 personas que estuvieron involucradas en enfrentamientos con armas, los cuales iban desde veteranos de la segunda guerra mundial, Korea y Vietnam, oficiales de policía y civiles legalmente armados.
La tesis es una de Maestría y trato sobre la efectividad de las municiones. La premisa base de investigación es impactante, “La verdad es, que en realidad el stopping power no existe”.
El autor comienza con el siguiente alegato “no me preocupa como salvar la vida de los muchachos buenos. Lo que quiero saber cual es la mejor fórmula para detener criminales en sus ataques”. “La verdad es que ninguna arma corta de fuego, independientemente del calibre, es capaz de detener instantáneamente a un oponente cada vez que sea necesario; el organismo humano tiene un período de condenada resistencia”
Lo que Spaulding, a mi manera de entender las cosas, reclama es la consideración subjetiva que se la ha dado al debate sobre stopping power desde los años 70 cuando en realidad, el enfrentamiento era mas feroz en la mesa de discusión que en la calle contra los delincuentes. Hay que recordar que para aquella época el tema era netamente empírico al carecer de metodología científica de interpretación. En su tesis el hace lo mismo que hicieron los autores del Test de Strassbourg (corriente de los resultados de laboratorio), establece una base de datos la cual incluía una data actualizada de tiroteos que involucraba a varias de las mas grandes agencias de la ley en los Estados Unidos. De ahí extrae la primera hipótesis de trabajo: “que cosa mas interesante, en cada tiroteo que he estudiado he encontrado que por cada vez que una carga dada de munición de arma corta de fuego funciona bien, en otros tiroteos la misma munición del mismo estilo falla, en una relación de uno a uno”.
De aquí es la conclusión impactante en la que según su criterio el stopping power no existe, y se plantea la siguiente disyuntiva: ¿Qué es lo que en realidad se busca efectividad para incapacitar o una incapacitación simple y rápida?
Como ya sabemos las armas de fuego pueden cuasar la muerte, cuando sus municiones dañan severamente órganos vitales del cuerpo, lo que no siempre significa necesariamente incapacitación instantánea.
Son muchos los casos que conocemos que criminales mortalmente heridos son capaces de reaccionar y herir o matar, y personas que después de haber recibido una herida mortal en el corazón son capaces de manejar hasta un hospital. Este efecto es lo que se conoce como “PASEO POST MORTEM” para traducirlo lo más cercanamente posible, en inglés se escribe “AMBULATION AFTER DEATH”, lo que constituye un fenómeno verdaderamente aterrador.
En cuanto a la visión comparativa del autor este alega que la mayoría de las investigaciones que se refieren a la efectividad de las municiones de las armas cortas de defensa se apoyan en los resultados de las pruebas en gelatina balística. Sin embargo, aunque considera esta situación como algo bueno, hace énfasis en recordar que las pruebas de munición en gelatina son solamente un indicador de comportamiento, que no es una exacta representación de lo que una bala hace en tejido humano.
El enfrentamiento del F.B.I. en Miami, USA, en 1986, hizo que muchas de las empresas fabricantes de municiones intentaran establecer un criterio de comportamiento sugerido por esta agencia y los resultados de esa investigación se constituirían en la mejor bala de defensa para arma corta de la historia. En mi libro BALISTICA AYER Y HOY, desarrollo el tema.
En realidad cuando una agencia o un civil compran una determinada munición en este siglo, no les preocupa el como se comporta esta munición, sino que tan bien se comporta en términos de efectividad. Pero, hay que aclarar, EFECTIVIDAD NO ES IGUAL A INCAPACITACION.
Dice Spaulding, “raramente una “falla de munición” tiene relación directa con una falla de expansión o penetración de dicha munición. Es normal que la falla del tirador, quien no fue capaz de impactar en áreas vitales del cuerpo del agresor se le atribuya a fallas de la bala”.
Sigue Spaulding “observando tiroteos actuales he encontrado un método muy interesante de medir comportamiento, y aunque no pregono que esta data sea la respuesta definitiva, constituye una tendencia cierta y válida. Después de observar enfrentamientos armados por más de dos décadas he concluido que la línea mínima para defensa es la munición .38 spl, aunque algunos incluyen el .380 ap., pero ese no es mi caso.
Hay munición .38 spl, que sin la menor duda, se comporta mejor que una .380 ap”.
Esto sin contar según mi experiencia con los problemas de confiabilidad.
Continua la tesis “efectivamente la .38 spl, 158 gr de plomo HP fabricada por la mayoría de las empresas de munición, es la bala de elección. Por su configuración “no blindada” viaja rápido, logra suficiente expansión aún disparada en revólveres de cañón corto. El peso de esta munición permite que penetre con la suficiente profundidad para impactar órganos vitales en un amplio rango de circunstancias”. La tesis continua evaluando cosas que ya están trilladas, como por ejemplo, el hecho de establecer que la munición 9mm es la que mas se ha beneficiado con investigación por diferentes razones y todas posteriores al tiroteo de Miami en 1986 y al cambio del arma de reglamento de las fuerzas armadas de los EEUU. Sin embargo, al respecto Spaulding concluye similar que los de la corriente de resultados de laboratorio, el mejor comportamiento de una munición de 9mm se consigue con pesos que varían entre 115 y 127 grains y velocidades entre 1200 y 1250 fps haciendo mención especial de las cargas que usa la policía de Nueva York 124 +P, y la Winchester 127 +P+ que expande dos veces su diámetro en tejido humano.
Igualmente establece el .40S&W como la munición del siglo tanto para defensa personal como para uso policial y de nuevo se encuentran coincidencias tanto en el peso como en la velocidad, es decir, pesos entre 135 y 155 y velocidades entre los 1200 y 1350 fps para lograr penetración y expansión precisa de 1.2 mm de diámetro por encima del 9mm lo que la hace muy interesante en materia de cavitación y comportamiento.
En el caso de las .45 acp, lo más interesante de la tesis es lo referente a otra coincidencia con los laboratoristas, el mejor comportamiento se logra con Hydra-Shock 230 grains, esto ya lo sabíamos desde Strassbourg, sin embargo, en este apartado de las .45 habla de las EFMJ punto que ya hemos tratado brevemente en artículos anteriores y no es otra cosa que la munición Expanding Full Metal Jacketed de Federal, que aunque es una munición sólida por su configuración de punta plana y composición de cobre y núcleo de polímero logra “la expansión mas confiable y sistemática para una munición en pruebas que jamás se haya visto” según sus palabras. Esto es, que aunque no logre los radios impresionantes de expansión de algunas HP, alcanza la misma expansión, suficiente, regular y constante en distintos parámetros de evaluación, por lo cual es su munición de defensa habitual.
Pero volvamos a lo interesante de la tesis, después de sus investigaciones y evaluaciones Spaulding concluye: “esta es la real verdad: la incapacitación con armas cortas de fuego, sin duda, no es un problema de la munición para nada, es un problema de entrenamiento”.
Agrega “usemos el sentido común y echemos un vistazo al tópico de la incapacitación con armas cortas de fuego. ¿es mejor una bala de calibre mayor o una bala de calibre menor?. El sentido común obviamente establece que este planteamiento es una tontería, que definitivamente una bala de calibre mayor puede impactar mayor cantidad de tejido y en consecuencia produce una herida mayor. Pero, he aquí el dilema, como lo establece el viejo dicho, es preferible acertar con una 9mm que fallar con una 45”.
Aquí es donde se empieza a esclarecer el verdadero sentido de la tesis, cuando independientemente del calibre de la munición que se use, este se relaciona directamente con la habilidad para colocar el tiro en un área vital del cuerpo humano. En este sentido aclara que no es solo impactar con una munición de calibre mayor en un órgano vital sino que es necesario hacerlo aunque el blanco se este moviendo y nosotros estemos en condiciones desfavorables de posición y ángulo de tiro. Alega que la habilidad para colocar un disparo en la cabeza se adquiere en el campo de tiro, que ese tipo de destreza solo se obtiene con una debida preparación en técnicas de combate con armas, que una munición de calibre mayor ayudará si somos capaces de impactar algún órgano vital de nuestro oponente.
Concluye “impactar muchos disparos en el pecho de tu adversario es un método muy efectivo para incrementar la efectividad de tu arma de fuego. Impactar con dos balas separadas a más o menos 10 cm incrementa la oportunidad de alcanzar algún área vital con más precisión, pero que naturalmente, más impactos son aún mejor.
Nada es absoluto, y el secreto de la incapacitación con armas cortas de fuego esta en cada uno de nosotros. Desarrollar una actitud de combate que nos prepare para la realidad y permita que seamos capaces de usar la cabeza aún bajo un gran stress, ahí comienza nuestro entrenamiento, práctica y preparación. Una vez que hayamos seleccionado el arma correcta, la funda, la munición y los accesorios relacionados, necesitamos ir al campo y empezar a entrenar con los diferentes blancos y distancias para desarrollar con precisión las habilidades para sobrevivir en el mundo que nos ha tocado vivir.”
Finaliza con un comentario de un médico amigo quien afirma: “que la incapacitación es el resultado directo de donde tu impactes a un agresor y cuantas veces lo hagas”.
Hasta aquí le revisión de la tesis, creo que la misma dará que hablar y que para efectos de nosotros aquí en Venezuela se convierte en algo serio a considerar, ya que por efectos y resultados de nuestra política no disponemos de una gran gama de munición de defensa. No nos queda otra que considerar estos planteamientos y comenzar a prepararnos para lograr resultados con lo que tenemos a mano, que por otro lado ha sido un planteamiento que manejo desde que estoy en esta área del uso de armas de fuego para defensa personal y entrenamiento con las mismas.
En el próximo artículo vamos a hablar de la última tendencia en entrenamiento con armas de fuego como lo es el entrenamiento progresivo.

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