Otra vez bipolar (7 al 14 de noviembre 2003)

 

Toda guerra supone laexistencia de uno o más enemigos, a cuyos integrantes el bando opuesto quiereimponer su voluntad política mediante el ejercicio de la fuerza.  Clausewitz señaló que en aras de esteobjetivo es necesario “desarmar al enemigo, y este desarme constituye, pordefinición, el propósito específico de la acción militar”.

 

Estados Unidos haplanteado una guerra contra el terrorismo, tan o más global que la declaradahace 19 años contra los traficantes de drogas. La premisa establecida en el párrafo anterior indica entonces que lasacciones de fuerza serán ejercidas contra aquellos a los que Washingtonconsidera terroristas.  “Quien no estácon nosotros está contra nosotros”, afirmó el presidente estadounidense luegodel 11 de septiembre.

 

El mandatario pintóentonces una nueva bipolaridad, tremendamente inquietante por la imposibilidadde lograr una definción correcta de las partes que la integran.  Si en la Guerra Fría podía señalarse que el“nosotros” lo constituía el mundo capitalista y el “contra nosotros” el ejechino-soviético, ahora hay por una parte un grupo de países que aparentementeestá dispuesto a hacer todo lo posible para erradicar el terrorismo y del otrolado un conjunto difuso de organizaciones y estados que promueven el logro defines políticos mediante la violencia.

 

Olivier Roy observóacertadamente que la designación de “lo terrorista” viene a ser una nuevamanifestación de dominio por parte de Estados Unidos, que “obliga a los otrosactores a definirse respecto de la potencia hegemónica, o más bien, da unhegemonismo de hecho al discurso de discriminación y clasificación de losconflictos que le faltaba”.

 

Ciertamente, laamenaza del terrorismo está presente en buena parte del planeta, pero no apartir del 11 de septiembre sino desde mucho antes.  Las cifras del Departamento de Estado indicana las claras que América Latina, por ejemplo, ha sido durante al menos losúltimos 15 años uno de los territorios donde más actos de terrorismo han sidocometidos.  Pero no por eso fue necesariodeclararle la guerra a nadie, pues en fin de cuentas el terrorismo ha sidovisto como una desviación en el ejercicio de la política –a menudo derivada dela intolerancia- atacable a través de medios políticos, y en última instanciapoliciales.

 

Al declarar la guerracontra el terrorismo, EE.UU. dio al problema una dimensión militar.  Ahora bien, resulta demasiado complicadodeterminar qué tipo de acción ha de ejercer el componente armado en el marco deeste conflicto.  La pregunta clavepareciera ser a quién atacar.  Royobserva con precisión que de los 19 implicados directamente en el secuestro delos aviones que terminaron estrellados en Nueva York, Washington y Pennsylvaniamás de la mitad había nacido en Arabia Saudita, un aliado de los estadounidensesen oriente.  Los cabecillas de la acciónhabían aprendido los secretos para la conducción de aviones en escuelas deFlorida, y previamente habían permanecido en centros académicos de Alemania,otro importante aliado.

 

En este plano de lasorganizaciones terroristas, a menudo compuestas por individuos de múltiplesnaciones, resultará imposible declarar una guerra del estilo clásico.  No hay un bando claramente delineado al cualdirigir la fuerza bélica, y tampoco existe una noción clara de los armamentos ala disposición.  Las afirmaciones segúnlas cuales los terroristas utilizarán armas de destrucción masiva contra elmundo occidental son advertencias, alertas, posibilidades. Pero los hechosindican que hasta el presente estas estructuras han improvisado variantes dearmas ya utilizadas (camiones-bomba, motos-bomba, botes-bomba y hastaburros-bomba) y han logrado convertir en instrumentos de destrucción limitada avehículos como los aviones.  Pero nada enrelación con el uso de dispositivos químicos, biológicos o atómicos.

 

No obstante, y envirtud de esta nueva polarización, la guerra contra el terrorismo ha servidopara darle un nuevo cariz a los conflictos que eran arrastrados antes del 11 deseptiembre de 2001.  Irak fue una agonía de12 años.  Pero allí están otros objetivosque eventualmente podrían ser golpeados dentro de esta conceptualización delenemigo:  Corea del Norte, Sudán e Iránson algunos nombres.

 

Como decía Roy, nadanuevo en los objetivos. 

 

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