Otro potencial dolor de cabeza

Noes novedad entre los adolescentes , y aún más clásicamente, entre los varones,que se evidencien episodios ocasionales de violencia física, que van desde elclásico enfrentamiento de dominio territorial, pasando por las diversassituaciones de conflictos románticos, hasta las disputastestosterónicas-machistas sin motivo aparente. Sin embargo, lo llamativo de lasactuales manifestaciones de violencia radica en los elementos adicionales quemuchos representantes y algunos autoridades escolares comienzan a observar comoresaltantes.

“Son cada vez mas pequeños los que pelean”.

”Estavez la pelea fue fuerte que enotras oportunidades”.

“Ahoraestán participando las niñas”.

Esdecir que tanto los protagonistas como la edad de los mismos y la frecuencia,la intensidad y las razones por las cuales se presentan han variado de talforma que han logrado llamar la atención de los adultos que de una forma u otrainteractúan con ellos.

“Cuandome llamaron de la dirección del colegio, lo último que imaginaba era que mihija formaba parte del grupo de niñas que maltrataba consuetudinariamente aotras niñas”, reportaba una madre visiblemente preocupada, sobre unincidente en séptimo grado de un colegio privado. Es cierto, y lamentable queno dispongamos actualmente de datos epidemiológicos significativos quesustenten estas observaciones. Sin embargo estos “casos aislados” que podríancatalogarse como anecdóticos, al triangularse con otros similares en diferentescolegios nos obligan a pensar en la relevancia de esta manifestación ennuestros hijos.

Sinánimo de ser alarmista, no intento decir que estamos en el umbral de unatendencia que podría desarrollar los niveles críticos como el de losadolescentes que dispararon sobre sus compañeros y profesores en 1999 enLittletown, Colorado; no obstante los expertos en el tema de violencia escolarrecuerdan haber participado en reuniones de padres y representantes preocupadospor situaciones muy similares a las que estamos observando actualmente ennuestras instituciones, pocos añosantes de presentarse los fatales eventos. Es por esto que la intención de intervenira tiempo en situaciones como esta no suena exagerada.

Elprimer paso es identificar algunas razones que potencialmente expliquen estasituación.

Algomuy importante es el sistema emocional donde se desenvuelve el adolescente delsiglo XXI. El handicap de ser adolescente representa un factordeterminante, pero si además agregamos los diferentes riesgos que enfrenta porel accidente cronológico de serlo durante este período histórico donde lasposibilidades de crecimiento personal, sano esparcimiento, sociabilidad seguray, en general, la consecución de los objetivos que caracterizan la “adultezsana”, son bastante más limitados que en otros momentos; pudieran ser unaexplicación a la frustración que muchas de estas personas experimentan.Frustración que pudiera ser canalizada en forma violenta en caso de confluirfactores como los que cito a continuación:

1.-Modelaje: la violencia verbal, física y emocional soningredientes cada vez más importantes en nuestra vida cotidiana. Y lo quehacemos en nuestro rol de padres tiene un impacto vital en la formación de lapersonalidad de nuestros representados.

Almismo tiempo en la generación actual ha ocurrido una tergiversación relativa del rol del padre “amistoso y comunicativo”por el de un “pana” más. Con lo cual el simple establecimiento de normas yreglas dentro del ambiente familiar se transforma en una lucha desigual depoder entre pares, ya que nosotros en el rol de adolescentes somos poco más queinefectivos para negociar con otros adolescentes que casualmente son nuestroshijos, con el inevitable resultado de imposición de fuerza con o sin razón.

2.Insensibilizacion: de acuerdo al superpar-a quien por ahora solo identificaremos como el meta mensaje que reciben através de los diferentes medios de comunicación- la ejecución de acciones violentasestá justificada siempre que esté contemplada en el marco de predominio de ungrupo sobre otro ya sea por razones justificadas o no. Aun mas llamativo es elhecho que últimamente el predominio de un grupo sobre otro está relacionado conla posibilidad de establecer “moda” en el colegio, o mejor aún “dictar pauta”,cosa que corresponde sola y exclusivamente a los grupos que “liderizan”. Pero,si naturalmente no poseen esa capacidad, entonces la imposición a través decualquier medio es la opción restante; y la violencia es sin duda unaalternativa. Si consideramos elementos adicionales como la percepcióngeneralizada del adolescente de un mundo violento donde la opción es responderde la misma manera para sobrevivir, concomitantemente con la negación enrelación a considerar las consecuencias de estas acciones no solo sobre otras personassino sobre ellos mismos, entonces estamos en presencia de una persona quepotencialmente incorpora la violencia como alternativa de resolución deconflicto.

Afortunadamenteestamos en las etapas iniciales de un proceso sobre el cual podemos y debemosintervenir a fin de evitar futuras complicaciones. El identificar el potencialpeligro e iniciar el reforzamiento inmediato de elementos como el modelajeadecuado, la utilización de técnicas de negociación ganar-ganar, elestablecimiento de alternativas de resolución de conflicto y el reforzamientode valores éticos y morales básicos tanto en la casa como la escuela, son lasherramientas que debemos utilizar para eliminar este potencial dolor de cabeza.

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