Plan de seguridad ciudadana

Plan de seguridad ciudadana
No debemos quedarnos con los brazos cruzados ante un sostenible aumento de la violencia y el delito, por ello, planteo una propuesta inicial que debe ser enriquecida pero es un punto de partida necesario en la coyuntura que vivimos.
EL PROBLEMA, ANTECEDENTES Y PROPUESTAS.
El Perú es un país con más de 28 millones de habitantes, de los cuales el 30% aproximadamente radica en la ciudad de Lima; esto debido a un problema de descentralización que es de larga data. Son más de 8.000.000 de personas que conviven en la gran urbe. La violencia en la ciudad se respira en diversos ámbitos. Hoy vivimos una intolerancia muy marcada, sobre todo con una mayoritaria juventud desesperanzada, que es de alto riesgo para caer en la violencia o el delito.
Ello se incrementa si sumamos otros factores que se dan como: La exclusión social, violencia familiar, consumo de alcohol y drogas, impunidad ante los delitos cometidos, problemas socioeconómicos, ausencia escolar, crecimiento desordenado de las zonas urbanas, falta de credibilidad en las instituciones públicas y otros.
Habría que entender que para estudiar el fenómeno delictivo o de violencia en un país se deberían considerar varios factores como la personalidad y su expresión en la conducta como aspectos genéticos, sociales, culturales, educativos, históricos e incluso ecológicos; ya que el delito es un producto multifactorial.
Es indudable que el Gobierno tiene problemas para combatir esta epidemia delictiva; ya que en este nuevo siglo los riesgos que enfrenta un país van desde un ataque bacteriológico (recordemos que estamos en el año de las Cumbres), hasta algo tan cotidiano como un simple hurto.
La delincuencia que opera en nuestro país es mayoritariamente juvenil, casi un 70% son adolescentes y jóvenes de edades entre los 13 y 24 años; como el fenómeno del pandillaje que empezó principalmente en los conos y las zonas tugurizadas de Lima Metropolitana.
Hoy son varios distritos los que tienen este problema, lo cual refleja en gran medida los factores socioeconómicos que lo motivan, siendo los principales factores la exclusión, falta de valores y ética, la pobreza, la marginalidad y la desintegración familiar. No sólo el bajo nivel de ingresos es importante para explicar este fenómeno.
Además de ello, la población en riesgo tiene la percepción de que no es posible alcanzar lo que otros tienen, que hay una brecha insalvable. Esto genera un sentimiento de exclusión. Adicionalmente, estos niños y jóvenes no tienen el refugio de la familia. La sensación de pertenencia, identidad y autoestima que existe en un hogar naturalmente proporcionado no se da en estos casos. Ellos vienen de hogares donde la ausencia de los padres es frecuente y donde la violencia familiar es permanente y hasta natural.
Los colegios son un elemento importante en este escenario. La calidad de la educación pública a la que los niños y jóvenes de estas zonas pueden acceder es de bajo nivel. No sólo la educación es mala, sino el contexto en la que se brinda tampoco favorece su desarrollo como individuos. Los profesores usualmente mal remunerados, obligados a tener más de un trabajo, llegan a estas escuelas frustradas e indiferentes frente a sus estudiantes. Esto se ve reflejado en el trato que estos últimos reciben.
Porcentajes tan altos como un 23% de los alumnos reciben gritos y amenazas de sus profesores, un 20% es golpeado en su entorno educativo y un 43% es víctima de insultos y humillaciones. Los niveles de deserción escolar son bastante elevados: bordean el 50%. Este grupo que no asiste se convierte en un grupo de alto riesgo para sufrir o ejercer violencia.
Frente a los sentimientos de frustración de esos niños y jóvenes aparecen las pandillas como una alternativa. Estas proporcionan una sensación de pertenencia e identidad que no encontrarían de otra manera. Usualmente, los niños se inician en las pandillas entre los 12 y 13 años y normalmente se mantienen en ellas hasta los 22 años o más. Las edades predominantes son entre los 14 y 17 años de edad. El riesgo es que existe una escala piramidal y es muy probable que un pandillero se convierta más adelante en un avezado delincuente.
El consumo de alcohol y drogas es otro elemento importante. Este factor, junto al sentimiento de frustración y a la percepción de una violencia naturalizada, explican que se genere en los miembros de estas pandillas conductas desadaptadas y violentas. En paralelo, existe una cohesión y lealtad muy fuerte al interior del grupo, además hoy es muy fácil para ellos acceder a armas de fuego.
Los robos a este nivel no son todavía un modo de vida. Básicamente estos jóvenes roban para acceder a bienes de consumo fuera de su alcance. Por ejemplo, roban zapatillas de marca a las que nunca tendrían acceso de otra manera.
Debemos entender el término delincuencia como la conducta resultante del fracaso del individuo en adaptarse a la demanda de la sociedad en que vive. Debemos reforzar los estudios sobre victimización. Es sumamente importante que, para realizar un estudio serio, se debe analizar tanto al victimario como a la víctima.
Estudios de la Universidad de Washington muestran que aquellos que abusan del alcohol y las drogas ilegales tienen un 16.6% más probabilidades de cometer suicidio y 12 veces más probabilidades de verse involucrados en un homicidio. Aquellas personas que residen en zonas donde se micro comercializa drogas ilegales tienen un 28% de mayor riesgo de abuso sexual y de violencia.
En el Perú no se dispone de información similar, pero sí de datos sobre el porcentaje de personas que consumen drogas. Una reciente encuesta señala que el con-sumo de droga aumento en cifras importantes.
Los esfuerzos del Estado en materia de prevención del consumo de drogas y sobre todo en la lucha activa contra la micro comercialización, han sido escasos y dispersos en las dos últimas décadas. Sus esfuerzos se han concentrado en la interdicción, sustitución de cultivos y otras acciones vinculadas con la represión del delito de narcotráfico.
A pesar de la importancia del problema y de la alta prioridad asignada por la población al mismo, las tasas de delincuencia siguen creciendo, generando mayor inseguridad y malestar en la población. En la actualidad, existe una subcultura orientada al dinero fácil, creando un desmedido afán de dinero a cualquier precio, generando en los delincuentes un descenso vertiginoso de su autoestima lo que se traduce en un total desajuste en su moral y principios, convirtiendo al hombre en el lobo del propio hombre, como lo afirmara el filósofo Hobbes.
Debemos tomar conciencia de que el mundo está sufriendo una explosión demográfica incontrolable, siendo los recursos cada vez más escasos. En ese contexto habría que recordar que el hombre ha alcanzado un importante nivel de desarrollo técnico-científico-jurídico que está en condiciones de resolver la mayoría de pequeños y medianos problemas que sufre la humanidad.
Sin embargo, los grandes problemas como el hambre, la miseria, y la injusticia se dan en casi todas las partes del mundo y al analizar orígenes y causas del problema se da un factor común que no es otro que la desigualdad en la distribución de las riquezas.
La población debería asumir la seguridad de la misma manera como se trata a la medicina en los países desarrollados; es decir, en forma preventiva. Como reza el viejo adagio más vale prevenir que lamentar. Por ello la importancia de las campañas que venimos realizando en todos los medios de comunicación, para poder sensibilizar a la población; y esta asuma la prevención como una norma de vida, logrando evitar, neutralizar o minimizar los accidentes o delitos a que se vean expuestos. Recuerden que siempre será más fácil prevenir a una situación que reaccionar a ella.
A continuación presentamos algunas de las propuestas que venimos planteamos públicamente desde el año 2000.
1. Teniendo en cuenta que la población juvenil en el Perú es de más del 50%, la ASOCIACIÓN PRO SEGURIDAD CIUDADANA (APROSEC) recomienda realizar acciones de prevención hacia los grupos de jóvenes de alto riesgo:
 Adolescentes/jóvenes agrupados en pandillas.
 Adolescentes/jóvenes maltratados sexualmente.
 Población de albergues de readaptación juvenil.
 Adolescentes cuyos padres se encuentran en prisión.
 Niños/adolescentes en estado de abandono.
 Grupos de pobreza extrema.
 Adolescentes/jóvenes de familias disfuncionales.
2. Habrá que unificar criterios y planificar políticas tomando en consideración a instituciones involucradas en esta área, donde cada municipio deberá ser el eje para el manejo de esta problemática, diseñando y realizando de forma inmediata una campaña de difusión masiva de mensajes éticos y morales.
3. Las acciones de prevención podrán realizarse directamente a través de los programas educativos y del desarrollo de actividades alternativas (deportivas, culturales, ocupacionales, etc.)
4. Se necesita mejorar de manera decidida la calidad de la educación pública, de tal forma que se produzca una percepción real de la igualdad de oportunidades, con lo cual se eleve la autoestima de los jóvenes.
PROBLEMÁTICA
I. Leyes
En el actual estado de derecho las leyes, normas y reglamentos que rigen la población en el Perú son inapropiadas o están completamente desactualizadas para la realidad actual del país, por lo que urge replantear la temática en cuanto a legislación sobre seguridad ciudadana, enfocando aspectos como: Retomar la conciencia de valores y principios, que la libertad de uno acaba cuando se tocan los derechos de otros, el respeto y el cumplimiento de las leyes, buscar los mecanismos para implementar sanciones como el trabajo comunitario y no permanezca la actual situación de impunidad al delito menor. Hay que señalar qué leyes tenemos, pero estas, en muchos casos, no se aplican como debería hacerse.
II. Penales
Hay que entender que el sistema carcelario debe ser un medio por el cual el reo se readapte a la sociedad; que no solo pague su culpa, sino más bien que revierta en labores sociales reivindicándose con ella. Hay que abolir los sistemas por medio de los cuales el delincuente se potencial ice tornándose más peligroso para la comunidad. En ese sentido, urge una reforma carcelaria en el país.
III. Reingeniería policial.
Si hablamos de reforma policial, siempre habrá resistencia de la propia institución, pero se necesita urgente policías más comprometidos con la seguridad ciudadana, capacitados, bien equipados. Y que perciban sueldos justos.
IV. Campañas de prevención.
Este modesto nombre para el plan que se trata de implantar es para explicar a la ciudadanía el nivel de riesgo en el que convivimos, por eso se tiene que realimentar la cultura de seguridad enfocándola en la prevención y no en la represión y el castigo como se ha venido aplicando mal. Deberá realizarse charlas, conversatorios, simulacros, clubes de afectados y familiares, etc.; con el objeto de ir formando a la comunidad hacia una cultura de prevención. La campaña del lazo amarillo, en el año 2003, a raíz del secuestro del escolar Luís Guillermo Ausejo demostró la importancia de la solidaridad para enfrentar la criminalidad
Se ha diseñado un plan de actividades empezando por los sectores de alto riesgo como son los adolescentes desempleados de las zonas populosas para luego ir abarcando todos los niveles sociales.
V.Toma de conciencia y cambio de actitud de todos los actores: Gobierno Central, Gobierno Local, Población, etc.
Según nuestro ordenamiento lógico, solo comprometiendo a las autoridades podemos actuar en el tiempo deseado, y es que cuando uno más enseña es cuando más aprende; por eso es que vemos que es indispensable la participación de los estamentos anunciados a fin de que la ciudadanía aprenda de los cambios y opte por ellos.
PERSPECTIVA
A pesar del aumento de las tasas delictivas, el delito se puede prevenir. La receta incluye la toma de conciencia de vivir en una ciudad peligrosa, un cambio de actitud realizando seguridad preventiva y asumiendo esta actitud como una norma de vida, además de tener sentido común, detección de amenazas y conducta inteligen-te.
Esto no implica necesariamente que cualquier individuo pueda ser la próxima víctima si lleva algunos patrones de conducta en su actividad diaria. No se trata de alarmar sino más bien de alertar. Finalmente, la violencia no se combate con violencia sino con inteligencia; en todo caso lo que cuenta es la precaución que tome la población siguiendo una serie de normas y recomendaciones sugeridas por los entes competentes.
Pero uno de los factores principales será la solidaridad que exista en la población para rechazar los actos de violencia y delito.
LA UBICACIÓN
Este es un problema a nivel nacional, haciéndose necesario empezar a desarrollar nuestras campañas de capacitación en la zona metropolitana de Lima para luego trasladarlas en forma radial a toda la república.
LOS DESTINATARIOS
En esta problemática está inmersa toda la población del país; priorizando nuestro accionar en los sectores potenciales de alto riesgo como son los jóvenes desempleados de las zonas populosas de la periferia de la gran Lima para luego llegar a toda la zona urbana de la ciudad capital; posteriormente siendo menester reforzar las ideas a los individuos que poseen algún tipo de conocimiento al respecto, contactar con el empresariado y la clase alta de la sociedad; siendo recomendable repetir este esquema en todas las provincias del país.
EL OBJETIVO
Para nosotros el principal objetivo es el preparar a la población a enfrentar la vida cotidiana con respeto a las leyes y reglamentos, formando una conciencia cívica de respeto y apoyo mutuo y elevar la dignidad de la población que cumple con todo para con su país. Por eso promovemos una cultura basada en la seguridad ciudadana bajo la filosofía de participar en prevención y evitar ser una estadística más.
Que la población perciba que el gobierno directamente se ocupa de este problema; promoviendo los mecanismos para la disminución del riesgo delincuencia, reformulando los valores sociales y morales así como también reforzar y cultivar el civismo, afirmar la paz social,
Es imperativo crear la conciencia de seguridad en la población con una actitud de prevención y neutralización de los delitos, solidarizándose con todos los entes que la promueven, estructurando los diferentes mecanismos de instrucción respecto a la forma de afrontar y el comportamiento ante una situación de crisis de seguridad. Así como el de respetar normas y leyes y efectuar un rechazo total a la violencia.
CAUSAS Y EFECTOS
El poder material puede ser traicionero y efímero, y nadie es dueño del poder. Vale la pena recordar ese refrán castizo: “Los grandes ríos son profundos y silenciosos, las cochas y riachuelos son bullangueras y escandalosas”. Lo único eterno es el poder intelectual y mientras más se acerca el ser humano a la sabiduría debe ser más humilde y solidario con sus congéneres.
Sabemos perfectamente que a toda acción siempre se produce una reacción, por eso debemos conocer las causas que alientan la violencia para poder combatirlas.
CAUSAS
• Exclusión social
• Corrupción del Gobierno
• Falta de valores, ética y principios.
• Sistema educativo deficiente.
• Consumo de alcohol y drogas
• Violencia familiar.
• Falta de empleo.
• Desesperanza en la juventud.
• Crecimiento desordenado de la ciudad.
• Leyes no apropiadas a nuestra realidad.
• Sistemas carcelarios colapsados.
Estos y otros factores en el individuo se traducirán en algún tipo de delito. Basta la sumatoria de algunas de estas causas para alterar todo el orden institucional, generando la falta de seguridad ciudadana trayendo consigo las siguientes consecuencias.
ALGUNAS CONSECUENCIAS
 Falta de respeto a las leyes normas y reglamentos.
 Aumento de la violencia.
 Aumento de las tasas delictivas.
 Miedo y temor de la población.
 Empresariado temeroso de invertir.
 Disminución de la actividad turística.
 Falta de credibilidad en las instituciones públicas.
 Aumento del riesgo/país.
 La falta de inversión de empresarios nacionales y extranjeros.
SOSTENIBILIDAD
El presente proyecto pretende sensibilizar a la población para formar conciencia ciudadana en seguridad preventiva y promover un cambio de actitud, contribuyendo a crear nuevos paradigmas para la asimilación de técnicas de primera línea para atacar las causas de este estudio.
Comúnmente entendemos a la seguridad ciudadana como un concepto de orden interno, sin embargo, es un factor clave de gobernabilidad y de bienestar en la población de un país. En estudios realizados por diversas instituciones como el Banco Mundial a las poblaciones con menores recursos, resulta evidente que una prioridad para ellos es la “seguridad”. Al entender esto debemos considerar que existe una gran ventana de oportunidad de trabajar en forma conjunta entre las autoridades, la sociedad civil y la población.
A pesar de la importancia del problema, y de la alta prioridad asignada por la población al mismo, la tasa de delincuencia sigue creciendo, generando mayor inse-guridad y malestar en la población.
Para conseguir el éxito propuesto se requiere contratar personal especialmente dedicado a su desarrollo. Por lo que se necesita contratar:
• Un Coordinador General del Proyecto, con experiencia no menor de 5 años en el sector.
• Un Gerente con amplios conocimientos de la materia y con experiencia no menor de 5 años en el sector.
• Un asistente administrativo, un técnico con amplia experiencia en el manejo de bases de datos y procesamiento de información.
• Un Ingeniero de Sistemas.
• Un abogado litigante con experiencia en el sector.
Todos los profesionales convocados poseen amplia experiencia en sector seguridad. El responsable del proyecto asignará el personal mínimo indispensable para el normal desarrollo del mismo.
RIESGOS
Si el Gobierno central se compromete en la problemática y los gobiernos regionales y locales se preocupen de brindar los mejores servicios a la comunidad, los riesgos se reducirán, considerando la mayor participación ciudadana.
Queda en virtud del responsable del proyecto idear las estrategias; para que, caminando de acuerdo a las propuestas del gobierno, se vean los resultados en el menor plazo posible, destinando los recursos que faciliten la promoción y difusión de sus logros.
Finalmente, lo importante es realizar propuestas para enfrentar un fenómeno que pone en riesgo a la ciudadanía en su conjunto.

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