¿Qué debemos hacer por la seguridad ciudadana?
La convivencia y la seguridad, son la condición de libertad en la cual los ciudadanos podemos ejercer nuestros derechos, libertades y deberes sin sentirnos víctimas de amenazas, y así poder gozar de adecuadas condiciones de bienestar y tranquilidad. Los Gobiernos deben hacer todos los esfuerzos para mejorar y hacer sostenible las condiciones de seguridad ciudadana.
Son varios los países en Latinoamérica que vienen soportando altos niveles de violencia y delitos. En mi opinión, este tema tiene que ser una política de Estado, debe haber una obligada concertación de todas las fuerzas políticas y llegar a un marco consensuado entre el Gobierno, los distintos actores públicos de la seguridad y la sociedad en su conjunto.
La inseguridad ciudadana, con cifras altas, amenaza la calidad de la democracia y la propia gobernabilidad. Para enfrentar este fenómeno, se debe tener una visión de conjunto y de largo plazo donde las causas sean un factor que se tiene que trabajar en forma paralela a sus efectos. Estoy convencido de que sólo con una decidida participación de los ciudadanos lograremos resolver, en parte, el fenómeno de inseguridad que hoy vivimos, y digo en parte, porque al ser un problema social es muy difícil su erradicación.
No conozco ningún país libre de delitos, lo que sí se puede lograr con un gran esfuerzo y las estrategias adecuadas es reducir el número y la frecuencia de delitos. Por ejemplo, hoy en el país vemos cómo proliferan los asaltos en carreteras, el accionar del pandillaje y homicidios en manos de sicarios que trabajan para el narcotráfico. Todo ello es una clara muestra que el delito está creciendo, la inseguridad ciudadana reclama una mirada interdisciplinaria, para entender sus causas, ya que es un fenómeno complejo.
Pregunto, ¿es posible administrar una medicina que nos sane, si no sabemos el diagnóstico de la enfermedad? Lo mismo debemos aplicar al fenómeno social de la delincuencia, si desconocemos sus causas, la enfrentaremos con poco éxito, y el mal seguirá creciendo peligrosamente. En la salud como en la seguridad, siempre será más barato prevenir que curar.
Un estudio realizado por la escuela de Gary Becker, sobre la economía del crimen, nos señala la enorme importancia que tiene un eficaz sistema de prevención y sanción en la expansión del delito. Indica que quienes ingresan al mundo delictivo hacen una elección racional basada en un examen de los costos y beneficios que reporta la actividad ilegal, si las personas que son proclives encuentran que los riesgos son bajos frente a muy altas ganancias, estarán muy animados a cometer el delito.
Los diseños y estrategias deben ser aplicados a cada realidad, sin embargo, hay propuestas que sí se pueden tomar en cuenta para adaptarlas, como por ejemplo:
- Promover una justicia cercana y eficiente a la comunidad.
- Mejorar los sistemas e infraestructuras carcelarias.
- Depuración de los malos elementos de seguridad publica y justicia.
- Profesionalización y capacitación de la policía.
- Control interno y externo del desempeño policial.
- Información oportuna y rigurosa sobre las ocurrencias delictivas.
- Priorizar, Prevención vs. Represión.
- Atención social prioritaria a la juventud.
- Un trabajo planificado en la violencia intra familiar.
- Combatir en forma enérgica la micro comercialización de drogas.
- Erradicar los puntos de ventas de artículos robados.
- Recuperación de los espacios públicos.
- Diseñar programas específicos involucrando a cada gobierno local.
- Contar con un eficiente sistema de denuncias de delitos, este debe ser gratuito.
- Aumentar la efectividad de los procesos judiciales.
- Recuperar la confianza en las autoridades.
- Sensibilizar a la población para promover acciones preventivas y convivencia pacifica.
- Focalizar los delitos, implementando estrategias por localidad.
- Cada localidad deberá contar con su D.I.S.
Finalmente, conociendo que la delincuencia es multifactorial, de naturaleza pluricausal, debemos estar muy atentos a la exclusión social, desigualdad y falta de oportunidades que entre otros factores alimentan el espiral delictivo.