¿Qué viene después de la liberación de un ícono?

¿Qué viene después de la liberación de un ícono?
Más allá del brillante y exitoso operativo de inteligencia realizado por las Fuerzas Armadas de Colombia, enmarcado en la liberación de Ingrid Betancourt que conmovió al mundo, ya que esto representaba un ícono de la barbarie de las FARC, no debemos olvidar que aún existen más de 700 secuestrados en manos de terroristas colombianos.
Es importante rescatar la importante labor desplegada por el presidente Álvaro Uribe, las políticas antisubversivas, el apoyo pleno a las Fuerzas Armadas, la valiente decisión de salir al frente y afrontar este inmenso problema que significa el terrorismo. A pesar de las presiones durante los últimos meses, el presidente Uribe creía en lo que hacía y el tiempo le dio la razón.
En mi calidad de ciudadano peruano debo reconocer, ya que lo viví, que el terrorismo es devastador. En el Perú los costos sociales sumaron casi 70 mil muertos y los costos económicos llegaron a representar, en la década de los 90, casi el 80% de la deuda externa o el 75% del PBI, cifras que lejos de llevarnos al desarrollo hicieron que el Perú se retrasara en su crecimiento.
Esto provocó el retroceso de muchos lustros, fueron cifras espeluznantes para países como los nuestros que requieren más bien de la inversión, el desarrollo y la paz. Actualmente en Perú, como consecuencia de algunos movimientos en pro de los derechos humanos, se han dejado sin respaldo a los miles de combatientes de las Fuerzas Armadas y policiales de este país.
Muchos mártires en esta lucha ciega han pasado a ser de héroes a villanos, se ha puesto en un mismo saco a todos sin excepción. Si bien los derechos humanos deben ser respetados, en el caso de los terroristas, todos sus actos destruyeron los derechos humanos de los ciudadanos del país, y en el caso de la lucha contra la subversión existieron excesos.
Sin embargo, no es posible poner a todos bajo una misma etiqueta. Hoy en el Perú existen aún grupos subversivos que principalmente operan como sicarios del narcotráfico. Me pregunto: ¿Quiénes afrontarán este problema? No sólo un juicio, sino el rechazo social de aquellos que son defendidos con sus actos. Es importante aprender tanto de los logros como de los errores de otros.
En el Perú se debe afrontar el hecho de que, por debilidades legislativas, la corrupción tiene penas de tan solo 8 años por peculado. Por eso es que, como en el juicio al ex presidente Alberto Fujimori, los casos de derechos humanos sean los emblemáticos.
Los juicios de lesa humanidad representan la única forma de recluirlo por largo tiempo, y es por eso que son las acusaciones de lesa humanidad las que salen a la luz pública, e inoxeroblamente los excesos cometidos por el ex presidente como por ejemplo la existencia de los jueces sin rostro. Él será juzgado y condenado sin mediar pruebas en el juicio, sólo condenado por declaraciones de terceros. Ironías de la vida.
Algunas reflexiones válidas sobre el proceso en Colombia, sin lugar a dudas la muerte de Marulanda alias Tiro Fijo, así como la captura de otros importantes mandos, puede ser la curva de inflexión hacia la eliminación de las FARC. Es necesario aumentar los esfuerzos en capturar a los principales cabecillas de esta organización. La mejora de los servicios de inteligencia en Colombia es otra de las armas que deben mantenerse y ser repotenciadas.
No debemos olvidarnos de la vinculación entre el terrorismo y el narcotráfico, ambos aliados económicos y no conceptuales de la destrucción de un país. Deben atacarse ambos frentes, ya que son grupos criminales organizados y con altos niveles de financiamiento. La liberación de Ingrid Betancourt debe servir para unir a todos los colombianos por la paz, aunque esta tenga costos.
Es casi imposible obtener un cambio dramático sólo desde el frente militar, esperemos que los colombianos tengan memoria y no sancionen posteriormente a quienes hoy ellos felicitan y saludan como héroes. El gobierno de Colombia debe frenar las acciones paramilitares y el presidente Uribe tendrá que tener mano dura con ellos, así como respetar los derechos humanos.
En caso de que ocurran excesos –lo cual es inevitable- deberán tratarse de inmediato. Caso contrario, deben ser juzgados quienes perpetren estos actos, así como toda la estrategia antisubversiva. Iconos como Ingrid Betancourt deben ser quienes trabajen arduamente, no sólo en la liberación de rehenes, sino en la necesidad de la paz en Colombia. Serían excelentes activistas y mediadores, conjuntamente con las organizaciones de la sociedad civil, para trabajar por acabar con el terror y conseguir la paz.
El problema debe exponerse en su real magnitud. Por la alianza con el narcotráfico será muy difícil terminar con este problema en Colombia, pero se puede lograr que sólo sean vistos como lo que son: bárbaros delincuentes comunes que no creen en los derechos humanos y que se auto denominan ¨revolucionarios¨.
Desde aquí mi saludo fraterno y mi emoción por los liberados en Colombia, pero queda aún mucho por hacer. Trabajen juntos desde hoy pero siempre con la mirada puesta en el futuro. Es la única forma de generar la paz de manera sostenible.

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