Michael Jackson no es el único exponente de la farándula estadounidense en el banquillo. En Van Nuys, condado de California, el actor Robert Blake es acusado por el homicidio de su esposa, Bonny Lee Bakley.
En este proceso se ha planteado un debate público acerca de la admisibilidad de las pruebas denominadas análisis de trazas de disparo (ATD). Este es uno de los exámanes “de rigor” cuando se investigan casos criminales en los que está involucrado el uso de armas de fuego.
Sin embargo, los criterios coinciden en que la prueba de ATD tiene importantes limitaciones que deben ser tomadas en cuenta por los criminalistas al momento de aplicarla.
Este procedimiento se basa en el principio según el cual la pólvora negra contenida en los iniciadores de los cartuchos contiene tres elementos químicos en proporciones variables: plomo, bario y antimonio. Cuando el cartucho es utilizado, restos de los referidos elementos salen quemándose hacia adelante junto con el proyectil, y describen una forma similar a la de un embudo. A esto se le llama “cono de deflagración”.
Un proceso similar ocurre hacia la parte trasera del arma utilizada. Esa humareda que envuelve al tirador impregna esencialmente su piel y su ropa. Es decir, le transfiere algunas propiedades del cartucho usado, que pueden ser detectadas si se aplica el examen en las condiciones adecuadas.
Anteriormente, los agentes policiales acudían a la “prueba de parafina” para conocer si una persona había accionado un arma de fuego recientemente. Aplicaban una película de esa sustancia en las manos del sospechoso, y con ello extraían los nitratos de la pólvora quemada que se habían adherido a su piel. Pero este procedimiento fue abandonado hace más de 20 años, debido a que se necesitaban concentraciones muy altas de esos nitratos para lograr un resultado exacto. En fin de cuentas, el examen del llamado “guantelete” no era del todo confiable.
En la prueba de ATD el investigador aplica sobre los dorsos internos de los dedos pulgar e índice de las dos manos del sospechoso un hisopo previamente remojado con ácido nítrico. Las muestras deben ser sometidas a análisis de activación de neutrones o a una tecnología llamada espectroscopio de absorción atómica. Las lecturas que arrojen estos procedimientos deben ser consistentes con las extraídas de los grupos de control, es decir, las de otras personas cuyas manos fueron revisadas mediante las mismas pruebas, en condiciones totalmente controladas. En líneas generales, según la explicación del agente especial del Buró Federal de Investigaciones Robert Aaron, el ATD resultará positivo si tiene al menos dos de los tres elementos claves.
En el juicio a Blake hay particularidades que, debidamente destacadas por la defensa, podrían crear “dudas razonables”. Por ejemplo, el actor es un coleccionista y sempiterno usuario de armas de fuego. Por lo que la sola evidencia arrojada por el ATD positivo (como en efecto fue el resultado) no es suficiente para inculparlo. Reputados criminalistas llamados al estrado señalaron durante los últimos días que los resíduos de pólvora deflagrada pueden perdurar en las ropas de una persona “durante años”.
En otro litigio celebrado en Baltimore este año, relativo a un caso de violación con uso de arma de fuego, la prueba de ATD fue desechada debido a las dudas sobre el procedimiento aplicado para colectar la muestra. El juez advirtió que las muestras tomadas al sospechoso habían sido contaminadas en alguna parte del proceso, ya sea en el momento en que fue tomada, en su traslado o durante su estudio en laboratorio criminalístico. En este caso, una malpraxis de la autoridad puede dejar a un violador en la calle.
Las empresas de seguridad han desarrollado kits para la toma de muestras que permitan realizar el ATD de la forma más fácil y confiable. Algunos vienen con la forma de un vial, en cuya tapa hay una almohadilla redonda, que hace las veces del hisopo. Una vez frotado en las manos del sospechoso, debe ser introducida de inmediato en el frasco para evitar su enrarecimiento.
Pero siempre queda abierta la posibilidad del yerro. Aaron recomendó tomar las muestras apenas realizado el arresto, con la advertencia de que los resultados no serán cien por ciento seguros si han transcurrido más de tres horas desde que fue realizado el disparo homicida. Por otra parte, y aunque parezca contradictorio, los procolos habituales de detención mediante esposas contribuyen a disminuir la eficacia del ATD.
La utilidad de este examen disminuirá si el sospechoso fue visto disparando recientemente, pero hacia objetivos que nada tienen que ver con el caso; si el iniciador del cartucho carece de plomo, bario o antimonio y, finalmente, si el sospechoso se lavó las manos.