Salvamento en edificios de gran altura

Varios incendios ocurrieron en el mundo en la década de los ochenta. Podemos recordar en del hotel Grand Casino en las Vegas, USA, el 21 de noviembre de 1980, con un saldo de 80 muertos y 704 heridos; el 4 de diciembre de 1980 se incendió hotel Stouffer´s de Nueva York, USA, con un saldo 26 muertos. El lamentable incendio de Tacoa, en el departamento Vargas ese fatídico 19 de diciembre de 1982, aunque nada tenia que ver con las alturas nos afectó profundamente por la cantidad de voluntarios de los grupos de rescate que allí murieron, colaboradores y bomberos, esto nos marco indiscutiblemente a todos de una u otra manera.
Pero seguían sucediendo en el mundo incendios como el del 7 de mayo de 1983 en un hotel de Estambul que dejó 36 muertos y 65 heridos. El 12 de febrero de 1985 un incendio de hotel en Manila, Filipinas, dejó 27 muertos; el 2 de abril de 1985 ardió el hotel Emperor, en Taiwán, 28 muertos. También el 23 de enero de 1986 se inició un fuego en un hotel en la India, dejando 38 muertos.
El 3 de marzo de 1986 ocurrió algo que no esperábamos: el triste y famoso incendio torre Cémica en Chacao, en nuestra propia Caracas. Si mal no recuerdo se produjeron 15 víctimas, entre ellas el señor embajador plenipotenciario de Chile en Venezuela, su excelencia (QEPD) Carlos de Costa-Nora Sepúlveda. Quién no recuerda su imagen en la televisión desde una ventana pidiendo auxilio, quién no recuerda a la gente desesperada saltando por las ventanas y muriendo al chocar contra el pavimento. Toda Caracas se unió en apoyo de los bomberos. Las fuerzas armadas, en especial la Guardia Nacional, pedían que trajeran colchones por radio y televisión, para ponerlos y ver si los que saltaban del edificio desesperados podrían salvarse (una desesperado idea, con la intención de hacer algo, sin pensar en los resortes de los colchones de esa época), el caos se apodero de Chacao, el agua falló. En definitiva como siempre pasó de todo y el edificio se quemó, además de las victimas.
Muchas personas lograron llegar a la azotea. Allí corrían de un lado a otro pidiendo auxilio. Un helicóptero de la policía científica que volaba en patrullaje de rutina trató de aproximarse para evacuar a las personas, pero una aspa del rotor principal pegó con unas antenas de televisión allí ubicadas, lo que hizo al piloto de la nave abortar el procedimiento. Logró aterrizar en la base Miranda. Posteriormente la Policía Metropolitana (sin antenas en la azotea gracias a la otra nave), alzó el vuelo con 2 helicópteros y llegaron a la torre Cémica, allí bajaron a 2 funcionarios policiales y comenzaron, improvisadamente pero con la mayor seguridad que en ese momento se podía, a evacuar a las personas, varios viajes hicieron y lograron ponerlas a salvo en La Carlota. Hubo muchos errores, pero en definitiva fueron menores, pues de una u otra manera el objetivo se cumplió y de esta acción mucho se aprendió.
Como dije la torre se quemó. Como siempre el edificio no tenia sistemas contra incendios, de ningún tipo, tableros eléctricos de madera, etc.; los bomberos no tenían equipos suficientes, eran los del distrito Sucre (hoy municipio), los bomberos del Distrito Federal, hoy Metropolitanos de Caracas, acudieron en apoyo. Las escaleras no alcanzaban, las bombas fallaron, otras se apagaban y prendían y hasta en un momento el agua faltó (aunque suene conocido), sobró voluntad, abnegación, disciplina, compañerismo, unión, entrega e incluso profesionalismo. Faltaron sin duda equipos, pero como son las cosas, los responsables decían que no lo eran sino los otros, y los otros decían que ellos no y que les faltaban equipos, al final el ganador como siempre fue la excusa y el triunfo o el trofeo más bien, el edificio quemado, la impotencia las 15 personas fallecidas que todos querían y deseaban haber salvado. Pero los verdaderos héroes fueron los pilotos y policías que lograron sacar con vida de la azotea a más de 20 personas.
Siempre recordaré este titular de prensa, que para mí fue lapidario, de mal gusto y fatídico. Salió el 10 de marzo de 1986: “Bomberos, heroísmo e incompetencia”, escrito en el diario El Universal por Álvaro Rodríguez Bes, relacionado con el caso de la torre Cémica.
Es bueno recordar que el 5 de Octubre de 1983 se empezó a gestar en la antigua Oficina de Investigación y Protección Civil de la Alcaldía del Municipio Sucre (OIPC), dirigida por una extraordinaria mujer (la madre de los grupos de rescate voluntarios), Carmen de Pacanins, la idea de establecer un procedimiento para rescate de edificios de gran altura. Allí como siempre y un paso al frente estaba mi hermano, el licenciado Julio Lescarboura. Desde la OIPC se dieron los primeros pasos, donde participamos en varias reuniones con diferentes organismos públicos y claro esta grupos de rescate especializados como el Venezuela, el Humboldt, etc. Luego del incendio de la torre Cémica la OIPC convocó a una nueva reunión de coordinación y allí se establecieron los procedimientos a seguir para rescate con helicópteros de edificios de gran altura, que por supuesto nada tenia que ver con el combate y la extinción del fuego, pero sin duda van de la mano.
Producto de todo lo anterior el 25 de junio de 1986 se hizo un simulacro de incendio en la torre Británica, en Altamira, municipio Sucre (Caracas), coordinado por la OIPC y con la participación de un sin fin de organismos, claro está como debe ser de primero los bomberos, tanto del municipio Sucre como del Distrito Federal, entre otros.
Pero esto no quedó allí. Una tarde, tiempo después del simulacro de la torre Británica y claro del incendio de la torre Cémica, en la urbanización El Márquez en el municipio Sucre en Caracas, se incendió la Torre de Cadafe. Las primeras noticias indicaban que unos hombres estaban atrapados en la parte alta del edificio. De inmediato se activó el plan dispuesto años antes y que todos conocíamos y del cual teníamos copia. Extrañamente los únicos que se activaron fueron la OIPC, Organización Rescate Humboldt y el Grupo de Rescate Venezuela, los demás no entendían de qué se hablaba y nadie encontró la copia del plan. Al final los hombres salieron de ese fuego como pudieron y lograron salvarse. Claro está los bomberos estaban activamente trabajando y de hecho lograron controlar el fuego en la medida de lo posible, gracias a sus esfuerzos y gran voluntad, pero los daños fueron grandes.
Pero ese mismo año 86, que pareciera fatídico, el 31 de diciembre se incendió el hotel Dupont en San Juan de Puerto Rico, USA, causando 97 víctimas y 146 heridos. Allí se efectuaron evacuaciones con helicópteros desde los pisos superiores. También el día 30 de noviembre de 1987 se produjo un incendio en el hotel Concorde, Isla de Margarita, Edo. Nueva Esparta, Venezuela, que causó la muerte de 11 personas que asistían una boda.
Todos estos hechos y sus propias vivencias hicieron que un joven (hoy no tanto) profesional licenciado en educación, formado en el Grupo de Rescate Venezuela y asimilado en la Fuerza Aérea con el grado de teniente, propusiera como tesis para su ascenso a capitán elaborar un proyecto de operaciones para “rescate aéreo en edificaciones de gran altura en la ciudad de Caracas”. Lo llamó el plan de operaciones Halcón. Fue en 1989 , su responsable: Manuel F. Bazzani Rihgi.
Este proyecto se concluyó satisfactoriamente, con lo cual Manuelito ascendió a capitán. La Fuerza Aérea en especial la Inspectoría acogió el plan, por demás completo, preciso, práctico y no voluminoso (sólo 48 páginas con mapas y dibujos incluidos), todo estaba bien definido en lo que a responsabilidades y coordinación se refiere, así como el procedimiento de actuación tanto en tierra como en el aire y en la escena, se estableció una lista de Distribución que me voy a permitir recordar: 1. Comando General FAV, 2. Inspectoría FAV, 3. Estado Mayor General Aéreo FAV, 4. Comando de Operaciones aéreas, 5. Comando Base Aérea Generalísimo francisco de Miranda, 6. Comando Base Aérea El Libertados, 7. Jefatura de Operaciones Aéreas BAGFM, 8. Departamento Aéreo Policía Metropolitana, 9. Cuerpo de Bomberos del Distrito Federal, 10. Cuerpo de Bomberos del Distrito Sucre, 11. Dirección Nacional de defensa Civil – MRI, 12. Defensa Civil del Distrito Federal, 13. Oficina de Investigación y Protección Civil del Distrito Sucre – OIPC, 14. Comando de la Policía Metropolitana, 15. Comando de Apoyo Aéreo de la Guardia Nacional, 16. Regimiento Aéreo del Ejercito, 17. Grupo Aéreo de Operaciones espaciales Nº 10, 18. División Aérea de la Dirección de Transito Terrestre – MTC, 19. División de Búsqueda y Salvamento del MTC, 20. División Aérea del Cuerpo Técnico de Policía Judicial, 21. División Aérea de la Dirección de los Servicios Inteligencia y Prevención – DISIP, 22. División Aérea de CADAFE, 23. División Aérea C. A. Electricidad de Caracas, 24. Grupo de Empresas Mendoza, 25. Grupo de Rescate Venezuela, 26. Organización Rescate Humboldt, 27. Grupo de Rescate Gui – May, 28. Dirección de Seguridad Aérea y Terrestre FAV, 29. Departamento de Búsqueda y Rescate FAV, 30. Gobernación del Distrito Federal, 31. Gobernación del estado Miranda, 32. Consejo Municipal del Distrito Sucre, 33. División Aérea del Bloque de Armas y 34. Comando de la Guarnición del Distrito Federal y Estado Miranda.
Como ven de la anterior lista de distribución no hay duda que todos sabían de la existencia del plan Halcón. Pero el tiempo hace su trabajo y muchos no lo recordaron a propósito del reciente incendio del domingo 17 de octubre del 2004 en Parque Central.
No quiero terminar este artículo sin hacer referencia al incendio de la torre Este. En verdad fue un espectáculo tiste y dantesco ver cómo se consumía por el fuego desde el piso 34 en adelante este icono de la ciudad de Caracas. De nuevo los responsables se escudaron en mil una palabras, hablaron del bosque de pinos de Uverito (Edo. Monagas) y que si se incendiaban los bomberos debían a pagarlo (allí no hay tuberías, ni rociadores) como pasaba con la torre. Otros repitieron excusas del pasado. Claro está sobraron como siempre, voluntad, arrojo, valor y no faltaron ganas de trabajar, pero igualito se quemó la torre. Esta vez los bomberos estaban, según ellos, bien equipados por el proyecto España de 40 millones de dólares, que por fin les permitió a ellos mismos escoger sus equipos y no como en el pasado donde se los imponían. Así llagaron desde USA un gran número de ambulancias, cuyos rines de caucho eran de un modelo de neumático que en Venezuela no se fabricaba, al año la mitad de las ambulancias estaban paradas por falta de cauchos para movilizarse.
Muchos hablan, unos se auto alaban. Lo cierto y lo real es que la torre se quemó igualito desde el 34 hasta el bombillita de anti colisión. Yo no busco ni cazo culpables, pero sí creo que hay que reflexionar profundamente de lo ocurrido y de una vez por todas aprender el pasado, para enfrentar el presente y hacerlo mejor en el futuro.
Y no quiero opinar a profundidad del uso de los helicópteros al final del día domingo 17, dizque para enfriar, refrescar o mojar. Me pareció particularmente un esfuerzo innecesario e inútil, sobre todo a la hora en que se efectuó. Si lo desean lo podemos discutir ampliamente y a profundidad técnica. Mientras tanto los invito a leer este artículo relacionado con el caso del Centro Mundial de Comercio de New York, que tanto les gusta compararlo: https://segured.com/index.php?od=2&article=258
En pleno siglo 21, hay equipos para combatir y extinguir incendios en edificios de gran altura, de altísima tecnología y claro está costo también. Sé que a veces es preferible tener 10 ambulancias para enfrentar el día a día, que tener unos equipos almacenados para que de cuando en cuando sean usados en un edificio de gran altura que este incendiado, esa es una buena excusa, pero para el siglo 20, para el siglo 21, son palabra sin sentido y sin destino.
La torre Oeste de Parque Central, gemela de la incendiada, sigue activa y el riesgo sigue latente. Lo más triste es que nadie hace nada. La torre Oeste vive repleta de personas que allí trabajan diariamente y el Parque Central vive repleto de los que allí viven y laboran, en esos edificios de gran altura, que nada les sirve para prevenir incendios o combatirlos en su momento y al parecer esta realidad es ignorada por todos, incluso por los que deberían tener los equipos de alta tecnología para poder combatir y extinguir los incendios en los edificios de gran altura.
Creo que los Venezolanos y los latinoamericanos estamos cansados de las excusas (presentes y futuras). Queremos ver acciones que se materialicen en realidades.

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