Con ese nombre aparece un artículo en la Revista Security Management, de ASIS, que en vez de traducir simplemente, lo haré intercalando comentarios sobre la aplicación de las ideas expuestas por sus autores en nuestro medio. Sus autores son: William E. Thortom, Ellen McKinnon-Fowler y David R.Kent, tres personas cuyas excelentes experiencias se complementan muy bien para tratar el tema.
El enfoque general es el de que, todos aquellos a quienes compete en las empresas analizar los riesgos antes de ciertas decisiones, usen las estadísticas que publican entes autorizados sobre la evolución de los delitos.
Particularmente se refieren a situaciones como las de tener que opinar sobre la adecuada selección de un sitio, donde se proyecta una nueva instalación, la negociación de un seguro, o todas aquellas circunstanciasen las que, antes de una inversión, se desea conocer los riesgos en materia de seguridad y de protección, en un área, una ciudad, un barrio, o simplemente una calle o una vía.
Hasta hace poco, las preocupaciones anteriores a una decisión de este género, se concentraban en los atractivos que el lugar tenía desde el punto de vista de mercadeo, y posiblemente las complicaciones que pudieran generarse desde el ángulo, tránsito, las vías de acceso, circulación, estacionamientos etc.. pero se le daba menos importancia a aspectos ligados a la seguridad. Hoy se hace necesario, con recursos propios o mediante el asesoramiento de especialistas, analizar si se trata de un área con índice de criminalidad (delictivo) alto o bajo.
El asesor, sea interno o contratado, deberá precisar: que riesgos tendrá la nueva instalación que se proyecta en un área determinada, investigar la incidencia probable de estas amenazas y recomendar el plan de protección que debería implantarse, para reducir las mismas. Habrá que prever riesgos que no necesariamente tengan relación con los asuntos delictivos, como es el caso de los desastres naturales (sismos, incendios..), pero su trabajo específicamente enfocará la parte concreta del delito en el área, ya que éstos van siempre dirigidos contra las personas o las propiedades.
En los Estados Unidos, las consecuencias de imprevisiones en ese sentido, crean responsabilidades de carácter legal. Por ello se hace necesario conocer los riesgos a que estarán expuestas las personas (y las propiedades) que deban visitar el área o que se expongan a esos riesgos. Por lo cual, conocerlos, determinar la probabilidad de que ellos ocurran, y planear su neutralización, ha pasado a ser de obligatoria atención. El aporte de los datos estadísticos, no resulta suficiente; se hace necesario estudiar el impacto que puede producirse ante los delitos previsibles, contra las instalaciones y sus visitantes, lo cual más que producto de las estadísticas, es el resultado de su análisis.
Los mejores lugares para buscar esta información son las agencias oficiales de la policía, en las que profesionales pueden suministrar datos sobre: delitos, sus categorías, frecuencia, tipo de víctima a los que afecta cada uno y tipo de delincuente que los comete. Las llamadas a la Policía se producen, además de para cosas de este género, para muchas otras como son: tránsito, problemas domésticos, desórdenes callejeros, y muchos otros.
De allí que no podemos ser tan exigentes. Pero además sabemos que algunas agencias de la Policía, con mayores recursos llevan estadísticas que normalmente usan para hacer el seguimiento de las tendencias del delito y planear sus acciones en base a ellas lo cual normalmente les facilita la toma de decisiones.
Una de las publicaciones que suministra gran cantidad de datos y de gran utilidad es el conocido UCR (Uniform Crime Reporting) que es preparado por el FBI para uso de las Policías en todo el País. Otra de las publicaciones en los EE.UU., es Crime in América, el cual ofrece datos sobre muchas ciudades de los EE.UU. y en particular sobre ciertas áreas sub-urbanas.
Aunque estos datos sobre ciudades o áreas sub-urbanas, son de cierto valor, no ayudan mucho en los problemas de selección de un sitio. La verdadera explotación de los datos estadísticos en la toma de decisiones referentes a seguridad impone tareas como, proveerse de mapas y planos con el señalamiento de índices delictivos, su evolución, medidas contra el fenómeno y datos relacionando los porcentajes de la incidencia del delito con la población.. etc. Pero el trabajo de explotación de la información recolectada lo debe realizar el asesor, sirviendo todo esto solamente como base para la justificación de sus recomendaciones.
Los autores comentan luego, y ampliamente, los grandes servicios que la Policía presta a los investigadores que trabajan en cuestiones de seguridad. Por supuesto que para disfrutar de ellos se hace necesario estar perfectamente identificado, y demostrar que realmente realiza ese trabajo para instituciones serias.
A veces no resulta fácil, pues existen en los EE.UU. medidas de protección de carácter legal, sobre la divulgación de ciertos hechos, y ante tal impedimento la propia policía poco puede hacer.
Hay cierta protección, en unos casos y en otros mal manejo de los datos sobre delitos cometidos en determinadas áreas, como las Universidades, lo cual es legalmente cuestionable, pero se hace con la finalidad de proteger contra publicidad desfavorable de esos institutos. Algunas de esas instituciones han prescindido de tener su propia seguridad, y han encargado de ella a comisionados especiales de la Policía, con la cual se entienden directamente. En estos casos difícilmente se podrá obtener información sobre delitos, aunque sabemos que se cometen hasta violaciones. Pero ellos los manejan confidencialmente. Ante la denuncia de padres de los alumnos, el manejo es siempre hecho en forma muy discreta, y llega a divulgarse solo cuando en las investigaciones para poder llegar a establecer la culpabilidad de alguien, se hace necesario interrogar a estudiantes.
Es naturalmente necesario que quien hace el análisis de las actividades y tendencias del delito en un área, las asocie con gran precisión a las fechas. Una asociación de este tipo, sobre la serie de delitos previos a su investigación será una base seria para determinar el grado de amenaza que habrá de presentarse tanto en el lugar, como en el tiempo. Esto incluye, claro, robo, raterías, asaltos, vandalismos.. etc. Detalles más minuciosos, posiblemente no sean necesarios. Todo depende del nivel de seguridad que se le quiera suministrar a los trabajadores y visitantes con actividades ligadas a la instalación prevista en el lugar.
Algo muy de moda actualmente en los EE.UU., es la previsibilidad de los delitos. A las empresas se las puede calificar de negligentes si dejan de acudir a la búsqueda con la Policía, de datos básicos para el planeamiento de su seguridad. Pero igualmente puede ocurrir que se les acuse de haber usado exclusivamente esta fuente. Hasta hace pocos años, la víctima despojada de una propiedad en lugares públicos, debería luchar con los medios legales, para que el delincuente fuese apresado y proceder de algún modo a que hiciera la restitución de lo sustraído. Actualmente la tendencia es a responsabilizar, al menos parte de los daños, a aquellas empresas que en su actividad normal, inviten a sus clientes a visitar sus dependencias, y a suministrarles a sus huéspedes, o visitantes, un determinado grado de seguridad. Esto ya ha sido planteado en litigios en los que ha habido decisiones, favorables unas y otras no.
Desde 1970, se han venido incrementando los litigios en los que se alega la negligencia en la seguridad, que la empresa debe suministrar a los reclamantes. En 1974, el caso del ataque al artista Connie Francis, ocurrido en el Long Island Howard Johnson motel, prácticamente abrió la compuerta de una serie de reclamos a gerentes sobre las responsabilidades de «terceros». El reclamo por negligencia fue castigado mediante veredicto con $.2.7 millones. A partir de ese día, cada vez se insiste más en la responsabilidad de las empresas en el suministro de seguridad adecuada y razonable a sus invitados.
En el análisis de estos casos aparece siempre amenazante, el criterio nebuloso de la PREVISIBILIDAD. ¿ Quiere decir que los empresarios deberán estar pendientes de los delitos que se cometan en su empresa o en los alrededores, a fin de proporcionar la seguridad adecuada, ante la posibilidad de que estos delitos se puedan repetir? Se pregunta el autor.
Hasta el presente, no existen normas que regulen la previsibilidad por parte de los asesores. Las decisiones tomadas hasta ahora en ese sentido, solo han incrementado el grado de confusión. La mayoría de los casos se han manejado en base a las estadísticas policiales. Luego, por ahora, la previsibilidad podrá definirse como la probabilidad de que algunos delitos futuros se presenten, en base a como se han venido presentando en el pasado. Agregando posiblemente algunas consideraciones referentes al ambiente y a la demografía.
Ciertos delitos, no obstante, pueden calificarse de imprevisibles. Como es el caso ocurrido en Purdue University, de Indiana, en el que una estudiante fue asesinada por su marido. Este caso fue calificado por el juez, como imprevisible. En otras palabras, se reconoció que la Universidad no podría prever este tipo de crimen de origen conyugal. Así mismo se han calificado delitos cometidos entre arrendatarios de una vivienda. Igualmente han sido considerados los delitos cometidos por enfermos mentales generalmente muy dramáticos, y que ocurren en sitios públicos y de los que no puede responsabilizarse a los dueños o encargados.
En esto de la previsibilidad, hay posiciones de algunos asesores, sobre el hecho de que, si cierta cantidad de delitos, especialmente contra la propiedad, se vienen cometiendo en un área, debemos anunciar a los propietarios que, delitos más graves se presentarán. No obstante, las estadísticas no necesariamente apoyan esta idea. La UCR, da datos como el que por cada asalto con graves características, habrá 1.000 robos de vehículos. Y que un asesinato se comete por cada 45.000 robos de autos.
Aunque en algunos estados, como Michigan, las autoridades judiciales son reacias a descargar la responsabilidad en los patronos, por crímenes de terceros; en otros estados se discute aun, a partir de cuantos crímenes de un tipo determinado, puede considerarse que éste es previsible que se repita, para establecer la responsabilidad de los patronos.
En estas discusiones se habla de sitios donde no ha habido delito alguno, sitios donde ya se cometió uno, sitios donde se han cometido varios… Etc.. Una de las tendencias es la de que un solo delito es suficiente para que el gerente deba tomar todas las medidas para proteger a sus visitantes contra su repetición. Y que de esa forma, protegerá a su patrón.
En los litigios se hace referencia a gran cantidad de delitos cometidos antes del que se está manejando. Pero es importante conocer las circunstancias en que éstos ocurrieron, pues hay información al respecto que puede conducir a que el lugar donde sucedieron, tenía características que los facilitaron, y ello no significa que necesariamente habrán de ocurrir en otro lugar.
De allí que, aun una larga lista de delitos no es necesariamente un índice de una tendencia. Es necesario profundizar aun más, para poder determinar si se trata de un fenómeno que puede incrementarse, o son determinadas circunstancias, que en determinada área, han hecho coincidir la facilidad para que se cometieran, lo cual no es transplantable a cualquier otra área.
Las estadísticas sobre el delito, pueden, al estudiarse uno de ellos, suministrar información sobre la incidencia en el área de este último. Y no nos referimos solamente al número de delitos previos; debemos atender a lo que se nos de como datos adicionales en materia de: ambiente socioeconómico, edades, si se trata de una zona residencial o de comercio, (para los norteamericanos, tiene gran importancia la composición racial), los patrones del uso de la tierra… etc.
No se puede establecer reglas sobre la extensión topográfica del problema. A veces la existencia de ríos, o de autopistas, permite limitar cierta área. El que en una de esas áreas se hayan cometido una serie de delitos, no es suficiente para que un asesor, califique el área como de alta o baja criminalidad. Se hace necesario obtener información de otras áreas de características similares y analizar en la información estadística la forma como han sido calificadas y cuales han sido las cifras de delitos en ellas. Así tendremos una imagen comparativa de nuestro caso. Estas cifras suelen estar asociadas a la población y darse en: X delitos por cada TAL número de habitantes ( por cada cien, o por cada mil ).
Dependiendo del objetivo fijado al asesor, estas investigaciones pueden ser superficiales, o pueden llegar hasta límites grandes de sofisticación. Datos de ese mismo género deberán ser buscados en un caso determinado, en base a que quien usa al asesor, sea el que maneja el reclamo o al que organiza su defensa.
Puede presentarse el caso de dos crímenes, aun muy graves, entre los que, analizados a fondo, no exista posibilidad lógica de asociarlos. Presentarlos como dos muestras del mismo caso, y pretender que con ello se puede demostrar la presencia de una amenaza concreta, puede ser la consecuencia de no haber hecho un estudio más a fondo, llegándole a los intríngulis del problema.
Hay análisis estadísticos, que son simplemente problema de papel y lápiz, manejo de cifras y conclusiones, relativamente fáciles. Aun los sistemas de analizar las estadísticas usando los promedios, los standards de desviación, y los alcances, pueden manejarse en forma simple con una calculadora. Para la explotación más científica de los datos suministrados estadísticamente, se hace necesario trabajos con el computador y conocimiento de su interpretación.
En el análisis de las estadísticas hemos hablado de no trasladar problemas de un área diferente a la que nos interesa, si no existen razones para hacerlo. No obstante, puede ocurrir que el fenómeno que se ha presentado en algún área distinta a la nuestra, o a la que nos interesa, tengan características en su evolución tales, que nos permitan prever que en la nuestra pueda que surja un proceso similar, por lo que ciertas medidas de protección resulten recomendables, en previsión de esto.
Hay una serie de productos para el análisis delictivo de ciertas áreas, disponibles tanto en IBM, como en los usuarios de APLE. Los hay además en forma menos comprensiva como el LOTUS 1-2-3, Quatroy, y Wings, que le permiten al asesor, establecer categorías y analizar los datos sobre delitos con propósitos de seguridad.
Las estadísticas descriptivas permiten transformar una gran lista de números en formas más manejables. Ellas permiten al asesor, la descripción, la organización y las conclusiones en base al uso de los datos sobre delitos. La simple distribución de las frecuencias, permite al asesor, determinar cuáles son los crímenes o delitos más frecuentes en el área. Podrá entonces fijarse el patrón seguido por su incidencia.
Si la mayoría de los delitos se encuentran concentrados en el medio de la curva de frecuencia y solo algunos se salen por tener scores muy bajos o muy altos; diremos que ellos tienen una distribución normal. Puede ocurrir lo contrario, que la gran mayoría se halle concentrada en los extremos de la curva de frecuencia; nos hallaremos en caso de asimetría. Este tipo de análisis capacita al consultante en la determinación de las tendencias de un delito, en un área determinada, o entre dos áreas. Las frecuencias pueden estimarse como diarias, semanales mensuales o del año, para hacer las comparaciones.
La mayoría de las formas como se agrupan los delitos, tienen un cierto grado de variabilidad. Ellos difieran uno de otros. La medida de esa variabilidad indica el grado de dispersión en el grupo de delitos. Si los delitos son muy similares, hay muy poca dispersión. Si los crímenes son muy distintos, entones hay un alto grado de dispersión. En pocas palabras, la medida de la variabilidad es una simple indicación de la dispersión del tipo de delito.
Las estadísticas descriptivas, proporcinándonos promedios y su desviación con respecto al promedio, sirven para documentar la variabilidad. Cuando hay una variabilidad acentuada en los datos sobre el delito, este tipo de estadística descriptiva permite agruparlos en tablas y gráficos de más fácil interpretación. Y además facilita las presentaciones en forma comprensible. Las estadísticas por inferencia, permiten estudiar un fenómeno delictivo ocurrido en áreas mayores a la nuestra, para prever su desarrollo y llegar a conclusiones de lo que nos puede ocurrir.
Reunidos todos los elementos, dentro de estas estadísticas, puede inferirse, aplicando una cierta ecuación, si tal o cual delito se ha de cometer en el área que nos interesa. De todos modos, no se trata de una bola de cristal, sino de la aplicación de métodos que ayudan a prever delitos, sin que eso quiera decir que el delincuente, actuará irremisiblemente en la forma esperada.
Uno de los tipos más populares de la estadística inferencial, es el del análisis a base de las múltiples regresiones que pone al asesor en condiciones de hacer predicciones sobre la probabilidad de que ciertos delitos produzcan víctimas en un lugar, en base a los delitos ocurridos en el pasado y a otras variables.
Dentro de las variables que afectan las condiciones de los sitios analizados tendremos la de su población, sus características, la distribución de las viviendas o comercios, factores socioeconómicos, sitios que originan líos, como bares, discotecas.. Etc.. grado de la seguridad privada y pública, iluminación, proporción entre áreas privadas y públicas…
Todas estas circunstancias permiten al asesor, determinar qué tipo de crimen se espera, o se puede esperar que ocurra; y dentro de aquellos que tengan la mayor probabilidad; seleccionar las recomendaciones para neutralizar su amenaza. No hay que olvidar que las estadísticas podrán ser buenas, pero nunca mejores que los datos en los que ellas se basan.
Aunque los científicos dedicados a las ciencias sociales han usado la estadística inferencial, no se han animado a hacer un mayor uso de sistemas más complicados, para hacer sus predicciones en base a éstos. No obstante las demandas crecientes de precisión a los consultores en este sentido, hacen pensar en la conveniencia de que ellos acometan esta tarea, adiestrándose más a fondo en la materia.
Los Bancos, tienen un área muy especializada, a la que afectan específicamente ciertos tipos de delitos. Cada banco tiene al frente de sus problemas de seguridad, personal con esa exclusiva misión, y entre los gerentes de seguridad de cada banco existen hoy comunicaciones que resultan de gran utilidad como para manejar de modo fácil el problema de las estadísticas. Además las comunicaciones entre la seguridad de los bancos y las policías son normales y casi siempre cordiales. De modo que el campo es propicio a valerse de las estadísticas que tanto el banco como las policías pueden llevar.
Para que las estadísticas a que nos referimos sean realmente útiles, deben contener información más detallada que la que normalmente se consigue en las disponibles. Por ejemplo, nadie niega el interés que tiene para nosotros el que se sepa que en el año tal, y aun en los meses tales y tales de ese año, se cometieron un número determinado de robos (atracos), que la cifra total, la mensual y hasta los promedios trimestrales fueron de tales y cuales cantidades. Igualmente tenemos ala disposición las cifras correspondientes a los robos por banco, y sus promedios tanto por banco, como por robo. Pero ¿ es eso suficiente ?
Personalmente no lo creo, pues entre esa cantidad total de robos los hay que tienen ciertas características, como son: que los delincuentes solo se llevaron el dinero en taquillas ( es decir, que no llegaron a entrar en la bóveda) o que el dinero robado lo sacaron de la bóveda. Y esto hace una gran diferencia. Pero además, y es muy importante, que determinemos si estos robos se realizaron en el momento en que el banco se disponía a enviar una remesa, o estaba a punto de recibirla. Igualmente es importante la diferencia entre aquellos robos (atracos) en los que previamente los delincuentes cortaron las comunicaciones telefónicas, o si han cortado la fuente de energía. Con respecto a la conducta del vigilante; el detalle de sí el mismo pulsó las alarmas oportunamente, o si lo hizo, cuando ya los delincuentes se habían escapado con el botín.
Tener estadísticas solo para demostrar que se está bien informado, es una inmensa tontería, pues de que sirve estar o creer que se está bien informado, si no se hace uso de la información que se posee. No tener estadísticas sobre robos, es desconocerla dimensión del problema que estamos afrontando.
Pero conocerla dimensión del problema y no reaccionar con medidas destinadas a reducirlo, a neutralizarlo, es absurdo.
Pero, qué medidas podemos diseñar, si solo conocemos las cantidades de delitos, y no los podemos clasificar por falta de los detalles que nos ilustren las características de las amenazas que ellos constituyen. Si todos los robos no son iguales, las medidas contra uno, pueden no ser efectivas contra otros. Podríamos pensaren que protegiéndonos contra uno, nos protegemos contra todos. Eso es cierto, pero analizando cuidadosamente cada caso, y extrayendo de él sus enseñanzas, podríamos determinar que el robo aquel, que tuvo lugar en X oficina, fue facilitado por circunstancias que no existen en otra oficina.
Si ha de hacerse un esfuerzo contra el robo (atraco), y en él emplear nuestros recursos, lo mejor es dosificarlos de acuerdo con nuestras verdaderas necesidades. Y las estadísticas que parten de la relación entre los robos y nuestras oficinas, concretamente, nos deben mostrar cuáles de nuestras agencias han sido robadas con mayor frecuencia, y tener una lista ordenada de esos hechos, a fin de encauzar nuestros esfuerzos de protección; pues, esa relación tiene que ver con la vulnerabilidad de nuestras instalaciones, y con la forma como se manejan.
Esa sería la materia prima de un buen estudio de vulnerabilidad de nuestras oficinas. Pero como lo hemos dicho antes, no se trata de conocer solo el número de veces que una oficina ha sido robada (atracada), sino de analizar su ubicación, su diseño, el ambiente en que está instalada, sus alrededores, la calidad de sus instalaciones, las relaciones con la policía local, inclusive la disciplina en el cumplimiento de las normas de seguridad.
Posiblemente una oficina muy atracada, fue situada en un lugar poco recomendable hoy, pero que no lo era para esa fecha. O simplemente, las consideraciones de otro género, privaron sobre las de Seguridad, a la hora de seleccionar el sitio. Pero ahora ya esa oficina está allí, y el riesgo de haberla ubicado así, debe neutralizarse con medidas de seguridad que tal vez en otro lugar no sean necesarias.- No obstante, en el banco tenemos el caso de una de las oficinas que encabezaba la lista de las más robadas y actualmente desde que se mudó, no ha sido más blanco de estas fechorías.
Y a nivel nacional, tenemos la experiencia de que cuando en el área metropolitana se realizan esfuerzos para frenar a la delincuencia, ésta se traslada al interior. Y a veces se detecta a qué zona del interior hacia la cual se han ido. Tener el frío cálculo de los atracos o robos, sin indicar el área en que se ha cometido, es otro error. Del mismo modo como las fechas en que han ocurrido los ataques. Para los buenos observadores, es interesante fijarse en, si se trata de tal o cual mes del año, en el que los impactos son más numerosos, y aun dentro de los lapsos trimestrales o semestrales. Y no se trata de una manía, llegar a detallar los días de la semana y entre ellos las horas del día.
Teniendo toda esta información disponible, y conservando documentos (prensa, revistas etc..) con detalles, podemos llegar a conocer que acontecimientos periódicos o estacionales pueden haber influido. El caso de las elecciones (período previo, o en su propio desarrollo) El caso de las vacaciones. Que pasa con los fines de semana largos, Semana Santa, Carnaval, las Navidades?
De un estudio hecho hace tiempos, se llegó a la conclusión de que ciertas oficinas, por ser las más atracadas, deberían proveerse del recurso adicional de los paquetes explosivos. La experiencia nuestra, no tuvo el éxito que si tuvo en otros bancos, donde ese dispositivo permitió la captura de delincuentes. Del mismo modo, posiblemente, estudiando hoy las oficinas nuestras que han sido robadas con mayor frecuencia, podríamos mejorar su protección con algunos de los recursos que la tecnología ha puesto a nuestro servicio.
El hecho en sí, de que haya unas oficinas más frecuentemente víctimas, es un indicativo que tenemos en las manos para reaccionar. Normalmente se percibe gran interés en determinar los detalles de un robo, en las primeras horas después de su impacto. No obstante, se nota la tendencia a considerarlo un hecho consumado y limitarse a describir sus efectos. Hace falta agregarle a nuestra preocupación, un análisis más a fondo de las condiciones de esa oficina, y de las circunstancias que hicieron posible lo ocurrido.
Allí han de aparecer, aparte del análisis del funcionamiento de las medidas de protección de tipo técnico, la influencia del factor humano, tanto en el personal específico de seguridad como son los vigilantes, como en el cumplimiento de las normas por parte del personal, en general. Es decir, que no debemos creer de que una oficina está suficientemente protegida, simplemente por tener un buen sistema de detección y de reacción.
La detección simplemente nos permite reaccionar lo más temprano posible, y la reacción es una actividad netamente humana, que usa los medios de comunicación para hacerse presente. Una detección que no se capta de inmediato, o una reacción que nos hace perder el tiempo, va a favor de los delincuentes. El correcto funcionamiento de los medios técnicos de protección, es responsabilidad del Departamento Técnico, pero una lenta detección y una tardía reacción, tienen mucho de lo que el Departamento de Protección debe saber hacer, en materia de adiestramiento y de supervisión.
De acuerdo a nuestra doctrina, el personal debe mantenerse atento pero no debe ofrecer resistencia a los atracadores. Si todo marcha bien, el atraco será detectado y la señal de alarma debe salir de inmediato hacia la Policía. Entre más pronto ésta reciba el aviso, y se encamine hacia la oficina afectada, más corto será el lapso disponible para los delincuentes para realizar su fechoría. Reducir ese tiempo a un mínimo es del interés de todo el personal. Luego, nuestro aporte a la identificación de los delincuentes será mejor, entre mayor atención le ponga el personal a las normas de seguridad al respecto. Pero otro de nuestros aportes, muy deseado por la Policía, es el obtenido de la filmación de los sucesos. La calidad de este aporte, dependerá siempre del estado de las cámaras, de que se las haya activado oportunamente y, claro, de que hayan sido ubicadas convenientemente.
El hecho de que estemos obligados a no ofrecer resistencia, a veces impacta desfavorablemente ciertos criterios, dejando a la suerte lo que haya de ocurrir. Este criterio es errado en el sentido de que hay muchas medidas que nos corresponde aplicar previamente a cualquier atraco, otras que están prescritas para durante el robo mismo, y finalmente otras, una vez concluido el episodio.
Volviendo a las estadísticas, todos aquellos factores de que hablamos que podríamos llamar exógenos, no serán suficientes para un análisis, si olvidamos los factores endógenos que afectan nuestras vulnerabilidades. Es decir, aquellos cuya aplicación está más al alcance de nosotros.