Seguridad ciudadana: un problema de fondo
¿Quién podría dudar de que uno de los principales problemas que hoy aqueja a los individuos es el de la inseguridad ciudadana? Las cifras de delitos ha crecido en Lima, sobre la de agravados. La percepción de inseguridad de los ciudadanos es mayor que la realidad: en general, se mantiene la desconfianza en la actuación de la seguridad pública y de la justicia.
Si sólo nos basáramos en resultados, la actuación policial y la de justicia dejarían mucho que desear. Por ello, el 19 de febrero de 2008, 25 alcaldes de Lima y el Callao emitieron un pronunciamiento donde señalaron que la política del Gobierno central, acerca de seguridad ciudadana, era insuficiente y no adecuada, lo que ha desencadenado un incremento de la delincuencia y de la violencia urbana en el país.
Hay un proyecto de ley, presentado por un grupo de alcaldes ante el Congreso de la Republica, que se denomina «efectividad municipal en seguridad ciudadana». Una de las cosas que se solicita en este proyecto es la entrega, a los alcaldes provinciales y distritales, de la dirección operativa de la Policía Nacional. En mi opinión, los alcaldes son responsables en el tema de la seguridad ciudadana, ya que ellos son quienes tienen más información y conocen mejor su territorio, así como la problemática de inseguridad que viven sus vecinos.
Sin embargo, la realidad demuestra que son pocos los alcaldes que realmente se han comprometido con este problema. Estas autoridades deberían ser los líderes de la seguridad ciudadana en sus distritos. No se trata de suplantar acciones que son policiales y que cuentan con personal capacitado y entrenado para sus funciones.
Es cierto también que la policía está concebida para obedecer una línea jerárquica, sin embargo, deberíamos analizar algunas experiencias exitosas en Latinoamérica que apostaron por el modelo de seguridad ciudadana como es el caso de Colombia. La experiencia de Bogotá y Medellín fueron muy aleccionadoras y, en gran medida, esto fue gracias al impulso y a la tenacidad de su ex-alcalde Antanas Mockus y el actual alcalde de Medellín Alonso Salazar.
El concepto es que el Gobierno Municipal se encarga de articular los esfuerzos con otras instituciones, de aportar financieramente para el fortalecimiento de la policía y del sistema de justicia, dando prioridad a las políticas de prevención contra el delito y la violencia.
No se trata de robar protagonismos, se trata de encontrar el camino correcto para enfrentar un fenómeno que hoy nos inquieta y atemoriza. ¿Cómo no recordar al ex alcalde Rudolph Giuliani que condujo una drástica reducción del crimen en Nueva York? Estamos de acuerdo que son situaciones distintas, ya que disponían de los recursos humanos y económicos requeridos.
Sin embargo, volviendo a nuestro país, mantengo mi punto de vista: mientras los cuatro primeros actores de la seguridad pública y de justicia tengan problemas de corrupción, falta de presupuesto adecuado y recursos humanos como la policía, el Ministerio Público, el Poder Judicial y el Instituto Nacional Penitenciario, poco o nada se podrá avanzar en solucionar.
Las actuales tasas de delito, además de la falta de preparación y capacidad de algunos alcaldes para afrontar la problemática es preocupante. Hay algunas voces que señalan que se pueda utilizar el recurso humano de la policía para intereses políticos.
¿Qué resultados han habido desde la implementación del Sistema Nacional de Seguridad Ciudadana (Sinacec) y el Comité de Seguridad Ciudadana (Codisec)? Esta última es una organización creada para formular, planear y ejecutar los proyectos y programas de seguridad ciudadana. Luego, el Consejo Nacional de Seguridad Ciudadana (Conasec) es el máximo organismo del sistema, encargado de la formulación, conducción y evaluación de la política de seguridad ciudadana. Mucho nombre y poca efectividad, ¿cuál ha sido el logro real de estas instituciones en los últimos años?
Habrá que reconocer que, mas allá de sus limitaciones, los serenazgos se han convertido en el método de control de seguridad más organizado por las municipalidades. Un trabajo muy simple en la mayoría de ellos: la división del distrito en cuadrantes, por cada cuadrante se distribuye un número de serenos que son asignados a espacios rotativos. Además existen puestos de auxilio rápido en lugares estratégicos, el resultado de ello ha sido positivo.
Finalmente, como reflexión señalaría:
• Las políticas de seguridad ciudadana requieren cimentarse en liderazgos.
• Se debe trabajar el tema en forma multisectorial.
• El apoyo del Gobierno central es fundamental.
• Se deben desarrollar programas preventivos multisectoriales.
• Legislar sobre las funciones del serenazgo.
• Hay que trabajar de forma articulada e integral con las instituciones que conforman los eslabones de la seguridad y justicia.
• Invertir para mejorar la infraestructura, equipos y sistemas de nuestras prisiones, haciéndolas más seguras.
• La construcción de, por lo menos, dos nuevos penales en la ciudad.
Hay que recordar que sin seguridad no hay desarrollo sostenido, inversión extranjera ni turismo.
César Ortiz Anderson
Colaborador de Segured