Sin duda… en Bagua el Gobierno hizo agua

Sin duda… en Bagua el Gobierno hizo agua
Empezaré este artículo muy dolido por las muertes ocurrida entre peruanos y que era previsible que ello ocurriera. Hay una verdad que no debemos dejar de lado, 24 horas después de que el Congreso de la República postergara el debate del Decreto de urgencia 1090 ley forestal y de fauna silvestre, se da la orden par el operativo del viernes 5 de junio a las 5 AM.
Ya habían pasado 56 días que en el Nororiente peruano se llevaban movilizaciones y otras acciones de protesta como la toma parcial de las carreteras. La misión era clara: recuperar la carretera Fernando Belaunde, desalojando a los que estaban obstruyendo el tránsito. Los policías estaban cumpliendo su deber, que no era otro que restablecer el orden interno.
Una vez más tenemos que reconocer que falló la inteligencia estratégica. Otro punto a tomar en cuenta es que existe una falta de recursos evidente para el equipamiento adecuado en las unidades policiales, especializadas en el manejo de disturbios sociales. Con esas carencias pregunto: ¿Cómo se pretendía neutralizar con éxito a los nativos? Quiero señalar que estoy en total acuerdo con medidas que se tomen para restablecer el orden social, pero con las estrategias y recursos adecuados, y el factor que fue el detonante fue el grueso error político donde sus actores no calcularon las fatales consecuencias de sus irresponsables actos. Pareciera que muchos de ellos no conocen la dinámica actual de nuestro país.
Por ejemplo, las comunidades indígenas están divididas y el Gobierno sólo dio protagonismo y la bendición al dirigente nativo Alberto Pizango de ser la cabeza visible para las conversaciones. Se debió invitar a otros reconocidos dirigentes nativos de otras zonas. En ese punto debo señalar que el dirigente Pizango jamás anunció el cese de las medidas de fuerza, no existió por parte del Gobierno una correcta información y ello sirvió como un teléfono malogrado que, al final, asustó a los miles de nativos que pensaron que iban a ser despojados de sus territorios. Ellos estaban convencidos de luchar por sus derechos ancestrales, sin duda estamos ante un conflicto con muchas aristas y una suma de errores.
Pregunto: ¿puede haber algún interés que esté por encima del diálogo y la paz, que no se intente cambiar la realidad de lo ocurrido? Ya que sabemos que las mentiras tienen patas cortas, insisto que un buen manejo político hubiera sido un arreglo para evitar esta lamentable tragedia, metafóricamente es como el extintor que faltó para evitar el incendio en Utopía. El reclamo de los pueblos amazónicos pueden ser justo, pero hay que tener mucho cuidado con la violencia, acaso ya olvidamos lo ocurrido en las décadas de los ochenta y noventa con el accionar del terrorismo, cuidado cuando esas protestas vienen acompañadas con armas y sangre.
Finalmente, nada justificará la muerte de 24 policías y un número hasta ahora no determinado de civiles. Es un costo muy alto, se tiene que realizar una profunda y prolija investigación para determinar los culpables de esta masacre. Sin duda que hay una responsabilidad compartida, y debido a ello se cambiaron propuestas, ideas y reflexiones por violencia, balas y sangre, pero la impunidad podría ser mas dañina que la masacre.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *