Técnicas de investigación del delito de asociación para delinquir

JAVIER IGNACIO MAYORCA
TECNICAS DE INVESTIGACION DEL DELITO
DE ASOCIACION PARA DELINQUIR
Agradecimientos
A todas aquellas personas que aportaron datos y criterios para la realización de este trabajo, y cuya mención sería inapropiada pues se encuentran en la línea del deber.
A Bayardo Ramírez Monagas, quien desde el comienzo creyó en este proyecto. Demostró con hechos que todo ser, en cierta forma, empieza siendo un acto de fe.
A Francisco Javier Gorriño, amigo antes que asesor.
A Yraisa Sánchez, constructiva y oportuna.
A la C.A Editora El Nacional, la empresa que me ha visto crecer y que, desde el comienzo, apoyó la iniciativa de este post-grado en criminalística.
Al Instituto Universitario de Policía Científica, por admitir entre sus filas a alguien que es (y siempre será) un periodista.
“Puedes lograr mucho más
con una palabra amable
y un arma
que con una palabra amable
solamente”
Al Capone
0.-Indice general
Dedicatoria Pág. I
Agradecimientos Pág. II
Epígrafe Pág. III
CAPITULO PRIMERO
1.1.-Introducción Pág. 2
1.2.-Planteamiento del problema Pág. 5
1.3.-Objetivo del estudio Pág. 6
CAPITULO SEGUNDO
2.1.-Antecedentes Pág. 8
2.1.1.-Historia, características y si-
tuación actual de los principa-
les grupos de delincuencia orga
nizada Pág. 8
2.1.2.-Antecedentes jurídicos en torno
al delito de asociación para de
linquir Pág. 20
2.1.2.1.-Italia Pág. 20
2.1.2.2.-Estados Unidos Pág. 21
2.1.2.3.-Venezuela Pág. 22
2.1.3.-Tipificación del delito de aso-
ciación para delinquir en el
Proyecto de Ley Orgánica Con—
Tra la Delincuencia Organizada Pág. 23
2.2.-Base teórica Pág. 25
2.2.1.-Características comunes a los
principales grupos de delincuencia
organizada Pág. 25
2.2.2.-La delincuencia organizada.
Definiciones Pág. 26
2.2.3.-El concepto de la técnica Pág. 30
CAPITULO TERCERO
3.1.-Técnica de la investigación encubierta Pág. 33
3.2.-Técnicas de vigilancia Pág. 39
3.2.1.-La vigilancia estática Pág. 41
3.2.2.-La vigilancia dinámica o seguimiento Pág. 42
3.2.2.1.-La vigilancia con vehículos Pág. 46
3.2.3.-La vigilancia electrónica Pág. 48
CAPITULO CUARTO
La investigación patrimonial Pág. 56
Conclusiones Pág. 60
Recomendaciones Pág. 61
Bibliografía Pág. 64
CAPITULO PRIMERO
1.1-Introducción
Mucho se ha discutido acerca de la verdadera existencia del crimen organizado o estructuras del tipo mafiosoDurante la primera mitad de este siglo, e incluso hasta bien entrada la década 1970-1980, predominó la tesis según la cual el concepto de mafia había sido una invención de los mismos grupos que defendían en los Estados Unidos las tesis conspirativas, para impulsar de esta manera una reacción contra el régimen de la Unión Soviética, y una carrera armamentista.
El escepticismo en Norteamérica se reflejaba en la ausencia de un programa específico dentro del Buró Federal de Investigaciones, FBI, para la detección y el enjuiciamiento de quienes supuestamente eran los principales exponentes de la delincuencia organizada. Con estas palabras, el agente especial William Roemer describió la situación de aquella época:
“El señor (John Edgar) Hoover no tenía conocimiento del crimen organizado en los Estados Unidos…porque el Buró jamás lo había investigado. Hasta la reunión de Apalachin, sólo investigamos cosas como robos de bancos, hurtos interestatales, robos de vehículos, secuestros o deserción militar. Y como ningún miembro serio de la red haría tales cosas, nosotros jamás pusimos sirenas contra ellos”
Mucho ha cambiado desde entonces la percepción sobre este problema, tanto en los Estados Unidos como en Venezuela. Las dudas en torno a la existencia de grupos estructurados para violar la Ley han desaparecido. Ahora la Organización de Naciones Unidas califica a la delincuencia organizada como “una de las principales amenazas a las que han de hacer frente los gobiernos para garantizar su estabilidad (…), y el desarrollo ulterior de sus economías”.
El tema de la delincuencia organizada ha cobrado especial relevancia en Venezuela. Desde 1994, la Comisión Contra el Uso Ilícito de Drogas de la Cámara de Diputados viene estudiando un Proyecto de Ley para enfrentar sus diversas manifestaciones.
Este Proyecto de Ley substituye al tradicional concepto de la mafia, asociado a la historia y la geografía del sur italiano, por el de la delincuencia organizada, con el fin de abarcar tanto a las estructuras delictivas de aquella región como a las del resto del mundo, pues todas están interrelacionadas en virtud del proceso observado en 1990 por la Organización de Naciones Unidas:
“Las organizaciones criminales internacionales han alcanzado acuerdos y entendimientos para dividir sus áreas geográficas, desarrollar nuevas estrategias de mercado, establecer formas para la asistencia mutua y el arreglo de conflictos…y todo esto en un nivel planetario”.
Este trabajo describe los procedimientos que, en virtud de la experiencia internacional, han comprobado su eficacia a la hora de instruir expedientes en torno a delitos como los tipificados en el Proyecto de Ley Contra la Delincuencia Organizada, especialmente aquél conocido como asociación para delinquir, cuya institución requiere de un nuevo enfoque en la actividad policial, una matriz epistémica distinta, con la cual los órganos de administración de justicia están poco familiarizados.
Para el logro del objetivo propuesto se aplicó un método de investigación histórico-descriptiva, sustentado estrictamente en el análisis y la interpretación de fuentes documentales, a las que se tuvo acceso a través de diversos medios, fundamentalmente bibliográficos y cibernéticos.
Se ha puesto especial atención en las experiencias (éxitos, fracasos y aprendizajes) de los países que sirvieron de modelo a la normativa cuya aprobación se estudia en el Congreso Venezolano, principalmente los Estados Unidos de Norteamérica e Italia.
En Venezuela, las dificultades con las que usualmente se tropieza el investigador para realizar estudios como el propuesto se multiplican por la inexistencia de una cultura para la preservación de los registros o documentos que constituyen el basamento de la memoria colectiva.
En el primer capítulo de esta obra se especifica cuál es la situación que será abordada en el resto de las páginas, y qué aspecto de ella merece ser entendido en profundidad. En el segundo capítulo se evalúa la historia y características de las principales organizaciones criminales del mundo, así como aquellos aspectos que tienen en común.
En el tercero, cuarto y quinto capítulos se explican cuáles han sido las técnicas que, aplicadas con criterio orgánico, han servido para investigar y enfrentar a la delincuencia organizada en otros países. De allí se desprende un conjunto de propuestas, que constituyen el aporte más relevante de este trabajo.
Por lo tanto, éste es no sólo un ejercicio de valoración y síntesis histórica en torno a las técnicas de investigación que en otras naciones han resultado más exitosas a la hora de combatir a la delincuencia organizada. También es un intento por adelantarse a una realidad inminente para Venezuela.
1.2.-Planteamiento del problema
Con la aprobación y puesta en vigencia de la Ley Orgánica Contra la Delincuencia Organizada, Venezuela buscará un instrumento jurídico idóneo para desmantelar a los grupos que en su territorio se han asentado con el objetivo de obtener beneficios económicos a través de actividades delictivas, y/o invertir los capitales de procedencia ilícita acumulados en otras partes del mundo.
En el referido texto legal se introduce por primera vez la figura de la asociación mafiosa, o asociación para delinquir, que tipifica como delito la conformación, de hecho y/o de derecho, de grupos humanos o sociedades para violar la ley, generando así riqueza entre sus componentes.
Para probar la comisión del delito de asociación mafiosa han sido necesarios, tanto en los Estados Unidos como en Italia, prolongadas investigaciones; difíciles, toda vez que la acción de estos grupos ha puesto en peligro la subsistencia misma de las repúblicas, y costosas en términos de vidas humanas perdidas.
La institución del delito de asociación mafiosa en Venezuela traerá dificultades para los funcionarios integrantes de las instituciones destinadas a la administración de justicia, en virtud de su novedad y la escasa preparación sobre la materia.
Para mejorar la situación planteada, a través del estudio se presentarán un conjunto de estrategias mediante las cuales los funcionarios de los órganos principales de Policía Judicial podrán abordar los casos relacionados con el delito de asociación mafiosa.
1.3.-Objetivo del estudio
Determinar cuáles son las técnicas de investigación aplicables para la detección y recopilación de las informaciones que configurarán la comisión del delito de asociación mafiosa en el país, haciéndole posible a los órganos principales de Policía Judicial la adecuada instrucción de los expedientes sobre la materia, y a los jueces la toma de decisiones ajustadas a los supuestos de la nueva Ley Orgánica Contra la Delincuencia Organizada, en beneficio de la sociedad venezolana.
CAPITULO SEGUNDO
2.1.-Antedecentes
2.1.1-Historia, características y situación actual de los principales grupos de delincuencia organizada.
Para esta sección, se tomó como base el esquema propuesto por el Consejo Económico y Social de la Organización de Naciones Unidas, producto de la Conferencia Ministerial Mundial sobre la Delincuencia Transnacional Organizada, escenificada en la ciudad de Nápoles durante los días 21 al 23 de noviembre de 1994.
A)La mafia italiana: el origen del vocablo mafia es incierto. Nash lo ubica en 1282, como un producto del enfrentamiento entre los habitantes de Sicilia y los invasores del reino francés. Entonces, la consigna de los combatientes era “Morte a la Francia Italia anela” (la muerte de los franceses es el anelo italiano), cuyo acróstico es precisamente MAFIA.
Betancourt y García, siguiendo a Leonardo Sciacia, sostienen que mafia es una derivación del vocablo ma afir, tribu árabe que se radicó en Palermo, capital de Sicilia. El término, por extensión, sirvió luego para designar a todo aquel “que pudiera mostrar valor, sin bravuconería o arrogancia”.
La actitud de valentía fue popularizada en la Italia Mediterránea entre 1860 y 1870 gracias a una obra teatral de Giussepe Rizzuto, El Mafioso de la Vicaría de Palermo (I Mafiusi de la vicarría di Palermo), y se convirtió prácticamente en un modelo del ser virtuoso en esa región.
Durante las primeras etapas de su existencia, la Cosa Nostra se presentaba a sí misma como un grupo destinado a labores de custodia y seguridad de hacendados y comerciantes, frente a los embates del hampa común. Pero la ausencia de cohesión generó múltiples enfrentamientos o guerras entre todos sus componentes.
Fue hasta la segunda post-guerra cuando los principales jefes de los clanes mafiosos de Italia llegaron a un acuerdo para instituir un cuerpo de gobierno colegiado, denominado cúpula o comisión, donde se adoptaban las grandes decisiones que orientaban el quehacer de la actividad criminal. Sterling atribuye el surgimiento de la comisión siciliana a una idea de Salvatore Lucania, alias Charles Luciano, quien habría transplantado este modelo de organización desde los Estados Unidos.
El núcleo de la Cosa Nostra es la familia. Sus miembros usualmente están ligados por nexos sanguíneos, aunque no siempre es así. Cada una ejerce el control sobre las actividades delictivas en un territorio específico. La intromisión de otras familias en sectores ajenos es causal de conflictos.
Los integrantes de la Cosa Nostra siguen un conjunto de normas no escritas, cuya violación generalmente amerita retaliaciones físicas, y que se pueden resumir bajo los siguientes postulados:
*La subordinación incondicional a un capo o jefe de clan y al resto de una jerarquía piramidal que asciende como consecuencia de la distribución funcional de los poderes internos.
*Los asociados deben mantener a todo trance el secreto absoluto o código de omertá en torno a las actividades de la organización.
*Al reclutamiento y admisión de nuevos miembros preceden rituales, que le otorgan contenidos simbólicos a las relaciones intragrupo, especialmente relacionados con la línea de subordinación.
La Cosa Nostra, como se dijo, ha desarrollado símiles en otras partes de la nación italiana. En Nápoles se conoce como Camorra, en la región calabresa domina la ´ndrangheta, y en Apulia la organización más conocida se llama Sacra Corona Unita. Todas ellas registran influencias locales, que ponen acento en determinadas actividades criminales y hacen que sus integrantes diriman diferencias con grados de violencia diversos.
B)La Mafia Norteamericana: se considera que nace como una consecuencia de las migraciones que llegaron a la Costa Este de los Estados Unidos, entre 1880 y 1920. Sus principales asentamientos fueron los suburbios de Nueva York y Chicago. Pero luego estos grupos extendieron su influencia hacia la Costa Oeste y el Sur.
Entre 1928 y 1931, los grupos del crimen organizado estadounidense entraron en disputa por los territorios del centro y del norte del país. El conflicto finalizó cuando Salvatore Lucania promovió la institución de la comisión, como cuerpo de mando y resolución de disputas entre las 25 familias, esparcidas a lo largo de todo el territorio de ese país.
Hasta el año 1957, la mafia norteamericana creció con relativa libertad, pues el Estado de ese país no tenía una visión clara en torno al fenómeno de la delincuencia organizada. Pero en septiembre de ese año, un policía neoyorkino descubrió por casualidad una gran reunión de todos los miembros de la comisión. El evento, conocido como la Cumbre de Apalachin, obligó al Gobierno Federal a reconocer la existencia de la mafia.
C)La Organizatsia euroasiática: denominación conferida por el Buró Federal de Investigaciones (FBI) norteamericano a los grupos delincuenciales organizados en los países que antaño conformaron la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, y que siguieron procesos independentistas tras la caída del Muro de Berlín, en 1989.
Estas bandas de Europa del Este, sin embargo, siguen teniendo a Moscú como su centro de operaciones preferido. A principios de 1993, el Ministerio de Asuntos Internos de Rusia reportó que en ese país existían más de 5.000 grupos de crimen organizado, aunque “oficiales rusos creen que sólo aproximadamente 300 de ellos tienen una estructura identificable”.
La Cadena de Control de los Crímenes Financieros (FinCEN) elaboró un modelo teórico en torno a la estructura de los grupos delictivos euroasiáticos, partiendo de la hipótesis de que sus estratos dominantes promueven la división de los niveles inferiores en células que tienen entre sí un contacto mínimo, con el objetivo de que sus integrantes no se formen una idea del conjunto.
“Cada jefe, llamado pakhan, controla cuatro células criminales a través de un intermediario llamado brigadier. El jefe emplea dos espías que vigilan la acción del brigadier para asegurar su lealtad y que no se torne muy poderoso. En el fondo de la estructura están células criminales especializadas en varios tipos de actividad…como drogas, prostitución, contactos políticos y controladores…La estrategia y la planificación se hacen solamente en el estrato del tope, con el objeto de minimizar el riesgo de detección”.
La Oficina del Fiscal General del Estado de California, en un informe elaborado en marzo de 1996, señala que el crimen organizado euroasiático tiene los siguientes códigos o patrones de conducta:
*Siempre toleran a los familiares, en primer grado de consanguinidad. Pero no suelen formar familias a través del matrimonio.
*Bajo ninguna circunstancia participan en un trabajo legal. Son llamados a vivir siempre de lo obtenido mediante actividades al margen de la ley.
*Están obligados a ayudar a los compañeros de grupo, tanto en términos morales como materiales.
*Deben mantener el secreto en torno a la localización de los cómplices: escondites, casas de habitación, etc.
*En situaciones inevitables, deben asumir la culpa por los hechos de otros miembros de la banda. Esto les dará a ellos más tiempo de libertad.
*Las disputas intestinas las resuelven mediante un interrogatorio-debate, a solicitud de la parte ofendida, que también puede participar en el proceso, y en todo caso es la persona llamada a ejecutar sin demoras la sentencia decidida por la convención.
*Es mal visto apostar sin ser capaz de cubrir las pérdidas. Las promesas, en líneas generales, deben ser cumplidas.
*Generalmente niegan toda figura de autoridad oficial. Evitan la participación en actividades públicas, organizaciones comunales o en instituciones militares.
D)Las tríadas chinas: estas organizaciones se clasifican dentro de lo que Huston denomina “sociedades secretas”, constituidas por individuos que pasaron a la clandestinidad tras la institución de la República Popular China, o que huyeron hacia Hong Kong manteniendo vivos sus nexos con la tierra que dejaron atrás.
El nombre de tríada fue asignado por los colonizadores ingleses, quienes observaron ya en el siglo 19 que sus integrantes usaban un triángulo o el número 3 como emblema. Se estima que estos grupos surgieron por la necesidad de defenderse ante bandoleros y, como en el caso de la Cosa Nostra, derivaron en organizaciones criminales, aún cuando esta actividad antijurídica no se proyecte como algo reprochable, ni para los miembros de la hermandad ni para el inmediato entorno social.
“En muchas culturas hay la percepción de que no todo el que rompa la ley es un depredador. Por el contrario, mucha gente que vive fuera de las normas sociales y sobrevive a través de la actividad criminal es vista como héroe que ayuda al individuo común cuando es posible”.
Como en el caso italiano, las tríadas chinas dan prevalencia a los nexos familiares por encima de otros vínculos posibles. Huston, sin embargo, refiere casos en los que grupos de amigos, no unidos por nexos sanguíneos, deciden establecer su propia familia, adoptan como genérico el apellido de uno de ellos, y tras un breve rito dan por constituida la organización.
La estructura general de estas agrupaciones reproduce la forma de una flecha. En la parte inferior están los soldados, liderados por un controlador, escogido por el líder entre los integrantes del mismo grupo por sus cualidades para la lucha. Más arriba en la jerarquía se sitúan los líderes de ceremonia, oficiales de enlace con otros grupos y tesoreros o contadores, y finalmente el subjefe y el jefe, también llamado “cabeza de dragón”.
La Organización de Naciones Unidas señala la existencia de aproximadamente 160 mil afiliados a las 50 tríadas detectadas solamente en Hong Kong. “…participan en toda una gama de actividades delictivas, comprendida la extorsión, el tráfico de drogas, la prostitución y el juego…”, así como el otorgamiento de préstamos a intereses de usura para la manutención de inmigrantes ilegales y deudas lúdicas, a través de una banca clandestina llamada Dai Hoon.
E) La Yakuza japonesa: las organizaciones criminales del Japón fueron inicialmente conocidas con este nombre genérico, que según refiere Seymour es la combinación perdedora en un juego de cartas tradicional en la región, el Hanafuda. En efecto, ya-ku-za puede traducirse literalmente por 8-9-3, y también como la consecuencia de ello, que es la derrota.
La historia de estos grupos, últimamente llamados también boryokudan (bandas violentas organizadas) puede seguirse hasta el siglo 17, “…cuando sujetos conocidos como los kabuki-mono (locos), comenzaron a atraer la atención de los oficiales locales. Sus extrañas vestimenta, corte de pelo y conducta, además de las largas espadas que llevaban a sus lados, los hacían bastante llamativos”.
Los Kabuki-mono eran sirvientes del señor feudal, o shogun. Se estima que alrededor de medio millón de samurais o soldados militaban en estos grupos, luego de que fueran “lanzados hacia el desempleo durante la paz de la era Tokugawa”.
“Los yakuza comenzaron organizándose en familias, adoptando una relación conocida como oyabun-kobun (rol de padre-rol de hijo). El oyabun es el padre, provee consejo, protección y ayuda; el kobun actúa como el niño, jurando una lealtad sin torceduras y servicio siempre que el oyabun lo requiera”.
Como parte de esta relación oyabun-kobun suelen imponerse sanciones, que van desde la reprimenda verbal hasta la orden al aprendiz de cortarse una falange. La inobservancia a estas penas puede tomarse como una falta de lealtad, y se transforma por lo tanto en una ofensa mayor, sujeta a retaliaciones todavía más duras. La ausencia de una o más puntas de los dedos se torna en una herramienta para el reconocimiento, así como la presencia de tatuajes a lo largo de todo el cuerpo, especialmente en los miembros de vieja data.
El mayor crecimiento de estas organizaciones se registró a partir de la década 50-60, mediante la satisfacción de la creciente demanda de drogas de la clase trabajadora y ejecutiva japonesa. La Organización de Naciones Unidas señala que la banda de Yamaguchi, con 26.000 afiliados y 944 células, es la más notable. Le sigue en importancia la Inagawa-kai, con 8.600 miembros, y la Somiyoshi-kai, con 7.000.
F) Los carteles colombianos: el concepto de cartel fue transplantado del argot usado por los economistas, para señalar a aquellas organizaciones o empresas delictivas capaces de ejercer la hegemonía en alguna actividad. En estos casos, observa la ONU, se trata exclusivamente del tráfico de drogas colombianas.
La primera vez que se manejó oficialmente el término para designar a bandas de Colombia fue con motivo de la acusación de los Estados Unidos de Norteamérica contra Pablo Escobar Gaviria y aliados, el 18 de noviembre de 1986:
“Desde la temprana fecha de 1978 a la de la expedición de este procesamiento, ha existido una empresa delictiva internacional de narcóticos con residencia en Medellín, en la nación sudamericana de Colombia, conocida con distintos nombres, incluido el de Cártel de Medellín (en adelante Cártel), compuesta por miembros dominantes de importantes organizaciones internacionales de fabricación de cocaína y su distribución…Mediante el Cártel, las principales organizaciones de cocaína pudieron sumar sus recursos, incluidos materias primas, laboratorios clandestinos de elaboración, aviones, barcos, sistemas de transporte, redes de distribución y cocaína, con el objeto de facilitar el tráfico mundial de drogas”.
A diferencia del resto de las organizaciones descritas en esta sección, los carteles colombianos están diseñados sobre principios racionales de gestión, típicos de cualquier industria lícita, como son la especialización y la división del trabajo. Esto no excluye la posibilidad de que tales organizaciones estén influidas también por relaciones de consanguinidad.
“En sus actividades tanto en Colombia como en los Estados Unidos, el cartel tiene una estructura celular muy especializada, basada en funciones como logística, la comercialización, etc. Y que cuenta con información únicamente cuando hace falta disponer de ella. Este planteamiento modular limita el daño que pueden causar las fuerzas de seguridad”.
El tema de las relaciones entre las mafias de la droga y los distintos gobiernos de Colombia ha sido objeto de amplios debates. Todo pareciera indicar que, salvo algunos hechos esporádicos, los grupos antioqueños optaron por una estrategia de enfrentamiento a las instituciones que los perseguían, mientras que los oriundos de Cali, también conocidos como vallunos, escogieron el camino de la penetración de la clase política mediante actos de corrupción.
G) Otras organizaciones.
Dentro de la gama de estructuras dedicadas a la delincuencia en el mundo destacan también las provenientes de Nigeria y de Jamaica. Debido a su reciente data, han motivado pocos estudios en el ámbito internacional.
De acuerdo con las Naciones Unidas, el auge del crimen organizado nigeriano puede atribuirse al derrumbe de los precios petroleros, a principios de la década de los 80, que dejó sin medios de vida a una creciente clase media.
Desde entonces, a los nigerianos se les ha señalado como segundos en importancia después de los chinos, en lo que respecta al contrabando de heroína hacia EEUU. Hay, sin embargo, pocos elementos de juicio para concluir niveles de cohesión tan altos como los de los grupos ya vistos.
También se ha detectado la participación de estos africanos en delitos de astucia, tales como el cobro de cheques mediante documentación falsa, fraude a los seguros y fraudes relacionados con becas estudiantiles y transferencias electrónicas de fondos.
En cuanto a las bandas jamaiquinas, llamadas posses, se ha señalado que su auge ocurrió a mediados de la década pasada, en medio de la inestabilidad política que sucedió al ascenso de Michael Manley al cargo de Primer Ministro. Tanto él como su opositor, Edward Seaga, fueron acusados de contratar pandilleros de las zonas humildes de Kingston, para administrar la violencia contra la parte contraria. En 1980, Seaga tomó el poder mediante las elecciones:
“Inmediatamente dio los pasos para dominar el monstruo que había creado. El nuevo Primer Ministro desató a la brutal policía jamaiquina para dominar a los miembros de las bandas, quienes habían servido para sus propósitos pero ahora eran un estorbo para el Partido Laborista de Jamaica. Para 1984, muchos de los miembros de las bandas habían volado hasta Nueva York y Miami, donde sus habilidades organizacionales y tendencia hacia la violencia les dio participación entre los vendedores de droga locales”.
Se calcula que actualmente hay más de 10 mil miembros de la posse en los Estados Unidos, divididos en unas 40 células que controlan aproximadamente el 40 por ciento de la distribución callejera de drogas en ese país.
2.1.2.-Antecedentes jurídicos en torno al delito de asociación para delinquir.
2.1.2.1.-Italia
Entre 1982 y 1992, el Parlamento italiano consideró 114 leyes concernientes al tema del crimen organizado. La primera, llamada Rognoni-La Torre en honor a sus principales promotores (Virginio Rognoni y Pio La Torre), número 646, ya tipificaba a las organizaciones o asociaciones de tipo mafioso en su Artículo 416-bis, como aquellas cuyos componentes “usan la intimidación, la sujeción y, consecuentemente, el silencio para cometer crímenes, directa o indirectamente”.
Esta disposición de la Ley 646 substituyó a un Artículo equivalente en el Código Penal Italiano. Según el texto, existía un fenómeno mafioso siempre y cuando se conjugaran tres circunstancias: el nexo asociativo con una capacidad de intimidación tan fuerte que es capaz de inspirar sujeción y omertá, una estructura organizada y un programa criminal.
Según la ley del 82, se integraban organizaciones criminales del tipo mafioso cuando se reúnen al menos tres personas con el objeto de transgredir la Ley. Quien ejecuta el acto está sujeto por ese solo hecho a penas que oscilan entre los 3 y los 6 años, y quien lo promueve o dirige puede ser recluido entre 4 y 9 años.
Como circunstancias agravantes, la legislación italiana contempla entre otros el uso o la disponibilidad de armas o explosivos, así como el desarrollo de actividades económicas financiadas, en forma completa o parcial, por el producto de los delitos o por medio de fondos oficiales.
2.1.2.2.-Estados Unidos
El delito de asociación para delinquir está previsto en la legislación norteamericana, a través del Acta o Estatuto Federal de Organizaciones Corruptas en Actividades Ilícitas y Continuas con el Propósito de Ganar Dinero, simplemente conocida como la Ley RICO.
La ley RICO instituye el concepto de la empresa continuada criminal, que puede ser una entidad legítimamente constituida y estable, así como también las asociaciones de hecho que se forman para perpetrar por lo menos dos delitos específicos durante una década continua, y luego se disuelven. Esto es, actividades ilícitas que tengan los mismos procedimientos, resultados, cómplices, víctimas o métodos de comisión.
La exigencia de probar por lo menos dos delitos deviene de la necesidad de establecer un patrón en las actividades de la organización, de donde deviene a su vez el concepto de continuidad. La conexión entre los integrantes de la empresa criminal se puede establecer por medio de cuatro vías: a través del beneficio producido por esa empresa; a través de los medios ilícitos aplicados en ella; a través de sus operaciones ilícitas, o a través de la conspiración para violar la Ley.
Por la forma como fue estructurada, la Ley RICO permite juicios en masa contra los integrantes de una empresa criminal por el sólo hecho de que pertenecen a esa empresa. La jurisprudencia norteamericana ha determinado que, en tales casos, la acusación sólo tiene que probar la existencia de una estructura dedicada al crimen, pero no el acuerdo que la sustenta, pues ello se infiere de los actos analizados durante el juicio. Por lo tanto, si una persona resulta culpable por pertenecer a la empresa, también lo será por haber conspirado para integrarla.
2.1.2.3.-Venezuela
En Venezuela, la figura delictiva de la asociación mafiosa es totalmente nueva. En el Código Penal sólo se encuentra alguna semejanza con el denominado agavillamiento, desarrollado en el Capítulo III del Título V (de los delitos contra el Orden Público). Dice el Artículo 287:
“Cuando dos o más personas se asocien con el fin de cometer delitos, cada una de ellas será penada, por el sólo hecho de la asociación, con prisión de dos a cinco años”.
Más adelante, el legislador contempló como circunstancias agravantes el hecho de que la gavilla sea armada, aún cuando en el momento las armas no estén en posesión de los agentes del delito. Igualmente, el agavillamiento se constituye en un agravante si va junto con otro hecho punible meritorio de una pena mayor que cinco años (Artículo 292).
Cabe destacar que mientras la legislación italiana incrementa las penas a los orquestadores de los delitos, o a quienes confieran amparo o asistencia a los integrantes de la asociación criminal, en Venezuela esto reviste de una importancia menor, que en el peor de los casos amerita prisión durante 6 meses (Artículo 290).
2.1.3-Tipificación del delito de asociación para delinquir en el Proyecto de Ley Orgánica Contra la Delincuencia Organizada.
De acuerdo con el Artículo 6 del Proyecto de Ley Orgánica Contra la Delincuencia Organizada, el delito de Asociación Para Delinquir quedó establecido en los siguientes términos:
“Cuando dos o más personas pertenecientes a una asociación de delincuencia organizada cometan delitos, cada una de ellas será penada por el solo hecho de la asociación con prisión de 6 a 10 años. Al culpable del delito cometido, más éste de la asociación, se le aplicarán ambas penas conforme a las reglas del Código Penal, sin que excedan del límite máximo de 30 años, establecido por la Constitución de la República. En estos casos no se aplicará la pena prevista en el artículo 5 por el sólo hecho de la conspiración”.
El legislador, por lo tanto, estableció como condiciones sine qua non para la existencia de este delito:
1)que la sociedad existe únicamente a partir de la conjunción de 2 ó más personas.
2)que el proyecto de esa conjunción sea cometer actos de delincuencia organizada, que se supone son los definidos en la propia Ley
3)que los integrantes en efecto cometan actos ilegales. Tal y como va la norma, el acto en sí aparece como la reafirmación de una condición preexistente, que es la pertenencia a una sociedad criminal, y como tal es susceptible de una pena corporal.
En su Exposición de Motivos, el legislador explicó que la inspiración para este articulado se encuentra en la Ley 646 de Italia, mencionada más arriba, y que en su criterio ha sido de suma utilidad en la lucha contra la delincuencia organizada, en virtud de que permite enjuiciar a los jefes de tales grupos por el hecho de formar parte de ellos.
Cabe observar, sin embargo, que en estos casos el legislador coloca a este delito como un agravante, en condición subsidiaria al delito que comprueba la existencia de la asociación criminal. Además, y contrario a como ocurre en la legislación italiana, aquí se pone un acento en la penalización del culpable del delito principal, en beneficio de sus posibles autores intelectuales o jefes de organización.
Para complementar la normativa referente a la asociación mafiosa, y como una alternativa para perseguir y enjuiciar a los jefes de los grupos delictivos, el legislador incluyó la figura de la conspiración en el Proyecto de Ley Orgánica Contra la Delincuencia Organizada.
2.2.-BASE TEORICA
2.2.1.-Características comunes a los principales grupos de delincuencia organizada.
Se asume, con Betancourt, que el fenómeno estudiado es, esencialmente, “estructural, contínuo y evolutivo” , en tanto que es generado por sociedades con características específicas, que van cambiando debido al inevitable proceso de modernización. De allí que todo intento de esquematización deba hacerse con cautela, pues a la vuelta de meses o años puede ser superado por la realidad misma.
Sin embargo, y a manera de síntesis, se puede decir que todas las formas de criminalidad organizada conservan ciertos puntos en común, que el investigador policial debe tener presente:
*Poseen un vínculo asociativo, no necesariamente de naturaleza estable. En tanto que esto es así, y siguiendo a Santino, se trata de conglomerados políticos en el amplio sentido de la palabra, y con “todas las características individuales que la sociología moderna define para tales grupos: un código (grupo de normas), extensión territorial, coerción física, y una fuerza administrativa capaz de asegurar la observancia de las normas y efectuar medidas coercitivas”.
*Conservan una estructura jerárquica, generalmente avalada por ritos o conductas indicadoras de las relaciones de poder, tanto hacia adentro como hacia fuera del grupo.
*Tienen una división de tareas más o menos clara entre los componentes del grupo, las cuales de por sí ya indican la jerarquía de cada componente. Esta racionalidad interna es lo que ha generado una creciente tendencia a considerarlas como si fuesen empresas criminales. *Poseen mecanismos de autocontrol, defensa y adaptabilidad, tanto hacia los factores internos como externos. Estos van desde los códigos de silencio, tipo omertá italiana, hasta la administración de la violencia física (a menudo cargada de simbolismos) contra sus propios integrantes o amenazas foráneas , y la inducción a la corrupción para generar un clima de impunidad en torno a sus actividades.
2.2.2.-La delincuencia Organizada. Definiciones.
Numerosas definiciones se han establecido en torno al fenómeno del crimen organizado, de la delincuencia organizada o de la mafia, todos términos o expresiones que se han usado como sinónimos a lo largo de este trabajo. A continuación se recogen algunas, sin que ello implique una adherencia a sus postulados. En primer término, y por razones obvias, se cita el enunciado que al respecto establece el Proyecto de Ley Orgánica que inspira este estudio:
“Se considera delincuencia organizada (…) la actividad desempeñada por dos o más personas asociadas para conspirar y cometer delitos de manera concertada, habitual e intencional, independientemente de la permanencia de alguno de sus integrantes, con el fin de obtener beneficios económicos (…)
“Igualmente, se considera delincuencia organizada a (…)
“1.-Una persona natural que utiliza habitualmente para delinquir medios tecnológicos;
“2)Una persona jurídica(…)o una asociación de hecho;
“3)Una persona asociativa, la cual puede estar constituida por dos o más personas naturales y/o jurídicas, que se constituyan para cometer delitos”.
“(…)Cualquier grupo de personas que ha decidido, consciente y deliberadamente, co-operar en actividades ilegales por cierto período de tiempo, dividiéndose las tareas entre ellos mismos y a menudo usando modernos sistemas de infraestructura, con el objetivo principal de amasar substanciales ganancias tan rápido como sea posible”.
“Cualquier grupo con una estructura corporal cuyo objetivo primario es obtener dinero a través de actividades ilegales, a menudo sobreviviendo sobre la base del miedo y la corrupción”.
“(…)sistemas, que acumulan vastos montos de capital dentro de los cuales los métodos ilegales y legales están entremezclados”.
“Grupos o redes que de manera continua se dedican a actividades ilegales que apuntan hacia el enriquecimiento personal”.
“Un fenómero…que tiene, como objetivo principal, la adquisición de posiciones dominantes de poder, especialmente económico por cualquier medio, comprendiendo obviamente la intimidación y la eliminación física”.
“…un fenómeno complejo y polimorfo, consistente en el uso y la práctica sistemática de la violencia y la ilegalidad, que se genera en diversos sectores del estrato social…con el objetivo básico de acumular riqueza y adquirir posición y poder, valiéndose de unos códigos culturales y de un relativo consenso social, según las contradicciones de clase”.
“…personas que se juntan con la finalidad de dedicarse a una actividad delictiva en forma más o menos constante. Suelen dedicarse al delito actuando como empresas, es decir, suministrando bienes y servicios ilícitos o bienes lícitos que han sido adquiridos por medios ilícitos…”.
De los párrafos precedentes, pueden sustraerse algunos puntos de coincidencia sobre el tema de la delincuencia organizada, que permiten lograr una definición operativa propia y adecuada para los fines de la presente investigación:
1)Son las acciones ejercidas por un grupo, entendido éste como la conjunción de dos o más individuos. Se trata, por lo tanto, de un hecho social y verificable según la noción instituida por Durkheim. Sin esta condición de verificabilidad sería imposible determinar la existencia del conglomerado, desde un punto de vista científico y legal.
2)Estas acciones son, en principio, deliberadamente contrarias a las leyes del lugar donde se ejercen, aunque posteriormente puedan adquirir visos o apariencias de legalidad. Esto implica que el grupo tiene una estructura que es el producto del, o “voluntad hacia el delito” en sus componentes como lo expresaría Arteaga.
3)Las actividades de estos grupos persiguen objetivos esencialmente económicos, aunque por efecto de tales fines sus integrantes puedan establecer relaciones de poder (dentro o fuera de su ámbito tradicional), o pretendan modificar las ya existentes.
En consecuencia, se entenderá aquí por mafia, delincuencia organizada o crimen organizado a todo grupo estructurado con la finalidad de cometer actos contrarios a las leyes de uno o varios Estados, y cuyo accionar ilícito genera un beneficio económico para todos o parte de sus integrantes.
2.2.3.-El concepto de la técnica.
Como se dijo en la introducción, la tipificación de la asociación para delinquir del tipo mafioso comporta un nuevo enfoque epistémico. Para su cabal investigación, se hace necesaria la aplicación de un conjunto de técnicas, que para los despachos principales de policía judicial no son del todo desconocidas, pero que rara vez son vistas como un conjunto orgánico de actividades.
Las técnicas, tal y como lo explica Briones, son “procedimientos específicos para el tratamiento de algunos aspectos de la materia de investigación (…) y que actúan en apoyo de un método más general, en el intento de lograr conocimientos objetivos y verificables”.
En tanto que forman parte de un método, estas técnicas son escogidas exprofeso, tratando de reducir el azar al mínimo o a niveles controlables, con la finalidad de confirmar o negar una presunción, que no es otra sino la inminente comisión del delito estudiado.
No se trata en estos casos de iniciar las pesquisas una vez que el delito ha ocurrido, como es la tendencia tradicional. Lo ideal es recabar todas las evidencias relativas al iter críminis en la medida en que éste se va desarrollando, hasta configurar los hechos definitorios de la asociación para delinquir.
Esta modalidad de pesquisa implica la ejecución de técnicas de observación estructurada, que tanto en los Estados Unidos como en Italia han sido objeto de reglamentaciones: la vigilancia estática, dinámica y electrónica y la investigación encubierta. El cuadro se completa al añadir la investigación patrimonial.
CAPITULO TERCERO
3.1.-Técnica de la investigación encubierta
La investigación encubierta es una variación de la técnica de la observación participante, definida y aplicada durante el primer tercio de este siglo por la antropóloga Margaret Mead, con motivo de sus estudios sobre las comunidades aborígenes de Samoa.
Sin embargo, se diferencia de aquélla en que es un trabajo “oculto y engañoso”, como lo señala Choo, debido a que se aplica para investigar los llamados crímenes consensuales o sin víctimas, tales como la prostitución o la venta de drogas, y por eso mismo los órganos de vigilancia de la ley no disponen de la principal fuente para la obtención de pruebas.
Consiste en la penetración del medio criminal por un funcionario de los órganos principales de policía judicial, autorizado para tal efecto por un juez y con el consentimiento de un fiscal competente, “con el fin de recabar información por un período limitado de tiempo”.
Por los riesgos (físicos y legales) y gastos que puede acarrear, la operación encubierta no debe ser puesta en práctica hasta que otras técnicas hayan sido intentadas sin éxito. El caso se inicia siempre y cuando existe la posibilidad de penetrar el medio deseado, por lo general a través de un informante perteneciente a la organización investigada.
Un informante es “una persona empleada por el gobierno para obtener en secreto información acerca de una entidad hostil, con frecuencia mediante falsos pretextos y otros métodos ocultos de infiltración”. Su reclutamiento usualmente se debe a que ha sido capturado en un procedimiento anterior y, ante la posibilidad de una condena, decide cooperar con la administración de justicia.
La Administración para el Control de las Drogas de los Estados Unidos (DEA), recomienda seguir los siguientes pasos desde el momento en que se plantea un procedimiento con un informante:
a.-Interrogarlo detalladamente. No siempre el informante o cooperador está en una posición desventajosa ante los despachos policiales. De allí que se recomiende hacer un sondeo en profundidad sobre las motivaciones de su decisión. Estas, según Luger, pueden ser englobadas en dos grandes categorías:
*La expectativa de una ganancia material, usualmente en dinero o en especias (si lo permite el ordenamiento legal).
*Otros sentimientos, como el altruismo, la necesidad de congraciarse con los organismos de policía, sed de venganza, o interés por eliminar enemigos o rivales dentro de la propia organización.
b.-Hacer esfuerzos independientes para corroborar por medios propios la información suministrada por el cooperador.
c.-No hacerle promesas. Su participación debe ser completamente voluntaria.
d.-Hacer que el informante llame por teléfono a los sospechosos, y monitorear la conversación. Esto con el objeto de reforzar su confiabilidad.
e.-Si es posible, las reuniones entre el informante y los sospechosos deben hacerse en horas del día y en locales públicos, lo que permitirá su vigilancia.
f.-Hacer una deposición detallada de todos los agentes que asisten en la operación.
g.-El cuerpo del informante debe ser revisado al mínimo, antes y después de sus contactos con los sospechosos.
h.-Si el informante va a disponer de dinero, que sean billetes marcados y debidamente asentados.
i.-Advertirle al equipo de vigilancia en torno a la apariencia física y otras características que contribuyen a la identificación del informante.
j.-Al concluir el contacto con los sospechosos, el agente debe tomar al informante y colectar todas las evidencias que posea. Tomarle, además, una declaración escrita, poniendo énfasis en los episodios ocurridos mientras él estaba fuera del alcance de los sistemas de vigilancia.
k.-Devolverle al informante sus efectos personales, y hacer un recibo detallado sobre este acto.
l.-Advertirle cómo y cuándo sostendrá un nuevo contacto con la unidad de investigación asignada para el caso.
El primer paso que se da en las investigaciones encubiertas es la adopción de una identidad alterna. Esto va más allá de los formalismos relativos a la obtención de documentos de apariencia oficial (cédula de identidad, pasaportes, registros mercantiles, etc.), y la mudanza a una localidad donde el agente no sea conocido. Implica asumir una historia y, en cierta forma, una personalidad distintas. Al respecto debe tomarse en cuenta ciertos detalles, tal y como lo sugiere la DEA:
“El oficial encubierto no debería seleccionar una profesión para desdoblarse hasta que se familiarice con todas las operaciones y terminología involucradas (…) Deformidades fingidas o carencias de firmeza son peligrosas en tanto que dificultan la permanencia por largo tiempo, y pueden comprometer la verdadera identidad del investigador. El empleo de contrapartes femeninas es un método efectivo para reforzar la historia de cobertura”.
Para fijar en la mente del investigador las características de la historia de cobertura, VanCook recomienda la elaboración de una biografía escrita, sobre la base de lugares y conductas que le sean familiares, pero que no formen parte de su biografía real, pues ello eventualmente podría confundirlo.
Solo posteriormente es posible iniciar la penetración del medio criminal. Para el logro de este objetivo, el informante puede hacer las presentaciones necesarias. También se puede frecuentar los mismos lugares que los integrantes de la organización investigada, o instalar empresas de fachada que establezcan una relación con la organización delictiva.
Durante el desarrollo de la invetigación encubierta, se requiere que el agente mantenga siempre el cabal uso de todos sus sentidos, pues constituyen el único mecanismo para el acopio de información:
“El oficial encubierto debería evitar la bebida en cuanto le sea posible. Puede dar varias excusas para no hacerlo, o no hacerlo en exceso (…) Las razones deberían ser obvias. Testificar en la corte que un agente encubierto tuvo un determinado número de tragos puede dañar su propio testimonio sobre el caso”.
También es importante que el agente encubierto establezca mecanismos de comunicación con su oficina, sea a través de números telefónicos que no estén directamente vinculados con ella, o a través de buzones. Todas las notas necesarias para refrescar la memoria, así como informes periódicos sobre el desarrollo de la investigación, de obligatoria elaboración, en ningún caso podrán permanecer en manos del agente.
Un punto a debatir se relaciona con la conveniencia de usar grupos y tecnología de vigilancia. Por una parte, se considera que podrían representar un peligro para el agente si son descubiertos por la organización criminal . Por la otra, la información recabada puede constituirse en prueba durante el juicio, dándole mayor solidez al testimonio del agente encubierto, y también puede servir para detectar fallas en su propio trabajo, y corregirlas con miras en próximos casos.
La información recabada en el curso de la investigación debe ser evaluada periódicamente, no sólo por el agente encubierto, sino esencialmente por un equipo especializado, que determine su validez y la jerarquice, en función de la confiabilidad de las fuentes y la veracidad de su contenido. Rapp establece los siguientes rangos:
a.-Información decisiva para resolver un caso mayor. Su obtención puede, incluso, ameritar gastos y negociaciones en términos de un trato benigno para quien la suministra.
b.-Información que contribuye a identificar los autores de un delito, pero que no amerita concesiones a los indiciados que la suministran.
c.-Información que sirve para contextualizar un caso, lograda mediante un trabajo de campo.
d.-Información corroborable a través de archivos criminales.
Durante todo el curso de la investigación, el oficial encubierto debe estar consciente de la posibilidad de que lo vigilen. Por lo tanto, es importante tener una visión clara sobre el entorno del lugar escogido para habitar, así como de las posibles vías de escape para una situación de emergencia.
3.2.-Técnicas de vigilancia
La vigilancia puede ser definida como la observación secreta, contínua y algunas veces periódica de personas u objetos con la finalidad de obtener información sobre la actividad de grupos o individuos.
En términos más precisos, la vigilancia puede servir para: proteger a un agente encubierto; obtener evidencias sobre la comisión de un delito; localizar personas; corroborar informaciones; prevenir la comisión de un delito; conocer la situación de un individuo, y otros.
Existen tres grandes categorías de vigilancia, definidas en función de la manera como siguen el objetivo vigilado, y las herramientas que utilizan en ello: estacionaria o estática, dinámica y electrónica.
Para reducir al mínimo el riesgo de que la vigilancia fracase, deben tenerse en cuenta tres aspectos: el (los) agente(s) deben poseer una apariencia que no contraste con el ambiente donde se van a desenvolver; debe (n) destacar por sus capacidades de atención, decisión y memoria ; debe (n) poseer paciencia y resistencia.
Independientemente del tipo de vigilancia que se pondrá en práctica, y suponiendo que el objetivo a vigilar está determinado, es necesario complir un proceso preparatorio, que Rowland y Bailey han dividido en cuatro fases:
1.-Preparación de un resumen sobre el caso: debe incluir a los sujetos investigados, sus nombres y alias, fotos, una descripción con sus rasgos físicos más notables, los detalles de la rutina diaria y sus asociaciones más importantes. Debe tener también un resumen de la actividad criminal que se investiga, los vehículos involucrados (por parte de los sospechosos y los órganos de instrucción, sin incluir al del oficial encubierto) y, finalmente, una descripción del área donde se desarrollará la operación, sugiriendo puntos alternos de vigilancia.
Este resumen será memorizado por todos los integrantes del equipo de vigilancia, y no divulgará los aspectos más sensibles del caso, como por ejemplo la presencia de un agente encubierto o la identidad de informantes.
2.-Revisión previa de detalles: evitar que la apariencia del equipo o las herramientas a utilizar llamen la atención del entorno. Los integrantes deben poseer los fondos suficientes como para enfrentar una emergencia o hacer una llamada telefónica. Los instrumentos de comunicación deben estar operativos, y aún así debe pensarse en códigos visuales o auditivos para la transmisión de información en situaciones especiales.
Debe aclararse quién estará a cargo del equipo de vigilancia, cuáles serán los objetivos específicos de cada uno de sus miembros, por cuánto tiempo podrá extenderse la tarea, y qué hará cada quien si el individuo a vigilar llega a perderse.
3.2.1.-La Vigilancia estática
Generalmente, se lleva a cabo desde un inmueble, o un vehículo que permanece en un solo sitio durante todo el desarrollo de la tarea. A este lugar se le denomina planta o base, y en circunstancias ideales debe reunir las siguientes características: buena visibilidad con respecto al objetivo; accesos ocultos con relación al objetivo; facilidades de comunicación y baños.
La instalación de la base de vigilancia debe hacerse en la forma más discreta posible. Se estima que equipos por parejas son suficiente para hacer todo el trabajo. Pero en investigaciones de larga duración, la superioridad debe contemplar la asignación de equipos de refuerzo o relevo.
Los agentes asignados para la tarea de vigilancia deben llevar una bitácora detallada de todo lo que hace y de las circunstancias que rodean al objetivo:
“Una relación cronológica de las actividades que tienen lugar en el área bajo vigilancia es el mejor método para recordar la información pertinente, y es la base para el reporte del agente de vigilancia. En este cuaderno debería anotar las horas de llegada y salida de los sospechosos. Notas descriptivas sobre ellos también deberían hacerse y, cuando sea posible, debe mantenerse un archivo fotográfico de los visitantes (…) Durante la vigilancia, un agente debería ver constantemente al objetivo, mientas el otro toma notas meticulosas de todas las observaciones”.
Se recomienda, asi mismo, que el equipo incremente su capacidad de observación mediante binoculares, telescopios o cámaras (fotográficas o de video). Pero es necesario que, en la fase preparatoria, el usuario se familiarice con las características de cada uno de tales artefactos. Estos, además de reducir la fatiga, contribuirán a recabar nuevas evidencias. Sin embargo, debe tenerse en cuenta que toda esta tecnología puede eventualmente producir reflejos o destellos que alerten al objetivo vigilado.
3.2.2.-La Vigilancia dinámica o seguimiento
El éxito de la vigilancia dinámica depende de mantenerse inadvertido por el objetivo. Por lo tanto, los oficiales deben extremar la cautela en estos casos. Existen cuatro tipos o categorías de vigilancia dinámica:
1.-Con una sola persona: debe evitarse en lo posible. El encargado de la vigilancia está obligado a observar constantemente los movimientos del objetivo, sin perderlo de vista un instante. La efectividad de este procedimiento depende en mucho de circunstancias externas, tales como el tráfico, la circulación de personas a una hora específica y las características del área donde se desarrolla la actividad.
En aquellas ocasiones en que el objetivo pueda ser confundido entre la multitud de transeúntes, lo más recomendable es seguirlo desde atrás, siguiendo exactamente la misma ruta que éste recorre. Ello implica un grado de riesgo adicional. En cambio, en situaciones en que la circulación de otras personas sea escasa, se recomienda seguir un trayecto paralelo al del objetivo, usando la calzada opuesta. Esto minimiza el riesgo de detección.
2.-Con dos personas: reduce los riesgos de detección y/o pérdida del objetivo. Se aplican dos modalidades. En la primera, un agente sigue al sospechoso recorriendo la misma acera, mientras que el segundo agente sigue al primero a una distancia máxima de 20 metros. En la segunda, el último agente recorre la acera paralela, mientras que el otro se mantiene atrás y muy cerca del objetivo. En ambas modalidades se recomienda alternar posiciones periódicamente, para evitar la detección.
3.-Con tres personas (táctica ABC): se aplica en casos considerados de alto riesgo. El objetivo es vigilado desde atrás, y a corta distancia, por un agente. El segundo agente sigue al primero, atento a la posibilidad de que algún cómplice del sospechoso no sea usado para detectar y eludir la vigilancia. El tercer agente debe circular en la calzada opuesta, en forma paralela al objetivo, alternando posiciones periódicamente con el segundo agente.
Cuando el objetivo dobla por una esquina, el primer agente debe asumir el rol del tercero, es decir, cruzar la calle y seguir al objetivo desde la acera opuesta. El segundo agente lo releva en la posición que tenía anteriormente, y el tercero asume la posición que tenía el segundo. Si el objetivo se pierde de vista, los últimos dos agentes realizan una búsqueda rápida por los alrededores, mientras que el primero mantiene la ubicación que tenía cuando se percataron de la desaparición.
4.-La vigilancia progresiva (táctica del brinco de rana): se aplica cuando el objetivo sigue una ruta conocida, o cuando se desea conocer sus lugares para ocultamiento, sitios de reunión, etc.
El agente se estaciona en algún punto de la ruta preestablecida, hasta que el sospechoso pasa y se pierde de vista. Entonces notifica vía radio al resto del equipo, para determinar si continúa por el camino habitual. También puede intentar un seguimiento a distancia, hasta que considere que el riesgo de detección es muy grande. Entonces puede finalizar la vigilancia por ese día, y retomarla al siguiente.
Cabe recordar que el sentido primario de la vigilancia es recabar información. Por lo tanto, quien desarrolla esta actividad debe estar atento a todos los detalles de la conducta de su objetivo, y elaborar un reporte sobre el particular, apenas concluya la tarea.
El informe debe incluir las características físicas del sospechoso, su conducta en esa oportunidad, personas con las cuales habló, posible contenido de la conversación (si es que pudo escucharse), horas y lugares donde esto ocurrió.
En todas las modalidades de vigilancia dinámica pueden presentarse situaciones, que el agente debe manejar. Por ejemplo, si es detectado por el sospechoso, tiene que actuar con naturalidad. Una alternativa es entablar rápida conversación con algún transeúnte, o pasar por un lado del objetivo sin darse por aludido ni mirarlo a los ojos. De inmediato, el segundo agente tiene que relevarlo, y continuar la vigilancia.
Si el objetivo penetra en un ambiente cerrado, el agente o grupo de vigilancia debe llegar hasta donde lo permita el sentido común. Por ejemplo, si se trata de un edificio privado, llegar hasta la entrada es lo más recomendable, y percatarse de que tal inmueble no tenga otras salidas que puedan servir como rutas de escape.
Las situaciones en las que el individuo vigilado entra en un ascensor pueden traer algunos problemas:
“Si es el único pasajero, y tiene razones para suponer que lo vigilan, no es recomendable acompañarlo. El oficial de vigilancia debe observar la indicación del piso donde se detiene (el ascensor), y llegar a ese mismo nivel para retomar la ruta del sospechoso. Si el oficial escoge tomar el elevador con él, debe esperar hasta que el sospechoso salga, e ir al piso inmediato superior. Cuando dos oficiales acompañan al sospechoso dentro del elevador, deben esperar a que escoja el piso, y luego tomar los niveles inmediato superior e inferior. Cualquiera que sea el método de vigilancia escogido dentro de un edificio, un oficial debe permanecer en el lobby, pues el sospechoso puede usar el elevador simplemente para eludir la observación.”
Si el sospechoso toma un taxi, y no se dispone de un vehículo para seguirlo, la tarea de vigilancia puede finalizar siempre y cuando el agente tome nota de las características que sirvan para identificar posteriormente cuál fue la unidad abordada (placa, línea de transporte, etc.). Esto servirá para verificar el destino del viaje.
También es posible que el agente o grupo de agentes encargados de la vigilancia sospechen que han sido detectados y seguidos. En estos casos, Villavicencio recomienda tomar la vía pública más concurrida e inmediatamente doblar en la primera esquina. Si se confirma la presunción, es necesario entrar en el primer edificio que lo permita, y permanecer allí por un tiempo prudencial, nunca menor que 10 minutos. No se debe recoger papeles ni otros objetos dejados en la vía por el objetivo. Puede ser una trampa para confirmar que la vigilancia se está llevando a cabo.
3.2.2.1.-Vigilancia con vehículos: sigue los mismos patrones que la vigilancia a pie. Los agentes deben ser conscientes en relación con el sentido de las vías, pues de lo contrario pueden verse obligados a perder tiempo para retomar la ruta del sospechoso, y perderlo de vista.
La distancia mínima entre el vehículo del sospechoso y el equipo de seguimiento debe ser con un vehículo de por medio. Pero es preferible una separación mayor para reducir el riesgo de detección, siempre y cuando el tráfico lo permita.
Ciertas conductas indican que el objetivo puede haber detectado la vigilancia vehicular: aceleraciones y desaceleraciones constantes, aparcados frecuentes y entradas a calles ciegas. También puede esperarse que el sospechoso entre inesperadamente en una autopista, cometa infracciones en forma descarada, o deje el vehículo cuando considere que se ha separado de quienes lo vigilaban.
Se recomienda usar vehículos que no sean muy llamativos en sus modelos y colores, ocupados por dos agentes cuando menos, equipados con todas las herramientas para enfrentrar cualquier emergencia cotidiana y comunicados por radio. Precauciones adicionales deberán adoptarse si la actividad se desarrolla en horas nocturnas, como evitar el uso de luces innecesarias.
Para asegurar que el objetivo permanecerá a la vista, el vigilante puede utilizar herramientas electrónicas como los beepers o sonares. Los hay de muchas clases, pero todos emiten una señal a un aparato receptor, que indica la ubicación del objetivo. Usarlos incrementa el costo de la operación, pero a la vez reduce los márgenes de error, especialmente en localidades desconocidas para los agentes.
3.3.-La Vigilancia electrónica
La expresión vigilancia electrónica, se refiere a un conjunto de procedimientos en los cuales el investigador, valiéndose de diversas tecnologías, puede “supervisar la conducta de individuos, sus movimientos, comunicaciones, acciones, emociones, o combinaciones de éstas, así como los movimientos de propiedades y objetos”.
Según el Buró Federal de Investigaciones norteamericano (FBI), la aplicación de la vigilancia electrónica ha jugado un importante papel en el combate a la delincuencia organizada, pues ha permitido neutralizar a su jerarquía. Se considera que la evidencia recabada a través de estos procedimientos es más confiable que la proveniente de informantes, y menos peligrosa para los investigadores.
Durante los últimos 30 años, el concepto de vigilancia electrónica ha cambiado. A finales de la década 60-70, se refería únicamente a la instalación de micrófonos ocultos y a la intercepción de comunicaciones telefónicas. Pero el desarrollo de la tecnología ha obligado a ampliar esta noción. El Subcomité de Derechos Constitucionales del Comité Judicial del Senado de los Estados Unidos de Norteamérica estableció cinco categorías al respecto:
1)Vigilancia auditiva: para transmisores y receptores de señales de radio, así como de señales no radiales que sirvan como vehículo de estímulos auditivos.
2)Vigilancia visual: técnicas para la detección, colección y transmisión de imágenes fijas (fotografía) e imágenes en movimiento (televisión).
3)Vigilancia de datos: computadores y tecnologías relacionadas con el procesamiento de datos y su distribución mediante soportes electromagnéticos u otros.
4)Vigilancia mediante sensores: sean magnéticos, electromagnéticos, sísmicos, infrarrojos y de tensión.
5)Otras clasificaciones: vigilancia de señales láser, vigilancia mediante analizadores de stress en la voz, polígrafos, bandas magnéticas, sistemas de localización de vehículos, etc.
Se considera que la vigilancia electrónica, en cualquiera de sus modalidades, debe ser aplicada bajo rigurosos mecanismos de supervisión, y únicamente después de que los investigadores del caso han intentado todas las vías tradicionales para impedir la comisión del hecho ilícito, o que aplicarlas comportaría un riesgo excesivo. Otro argumento para tener a la vigilancia electrónica como recurso ulterior se relaciona con el alto costo de su aplicación.
El primer paso que se debe dar en toda vigilancia electrónica es precisar el objetivo. Esto generalmente se logra con la práctica de las técnicas de vigilancia explicadas anteriormente, o la recopilación de datos suministrados por informantes.
El objetivo debe ser descrito detalladamente en términos de: identidad (nombre completo, edad, domicilio), naturaleza de la actividad que se investiga, autoridad que ejecutará la vigilancia electrónica, la técnica que se desea aplicar, lugar (es) donde se desarrollará y el tiempo estimado para ello.
Sobre la base de estos parámetros se decidirá cuál (cuáles) es (son) la(s) técnica(s) de vigilancia electrónica más conveniente(s) para el caso en cuestión. Por ejemplo, si se va a desarrollar una vigilancia de larga duración (1 mes o más) sobre un ambiente cerrado que no disponga de teléfonos, y donde se presume la comisión del delito de asociación para delinquir, como consecuencia de anteriores pesquisas, lo más apropiado resulta la instalación de un micrófono oculto, una cámara o ambos si es posible, en vez de usar micrófonos externos.
El procedimiento más frecuente de vigilancia electrónica, dentro de los organismos de instrucción judicial, se circunscribe a los estímulos auditivos. Esto remite a la instalación de micrófonos y la aplicación de intervenciones telefónicas, sean éstas alámbricas o inalámbricas.
Para los efectos de este trabajo, y siguiendo a Atkinson, un micrófono es un aparato que “al ser colocado en un área intercepta las comunicaciones y las transmite fuera de esa área hasta un puesto de escucha”
Existen cinco tipos de micrófonos: acústicos, de ultrasonido, RF (frecuencias de radio), ópticos e híbridos. Los acústicos son los más elementales, pues amplifican los sonidos siguiendo el principio del estetoscopio; los de ultrasonido aumentan la frecuencia de la señal más allá de la capacidad del oído humano, para luego convertirla en estímulos audibles en el lugar de recepción; los RF operan en bandas VLF, HF, VHF, UHF y microondas; los ópticos convierten el sonido en pulsos de luz.
A la instalación del micrófono propiamente dicha preceden dos etapas: la determinación exacta del objetivo, ya explicada, y la penetración, que es la entrada subrepticia en el ambiente donde será instalado el aparato. Para que la penetración tenga éxito debe pasar inadvertida por el objetivo. Por lo tanto, los encargados de cumplir con esta tarea deben estar correctamente informados de todos los obstáculos y sistemas de alarma que pueden hallar en el trayecto hacia el lugar.
Todas las transmisiones del micrófono deben ser monitoreadas y grabadas, para los efectos de su análisis y posterior resumen, en un lugar distinto de la estación policial, que es la base o planta.
Como en el caso de la vigilancia estática, la escogencia e instalación de la base debe hacerse con el mayor cuidado, pues no sólo será el escenario de prolongadas jornadas laborales, sino que también deberá reunir las condiciones requeridas para albergar a por lo menos dos personas durante varios días. De allí que la DEA recomiende que la base tenga por lo menos dos habitaciones: una para el trabajo y otra para el descanso.
Sobre la base de las grabaciones se tomará la decisión de cuáles diálogos serán transcritos, por su relación con el caso investigado. El resto de la información servirá para abrir nuevas brechas investigativas, y será presentada a la superioridad mediante resúmenes, donde sólo se citarán textualmente los diálogos considerados más relevantes.
Cabe destacar, sin embargo, que las leyes de algunos países obligan a que los agentes encargados de la vigilancia electrónica omitan la escucha de aquellas conversaciones pertenecientes a la esfera privada del sospechoso, o que no se relacionen con la actividad criminal que motivó la autorización judicial para la vigilancia electrónica. A esto se le llama minimización.
Cuando son procedimientos judicializados, las intervenciones telefónicas se sustentan en la cooperación de las empresas operadoras o concesionarias de estos servicios. Pero antes de iniciar un procedimiento de tal naturaleza, se recomienda solicitar que tales empresas suministren una relación de las llamadas efectuadas desde y hacia el número en cuestión.
En los sistemas analógicos, basados en la transmisión de impulsos eléctricos a través de pares de cables de cobre (rojo y verde, blanco y negro), la intervención telefónica se efectúa colocándo derivaciones o extensiones en cualquier fase del recorrido entre el emisor y el destino(en rojo y verde), preferiblemente a nivel de la central del operador del servicio, o en el tablero FXB, que almacena el cableado de los edificios. Estas derivaciones, a su vez, son conectadas a un grabador o a un monitor de llamadas.
En cuanto a teléfonos inalámbricos se pueden aplicar dos medios de intervención. El primero consiste en una conexión como la explicada en el párrafo precedente, sea en el tablero FXB o en el operador del servicio. El segundo es explicado por Enlow, en los siguientes términos:
“Casi todos los teléfonos inalámbricos (con la excepción de los nuevos de 900 megahertz) transmiten en la banda de 46.00 a 47.00 megahertz. Para interceptarlos, el investigador debe usar el modo de búsqueda en un scanner, y programar 46.00 megahertz como el valor bajo y 47.00 como el alto, y presionar el botón de búsqueda y escaneo. Si el teléfono inalámbrico está siendo usado en el área se va a situar en su frecuencia”.
Los teléfonos celulares también envían señales de radio, pero no a pequeños receptores domésticos, como es el caso de los inalámbricos, sino a retransmisores de bajo poder, localizados en celdas separadas en un perímetro que oscila entre las cinco y las diez millas, dependiendo de las condiciones topográficas. En la medida en que el teléfono emisor va moviéndose, la señal que lleva la voz es transferida a la celda más cercana.
La intervención a la comunicación celular se logra cuando el investigador reproduce el Número de Identificación del Móvil y el Número de Serial Electrónico. Esta información debe ser suministrada por la operadora del servicio, así como la posibilidad de activar sistemas en línea que permitan escuchar, en tiempo real, el contenido de las conversaciones del objetivo. De lo contrario, se requiere el uso de scanners con capacidad para situarse en la franja de los 800-900 megahertz, y situarse en la frecuencia específica usada por el sujeto a vigilar.
CAPITULO CUARTO
La investigación patrimonial
Como se indicó en capítulos precedentes, el objetivo primordial de toda actividad de delincuencia organizada es la generación de ganancias monetarias. Para determinar el origen, curso y destino del dinero manejado por el grupo criminal, especialmente sus líderes, es necesario desarrollar una investigación patrimonial.
De acuerdo con Martinoli, el personal involucrado dentro de toda organización criminal puede ser clasificado en cuatro grandes tipos: los líderes, que rara vez se involucran en el día-a-día de la organización, pero que trazan las grandes pautas de conducta, orientando la actividad ilícita; los ejecutores, obligados a seguir las órdenes en virtud de su pertenencia a la estructura mafiosa; los que consienten las actividades criminales, porque en algún momento se benefician de ella, y los profesionales, que sin ejercer actividades ilícitas strictu sensu, reciben pagos con dinero sucio.
La investigación patrimonial consiste en un conjunto de procedimientos con los cuales se persigue indagar sobre tres elementos básicos: el modo de vida, la disponibilidad financiera y el patrimonio real del sujeto bajo investigación.
El modo de vida se define como la suma de los gastos habituales del indiciado y de las personas conexas a él, no sólo en lo referente al mantenimiento de sus gastos mínimos, sino a la adquisición de bienes y servicios de lujo e inmuebles durante un determinado período.
Indicadores de un elevado nivel de vida pueden ser: la disponibilidad de aviones y embarcaciones para turismo, la posesión de residencias alternas (dentro y fuera del país), la presencia de colaboradores familiares o servidumbre, la asistencia a casinos y subastas, uso frecuente de restaurantes y lugares de lujo, adquisición de obras de arte, etc.
Es posible que los indicadores del nivel de vida sean coherentes con la potencialidad económica del sujeto investigado, expresada por la sumatoria de todos sus activos líquidos (dinero y títulos-valores), fijos (bienes inmuebles) y el rédito periódico de su gestión hacendaria. Pero en otras oportunidades existe una evidente discrepancia entre tales indicadores del nivel de vida y los de la potencialidad económica, y son motivo suficiente para una sospecha.
La indagación patrimonial típica se inicia estableciendo la personería del sujeto observado (natural o jurídica), la actividad que ejercita (objeto social, si es persona jurídica), el inventario de todos sus bienes inmuebles convenientemente registrados ante una autoridad pública, una valuación de la situación fiscal del sujeto (pagos de Impuesto al Valor Agregado, Impuesto al Lujo y otras cargas de orden nacional o local), y de toda su situación bancario-financiera (cuentas de todo tipo, solicitudes de financiamiento bancario, tarjetas de crédito o de consumo).
En un informe, se da una relación detallada de cada uno de los puntos que integran la indagación patrimonial, añadiendo si es posible los antecedentes en cuanto a registros en cámaras de comercio, administraciones municipales, gremios, fundaciones o cualquier otra modalidad societaria. El objeto ulterior es contrastar toda la información lograda con aquella que suministra el investigado en forma voluntaria.
Como quiera que la presunta asociación delictual puede concretarse a través de una persona jurídica, es necesario hacer un arqueo registral para establecer la denominación del sujeto, la distribución accionaria y constitución de la plana directiva, así como el objeto societario.
Debe establecerse, además, un análisis de la situación económica de la sociedad investigada, en términos de impuestos pagados, costos mayores de operación, entradas ordinarias por la cesión de bienes o la prestación de servicios, la depreciación de los bienes de capital, y finalmente la plusvalía de todas sus operaciones.
También debe analizarse la situación financiera de la sociedad, incluyendo un reporte sobre las entradas corrientes (activos disponibles y realizables), y las deudas (pendientes e inminentes) de la empresa. Los activos surgen del avalúo y la sumatoria de todos los inmuebles, títulos-valores e inversiones efectuadas por la sociedad. Las deudas o pasivos se obtienen al contabilizar todos los compromisos asumidos por la sociedad, con sus integrantes o con terceros. Se considera que un índice óptimo de la situación financiera es igual a 2.
Finalmente, debe hacerse un análisis de la situación administrativo-contable de la sociedad, con una descripción del procedimiento aplicado por sus integrantes para reflejar los hechos de gestión, es decir, la elaboración de balances, libros diarios y otros documentos internos. También debe ponerse especial atención en las fuentes de financiamiento externo (préstamos) o de autofinanciamiento (flujo de caja interno) de las operaciones diarias.
CONCLUSIONES
1.-La delincuencia organizada representa una amenaza para la estabilidad de las repúblicas. Esta amenaza se incrementa en virtud de la globalización de las comunicaciones y economías. Se requiere, por lo tanto, que los estratos de decisión en Venezuela asuman como cierta la existencia de tales estructuras, y la necesidad de enfrentarlas en todas sus dimensiones.
2.-El delito de asociación para delinquir o asociación de tipo mafioso, tipificado en el Proyecto de Ley Orgánica Contra la Delincuencia Organizada, por su complejidad no puede ser abordado mediante los mecanismos tradicionales de la investigación policial, destinados a recabar evidencias sobre delitos ya cometidos para identificar criminales desconocidos.
3.-El delito de asociación para delinquir, tal y como está descrito en el Proyecto de Ley Orgánica Contra la Delincuencia Organizada, obligará a los órganos principales de Policía Judicial a iniciar investigaciones partiendo sospechas fundadas en datos o testimonios de informantes, así como de análisis de informaciones del dominio público y privado, y de vigilancia a los supuestos integrantes de las organizaciones.
4.-Las investigaciones sobre el delito de asociación para delinquir, descrito en la Ley Orgánica Contra la Delincuencia Organizada, requerirán de la conjugación de 3 técnicas esenciales: la investigación encubierta, la vigilancia y la investigación patrimonial. El propósito esencial de todas ellas es la obtención de información sobre un hecho social y, por lo tanto, verificable, como es la constitución de grupos para violar la ley.
5.-La ausencia de manuales de procedimientos específicos para la aplicación de cada una de las 3 técnicas, mencionadas en el punto anterior y descritas a lo largo de este trabajo, eventualmente acarreará problemas legales para los funcionarios de los órganos principales de Policía Judicial, derivados de la presunta violación del derecho a la vida privada de los sospechosos, de la errónea interpretación del delito de instigación en la actividad de los agentes encubiertos, o de la omisión del deber en casos en los cuales este agente presencie delitos en condiciones de flagrancia.
6.-Por razones de espacio, este trabajo no hizo mención al tema de los colaboradores de la justicia, o arrepentidos, los cuales al ser tratados en forma adecuada suministran un cúmulo de datos de tal magnitud que en ocasiones hacen innecesaria la aplicación de las técnicas de la investigación encubierta. Esta puede ser una fuente de inspiración para futuros trabajos o estudios académicos.
RECOMENDACIONES
a.-Continuar y profundizar en los foros académicos el análisis de la experiencia internacional en torno a las técnicas de investigación sobre el delito de asociación para delinquir, o asociación mafiosa.
b.-Establecer los escenarios de posibles investigaciones del delito de asociación para delinquir en el país, sobre la base de las informaciones aportadas a través de los mecanismos de cooperación policial internacional. Con tales escenarios se intentará poner al descubierto con antelación las trabas que pueden presentarse a lo largo de las investigaciones, principalmente en los órdenes técnico y legal.
c.-Crear grupos de trabajo que se especialicen en la investigación de este delito, así como en el manejo de los supuestos contenidos en el Proyecto de Ley Orgánica Contra la Delincuencia Organizada.
d.-Que los organismos encargados de la formación y especialización de la comunidad policial formen grupos de análisis e investigación sobre las nuevas tendencias de la actividad criminal organizada, poniendo énfasis en el estudio de los usos de la informática como medio para la comisión de delitos.
e.-Que la Comisión Nacional Antidrogas, conjuntamente con la Comisión Permanente Contra el Uso Indebido de las Drogas de la Cámara de Diputados, y los órganos principales de Policía Judicial con atribuciones para investigar a la delincuencia organizada inicien de inmediato la elaboración de un reglamento a la Ley Orgánica Contra la Delincuencia Organizada, y establezcan criterios claros en torno a la actuación de los agentes encubiertos, y los procedimientos para el inicio, desarrollo, finalización y supervisión de las técnicas de vigilancia especificadas en este trabajo.
f.-Establecer, si es posible por vía reglamentaria, la obligatoriedad de las operadoras de los servicios de telecomunicaciones de prestar toda la colaboración para las investigaciones de los organismos jurisdiccionales en relación con la delincuencia organizada. En este sentido, tal y como ocurre en los Estados Unidos, debe asegurarse que las operadoras no ofrezcan ningún servicio que no pueda ser convenientemente supervisado o vigilado por las autoridades.
g.-Que los órganos principales de Policía Judicial con atribuciones para la instrucción de casos sobre el delito de asociación mafiosa, así como la Comisión Nacional Antidrogas, creen departamentos u oficinas especializadas en la materia, cuya labor será la investigación de todos los factores involucrados en la formación de grupos delincuenciales, así como la elaboración de una base de datos en torno a tales grupos, sus integrantes y sus actividades.
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