Un nuevo estándar (23 al 30 de septiembre 2005)

La Asociación Nacional de Protección contra Incendios (NFPA, por sus siglas en inglés) presentó la norma 731, denominada “Estándares para la instalación de sistemas de seguridad electrónicos”. El documento, que incluimos en un enlace al final de este artículo, establece los requerimientos mínimos para la incorporación de las últimas tecnologías en cuanto a sistemas de alarmas para inmuebles no-residenciales.
Las publicaciones especializadas han señalado con razón que esta norma generará polémicas entre los miembros de la cada vez más extensa comunidad de proveedores de artículos y servicios de seguridad. Y es que la NFPA parece haber pisado un terreno que hasta hace pocos meses le fue ajeno. Los parámetros establecidos en este caso por esa asociación no sólo se refieren a la detección de incendios, sino también a temas vinculados como controles de acceso, circuitos cerrados de televisión, detección de intrusos, biometría, tipos de alarmas e incluso la disposición de los cableados correspondientes a cada sistema.
La norma 731 ha contado con el respaldo y la adhesión de importantes instituciones en Estados Unidos, tales como la Sociedad Americana de Seguridad Industrial (Asis). El presidente del grupo de trabajo designado por la organización para el análisis del documento, Shane Clay, declaró a través del órgano divulgativo institucional que la 731 “está destinada a mejorar la calidad de las instalaciones de seguridad”.
Del otro lado, sin embargo, están expertos en la materia como George Gunning (USA Alarm Systems Inc.) quienes piensan que la 731 no llenó las expectativas creadas durante el proceso de discusión que precedió a su presentación final durante el mes de agosto, y por lo tanto “debe ser devuelta a los comités para posteriores revisión y desarrollo”.
Debido al efecto dominó que suelen tener estas normas en las industrias de seguridad de los países occidentales, los interesados deben hacer un estudio detallado de todas sus disposiciones. En todo caso, estas son reglas de libre adhesión. Pero en la medida en que sean acatadas por sectores poderosos tales como las industrias aseguradora, bancaria o turística, su conocimiento y aplicación se harán indispensables.
Un trabajo publicado por Chris Reed en el último número de la revista Security Sales & Integration señala precisamente que la norma 731 de la NFPA surgió de una propuesta formulada a esa entidad por la corporación Insurance Services Inc., en 1994. La iniciativa permaneció en una suerte de hibernación hasta 2001, cuando fue retomada con vigor. Luego de cuatro años de trabajo el proyecto presentado por un comité técnico fue votado en junio durante una conferencia de la asociación celebrada en Las Vegas (Nevada), 200 a favor y 11 en contra. En el mismo evento la mayoría también dio el visto bueno a la norma 730, consistente en una guía para proveer seguridad electrónica a todo tipo de instalaciones.
Reed señaló que los efectos de la norma 731 no serán vistos de inmediato sino en el mediano plazo, cuando las instituciones de los distintos niveles gubernamentales orienten sus compras y contratos de servicio según sus dictados. No obstante, mientras la industria estadounidense se reacomoda es importante que los países latinoamericanos estén alertas. Probablemente, los proveedores intentarán deshacerse de sus inventarios en estos mercados, donde los niveles de exigencia suelen ser menores. Gracias a la velocidad que actualmente tiene el flujo de información, la industria de la seguridad puede prevenir que le metan gato por liebre.

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