Vivimos en una cultura de adicciones

Vivimos en una cultura de adicciones
Hoy la vida es muy dura, altamente competitiva y nada contemplativa, lamentablemente no todos estamos debidamente preparados para poder enfrentarla, además en nuestras sociedades de consumo donde cada día nos «inventan» nuevas necesidades induciéndonos al consumo de ellas, sin duda son necesidades fabricadas como los cigarrillos, las bebidas alcohólicas, la comida rápida o los juegos de azar.
Somos constantemente bombardeados en los medios de comunicación con un sin fin de comerciales, claro está que el mundo es de libre albedrío, pero ello es para los que ya tenemos algunos o muchos años de experiencia de vida. Los niños adolescentes y jóvenes son las victimas consiente o inconcientemente de esa vorágine de propuestas. Pretendo con este artículo el contextualizar la cultura del fenómeno de la adicción, quiero ir mas allá del propio individuo y sus problemas, para comprender que las adicciones se inscriben dentro de la cultura moderna, entendiéndola como un «estilo» de vida.
La adicción es una enfermedad bio-psico-social y los factores sociales son de suma importancia en el desarrollo y manifestación de esta enfermedad. Actualmente, una parte importante de nuestras culturas contienen aspectos sumamente tóxicos que predisponen el desarrollo de diversas adicciones, que van desde la más nocivas a las menos destructivas.
En esa escala partimos desde drogas prohibidas, las cuales califico en tres categorías: las perturbadoras, las estimulantes o las depresivas de la actividad del sistema nervioso, las bebidas alcohólicas, el cigarrillo, los juegos de azar, violencia, comida altamente engordativa, esteroides o anabólicos, adictos al sexo que invaden la red y podríamos continuar con una larga lista. Somos adictos a algo cuando lo hacemos en forma compulsiva y sin poder controlarlo desde nuestro propio yo.
Las adicciones son consecuencia de una sociedad perturbada y violenta esta no reconoce, genero, edad o estatus social, millones de familias en el mundo sufren porque algunos de sus integrantes o amigos han perdido incluso los valores por haber caído en las garras de algún tipo de adicción. La mayoría de las personas adictas a algo dejan de creer no sólo en el sistema, sino en la propia vida.
La realidad se hace demasiado dura para soportarla, hay que huir de ella y el mejor refugio es su adicción, ya que los encierra en un sueño de paraísos artificiales. Si la patología es social, el sumergirse en ella también lo es. Hoy las diversas adicciones atacan a la sociedad en su conjunto penetrando en todos sus niveles, por ejemplo, son los adolescentes y jóvenes los primeros en ser contaminados, son los clientes ideales para el consumo, por ejemplo, de bebidas alcohólicas, cigarrillos o comidas con altas calorías.
Hoy hay un fenómeno del consumo en general, la adicción ya no específicamente al consumo de drogas, pero tenemos control sobre ello. ¿Quién no conoce de cerca personas que fallecieron por cáncer de pulmón debido al consumo de tabaco, personas que sufren de alcoholismo, gente que ha vendido todo por la ludopatía? Todos tenemos casos como estos y otros muy cerca, siempre la prevención será mejor que la curación.
Por ello, estoy convencido de que se deben realizar grandes campañas a cargo de las diversas organizaciones de Gobierno con contenidos preventivos en centros educativos y en los medios de comunicación. Finalmente, hay que reconocer que hoy en día tenemos al alcance de la mano desde las drogas más peligrosas, hasta las de apariencia menos inofensivas pero muy destructivas como el cigarrillo o las bebidas alcohólicas, la familia juega un rol orientador sumamente importante.

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