Elaño que está por comenzar se avizora difícil y lleno de interrogantes. No es necesario ser un oráculo para entenderque durante los doce meses venideros continuará el desarrollo de los procesoscuya germinación hemos presenciado en el lapso que está por concluir.
Esteha sido, sin duda alguna, un tiempo de cambio. Los griegos solían describir estas etapas mediante la parábola delumbral: atrás queda el caminorecorrido, imposible de modificar en términos objetivos. Adelante, la incertidumbre.
Desdela perspectiva de la seguridad, los países latinoamericanos padecerán lasconsecuencias del conflicto internacional planteado a raíz de los atentadosterroristas del 11 de septiembre: laagudización de la recesión económica, la posibilidad de un recrudecimiento dela lucha armada en Colombia y su expansión en el resto del área andina, asícomo el replanteamiento del papel que pueden jugar las fuerzas armadas en lasnaciones comprendidas entre el Río Grande y la Patagonia.
Lasposibilidades de interrelación entre todos estos factores son infinitas. Incluso, al señalar esto en Segured.comestamos conscientes de que hemos omitido otros elementos de importancia, comopodrían ser el crecimiento demográfico en ciertas áreas (Haití, El Salvador),así como la incidencia de fenómenos climáticos. Los grandes cambios, en fin de cuentas, parecieran impulsados porel juego entre tendencias globales y factores presentes en el devenir históricode cada localidad.
Estamirada al año que está por iniciarse nos presenta, por ejemplo, a un Méxicodecididamente embalado hacia el logro de la integración económica con Canadá yEstados Unidos. Pero el cierre deempresas y las reducciones de nómina en regiones como California y Texasafectarían a una cifra que ronda los dos millones de mexicanos. Esta población regresaría a su país deorigen para engrosar las filas del paro, y eventualmente la delincuencia. Un problema que ya figura en la agenda delos presidentes Vicente Fox y George Bush. Lo mismo que el ataque al crimen organizado, cuya influencia en el nortedel país azteca es notoria.
Faltapor ver, además, qué posición asumirá el gobierno de Washington frente almovimiento armado zapatista, en el marco de la cruzada contra elterrorismo. Las milicias lideradas porel subcomandante Marcos se han cuidado de evitar la aplicación de tácticas deterror, manteniendo además un arraigo social en el empobrecido surmexicano. Sin embargo, el ambiente deconflicto podría ser aprovechado por una derecha intolerante, en boga tanto enese país como en el norte, para anular a este grupo de una vez por todas comofactor de cambio político.
Laagenda estadounidense pareciera tener a Colombia entre sus prioridades. Tres de los llamados “factores de violencia”de ese país, como son las Autedefensas Unidas (AUC), el Ejército de LiberaciónNacional (ELN) y las
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