La voz del hegemón (1 al 8 de marzo 2002)

 

 

Durante el mes que acaba de finalizar se llevóa cabo el

Para esta edición, la sede tradicional de Davos(Suiza) fue mudada a Nueva York.  Eldetalle tiene una lectura inevitable: se equivocan quienes piensan que los ataques terroristas del 11 deseptiembre derribarían todo lo que la Gran Manzana simboliza para la economíaplanetaria.

 

En la agenda destacaron las discusiones sobreel nuevo orden que ya se perfila a partir del conflicto bélico en Asia Central,y la lucha antiterrorista como leit motiv de las intervenciones estadounidensesy de la

Al revisar el contenido de las intervencionesde los expertos (cuyos extractos ya están disponibles en las distintassecciones de segured.com) queda un sabor contradictorio.  Las grandes empresas transnacionales,  publicitadas como poderes superiores a losEstados-Nación, de la noche a la mañana deben buscar refugio en sus gobiernosante la perspectiva de un mundo cada vez más arriesgado.  No pueden enfrentar por sí mismas el costode la devastación por un ataque terrorista, ni el efecto corrosivo de ladelincuencia organizada sin la colaboración diligente de las entidades que,desde la caida del sistema feudal, poseen el monopolio de la fuerza y de laaplicación de la ley.

 

“Es un asunto de seguridad, y la seguridad esla provincia de los gobiernos”, reconoció Paul Achleitner, integrante dela junta de gerentes de la transnacional germana Allianz. El sector aseguradordescubrió sus propias limitaciones luego de los atentados en Nueva York yWashington.  Más de la mitad de sucapital quedó en situación crítica, según David Hale, representante de Zurich  Financial Services.  El gobierno de Bush pronto tuvo que sacarleslas castañas del fuego, mediante un proyecto de ley en el que asumeparcialmente los reclamos de los afectados. La Unión Europea va por el mismo camino, a juzgar por las palabras deLoyola Palacios en este mismo panel.

 

La perspectiva planteada por las nuevasamenazas obliga, tanto a los estados como a las empresas a buscar solucionescreativas, que reúnan lo más provechoso de unas y de otras en el logro deobjetivos compartidos.  La pregunta,pendiente aún después del Foro Económico Mundial, es si será posible para ambossectores trazar esa agenda de intereses comunes.  La cruzada por un mundo más seguro será imposible sin importantessacrificios.  Basta con pensar, por ejemplo,si la banca transnacional estará dispuesta a buscar en sus propias arcas ydenunciar la presencia de aunque sea una pequeña parte de los 500 millardos dedólares de procedencia ilícita que, según

A 15 mil millas de distancia, en un territorioen ruinas, la lucha contra el terrorismo parece factible.  Poco éxito tendrá si no vemos la viga en elojo propio.

 

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