Amenaza global (3 al 10 de mayo 2002)

 

Es posible que el dato nunca seacorroborado.  Que permanezca por siempreen los anales de la inteligencia.  Perotambién es posible que algún día la gente se entere al detalle de cómo unelemento de la delincuencia organizada euroasiática, supuestamente VyacheslavIvankov, mejor conocido como Yaponchik o El Japonesito, tuvo el “honor” desuministrar a las redes de Al Qaeda el uranio enriquecido con el quesupuestamente planeaban elaborar un arma de destrucción masiva (AMD).

 

La información corrió por primera vez a manerade comentario en los ensayos del portal

Esta delincuencia bien estructurada, señalabaBoris Yeltsin ya en 1993, “está destruyendo la economía, interfiriendo en lapolítica, minando la moral pública, amenazando a los ciudadanos individuales ya toda la nación rusa…Nuestro país ya es considerado como un gran podermafioso”.

 

La delincuencia organizada tiene varias manerasde manifestar su presencia en un territorio. Casualidad o no, éstas caen generalmente dentro de las categorías quelos centros para el estudio de los conflictos llaman “nuevas amenazas”:  la devastación ecológica, el comercio deemigrantes, el tráfico de drogas y de armas, y el terrorismo, entre otras.

 

Claro está que no todo ataque al medio ambientees el producto de una actividad mafiosa. A veces, la gente emigra sin la necesidad de que la delincuenciaorganizada los ayude.  Los gruposterroristas se consideran a sí mismos luchadores políticos y detestan que losasocien con la delincuencia de cuello blanco. Las generalizaciones siempre son peligrosas.  Pero la globalización de la ilegalidad, especialmente tras lafinalización de la Guerra Fría, ha hecho que a estas alturas creamos aunque seaposible un punto de encuentro, por ejemplo, entre la mafia euroasiática y elterrorismo.

 

Dice Jean Ziegler:  “Frente a la criminalidad transcontinental organizada lassociedades democráticas de Occidente sufren una evidente deficienciainmunitaria. ¿Cuáles son sus causas?  Laprimera: la globalización de la economía mundial”.

 

Como quiera que la expansión de las actividadesal margen de la ley representa un riesgo para la estabilidad de los estados, elterreno parece fértil para la incorporación cada vez más profunda de losdispositivos militares en la lucha contra la delincuencia.  Pero es muy difícil destruir con tanques ymisiles a estructuras que hace tiempo asimilaron los principios de la guerrairregular:  pega y escóndete. Por eso aveces daba la impresión de que las actividades de la alianza liderada porEstados Unidos en Afganistán se parecían más a operaciones de búsqueda ycaptura que a una guerra convencional. Osama Bin Laden es visto más como un hampón que como un actor político,a pesar de la capacidad destructiva que mostró en septiembre del 2001.

 

Las nuevas amenazas requieren de nuevas formasde entendimiento.  Mientras la comunidadinternacional llega a acuerdos mínimos sobre este asunto,  allá afuera el riesgo encuentra sus caminospara convertirse en realidad.

 

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