Asesino en serie (11 al 18 de octubre 2002)

 

Desde el 2 de octubre, un asesino anda sueltoen Maryland y Virginia.  Se coloca aprudente distancia de la escena del crimen, y con frialdad acciona su rifle decaza, calibre .223, intentando acabar con la vida de su víctima.

 

Seis personas han muerto de un solo tiro.  Por el modusoperandi las autoridades suponen que otros tres nombres están inscritos en sulista fatal.  Esto lo sitúa en categoríadel “asesino en serie”, según los cánones establecidos por el Buró Federal deInvestigaciones.

 

Para el momento de la redacción de estaslíneas, se desconoce si el criminal es hombre o mujer, así como su raza, edad,credo religioso o los motivos para haber iniciado esta cadena de muertes, la cualha obligado a las comunidades del área a mantener sus actividades a puertacerrada, rehenes de su propio terror.

 

Hasta ahora no se ha mostrado un patrón encuanto a la escogencia de los “objetivos”.  Pero tan pronto es unhombre ya mayor que apenas ha llenado de gasolina el tanque de su vehículo,como puede ser un joven de 13 años que camina con su padre luego de finalizarun día escolar.

 

El individuo detrás de estas muertes, sinembargo, se esmera por dominar la escena a la perfección.  Las únicas evidencias halladas hasta elmomento, según lo relatado por la prensa, fueron dejadas adrede en losalrededores de la escuela Benjamin Tasker: una carta de tarot, con una inscripción “Soy Dios”, dirigida a losagentes.

 

La escena está servida para los expertos enpsicología criminal, una disciplina que cada día cobra mayor auge,inmortalizada en la película El silencio de los inocentes.  La protagonista de esa historia, encarnadaen la actriz Jodie Foster, es una aspirante a agente especial, enfrentadaprecisamente al caso de un asesino y violador presa de severos trastornos de personalidad.

 

Son los llamados profilers, unadisciplina iniciada en el FBI por el agente Howard Teten.  En su historia sobre esta organización, elperiodista Ronald Kessler relata cómo el pionero se dio cuenta de que si todocriminal deja una firma en el sitio del suceso, los asesinos en serie son“especialmente aptos” en ello.

 

Hace 30 años, intentar dar con un matón por su“perfil” no era una práctica común. Se pensaba que podía ser el últimorecurso, en una pesquisa que ha llegado a un callejón sin salida.  Hoy, en Virginia, los agentessaben que este asesino tiene un proceder “organizado”, según el patrónestablecido por Douglas y Robert Hazelwood. En términos generales, se puede decir que es “un psicópata, tiene unainteligencia superior y es social y sexualmente competente. Vive con alguien,es controlado y calculador durante el crimen, y probablemente seguirá despuéslas noticias sobre su crimen”.

 

“El matón organizado planea su ofensa y apuntaa extraños.  La escena del crimenmuestra que este matón tuvo control sobre su víctima”, señala Kessler.

 

Los estudios coinciden en que asesinos del tipoque tiene aterrado a Maryland gustan de recrearse en el impacto de sus propiasacciones.  Probablemente sea un hombre,militar retirado o un exfuncionario de algún cuerpo de seguridad, con más de 30años.  Si lo pescan, con seguridadsorprenderá por la forma como va a relatar sus propias correrías.  Ese, quizá, sea el único aliciente en suexistencia.  Si lo pescan, le espera unapena capital.

 

A la luz de este caso, los medios han comenzadoa recordar a David Berkowitz, alias “El hijo de Sam”, quien tuvo en jaque a laspolicías de Nueva York por dos años.  ABerkowitz lo pusieron tras las rejas por casualidad, luego de estacionarse en mal lugar.  ¿Habrá que esperar entonces a que esteasesino pase un semáforo en rojo?

 

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