Teatros de operaciones (1 al 8 de noviembre 2002)

 

Las cosas en su sitio.  A pesar de que todavía es muy temprano parahacer un balance general sobre el rescate de rehenes en el teatro Dubrovka deMoscú por parte de tropas élite Spetsnaz, en Segured podemos adelantar que, másallá de la propaganda extendida a los cuatro vientos por el gobierno deVladimir Putin, la operación dista mucho de ser un éxito.

 

Es verdad que a medio mundo de distancia lascosas siempre se ven diferentes a como serían en el propio terreno.  También es cierto que este juicio se formasobre la base de los reportes emitidos por cadenas noticiosas y periodistas convalores y conocimientos diversos.  Unaoperación de la magnitud planteada en la capital rusa merece cuando menosrespeto.  Como también lo merece otra,desarrollada más cerca de nosotros, en Lima, y que fue conocida en su momentocon el nombre de Chavín de Huantar.

 

En un ensayo titulado El dilema democrático,Mayer Nudell y Norman Antokol señalan que el éxito de las autoridades ante unasituación de rehenes se puede medir en términos de cuántas víctimas sonrescatadas con vida.  Los autores,expertos en la materia, llegan al punto de señalar que si muere tan solo uncautivo las cosas no han marchado bien.

 

Los episodios de Lima y Moscú tienen variassimilitudes. En ambas grupos de irregulares, calificados por sus respectivosestados de “terroristas”, tomaron por la fuerza un inmueble así como laspersonas que en él se encontraban, con la finalidad de exigir la liberación decopartidarios.   

 

Tanto en Perú como en Rusia los captoresposeían armas cortas y largas, así como explosivos.  Los dos tenían además a personas extranjeras entre loscautivos.  Igualmente, los gobiernos deambas localidades habían proyectado la imagen de “duros” cuando se trata delidiar con los movimientos guerrilleros, esto es, dando escaso o nulo margen denegociación.

 

En una situación de rehenes, el factor tiempoes vital para todas las partes.  Enlíneas generales, se estima que mientras más tiempo transcurra es menosprobable que las víctimas fallezcan, incrementándose así la posibilidad de unfinal feliz.

 

El gobierno de Alberto Fujimori utilizó eltiempo a su favor.  Esto no constituyeuna defensa de su gestión. Ni siquiera de los funcionarios que coordinaron elrescate:  el general Nicolás de BariHermoza y el capitán retirado Vladimiro Montesinos.  Pero al César lo que le corresponde.  La estrategia de dejar pasar los días en un escenario de aparentenegociación con los integrantes del Movimiento Revolucionario Tupac Amaru,mientras se hacían los preparativos para la entrada de los comandos demostróser acertada.  Según el recuento final,perdieron la vida en la embajada de Japón 14 guerrilleros, 2 militares ysolamente un rehén, debido a una deficiencia cardíaca.  Para ese momento, habían transcurrido 126días desde la toma de la legación diplomática.

 

En Moscú, en cambio, no hubo ganadores.  El gobierno nunca dio señales de quererconversar con los captores, ni siquiera como un gesto fingido para ganartiempo. Al ver que los rebeldes chechenos, supuestos integrantes de laVigésimonovena División Suicida del ejército separatista, efectuaron laejecución de una rehén, los Spetsnaz lanzaron dentro del teatro bombas de ungas narcótico derivado del opio, ocasionando la muerte por asfixia mecánica demás de 90 personas.  Cabe destacar queel gas no surtió el efecto deseado en los irregulares, quienes dieronresistencia durante más de hora y media.

 

Putin sabe que este fue otro fracaso derivadode una decisión equivocada, como equivocado fue no haber aceptado la ayudainternacional para rescatar a los tripulantes del submarino Kursk,sentenciándolos a una muerte lenta en el fondo del mar.  Es por eso que ahora promueve la aprobaciónen la Duma de una suerte de Ley Mordaza para restringir la actividad de losmedios de comunicación en episodios como el del teatro Nord-Ost.

 

Una última similitud entre los casos de Perú yRusia:  cuando el humo se había disipadoy la situación estaba dominada, los supuestos protectores de la Ley ejecutarona quemarropa a los irregulares que quedaban vivos.  Tanto allá como en nuestro continente, tendrán que pagar.

 

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