DEB RIECHMANN / Associated Press
WASHINGTON
El presidente George W. Bush apoyó ayer la creación del cargo de director nacional de servicios de inteligencia y de un centro antiterrorista, sus primeros pasos para remodelar el sistema de espionaje del país para evitar futuros atentados.
»Somos una nación en peligro», dijo Bush, al anunciar su posición oficial durante una presentación con funcionarios de seguridad nacional en el Jardín de Rosas de la Casa Blanca.
De esta forma, Bush adoptó, con algunos cambios, dos recomendaciones cruciales de la comisión que investiga los atentados del 11 de septiembre, la cual concluyó que ese día hubo graves fallas de inteligencia que facilitaron los ataques a Estados Unidos.
Las recomendaciones más enfáticas del panel bipartidista en un informe de 567 páginas fueron la creación de un centro antiterrorista, que para la comisión debe ser un centro conjunto de inteligencia y planeación operativa integrado por personal de todas las agencias de espionaje, y el puesto de un director nacional de inteligencia.
El presidente de la comisión del 11 de septiembre, el ex gobernador de Nueva Jersey Thomas Kean, y el ex representante Lee Hamilton han insistido en que el centro y el puesto de director nacional de inteligencia sean colocados en la sede de la presidencia para darle a la Casa Blanca influencia sobre la operación de todas las agencias de espionaje del país. Sin embargo, Bush dijo que quiere que estén fuera de la Casa Blanca.
»No creo que esa persona debe ser miembro de mi gabinete», dijo el mandatario. «Yo la contrataré y puedo despedirla… Sin embargo, no creo que la oficina deba estar en la Casa Blanca; creo que debe ser un grupo independiente para poder coordinar mejor».
El tema de las reformas al sistema de inteligencia adquiere especial relevancia tras el anuncio de las autoridades el domingo de que descubrieron una conspiración de la red terrorista Al Qaida para atacar a prominentes instituciones financieras en Nueva York, Washington y Newark, Nueva Jersey.
»El trabajo de seguridad en esta enorme nación no ha concluido», dijo Bush. «El aumento del nivel de peligro en Nueva York, Nueva Jersey y Washington, D.C., es un serio recordatorio de la amenaza que seguimos enfrentando».
Al solicitarle al Congreso la creación del puesto de un director nacional de inteligencia, Bush dijo que la persona encargada sería nombrada por el Presidente, con la asesoría y consentimiento del Senado, y trabajaría bajo las órdenes del mandatario.
El director fungiría como el principal asesor de inteligencia del Presidente, supervisando y coordinando las actividades internas y en el extranjero de la comunidad de estos servicios.