La presidenta de Panamá, Mireya Moscoso, anunció este lunes el retiro de su embajador en Cuba, Abraham Bárcenas, en medio de una guerra de palabras con el gobierno de la isla caribeña.
Mireya Moscoso expresó su malestar por las amenazas del gobierno de Cuba.
La decisión tiene lugar luego de que La Habana amenazara con suspender las relaciones diplomáticas con Panamá, ante versiones de un eventual indulto a un grupo de anticastristas encarcelados en el país centroamericano.
Sin embargo, Moscoso puntualizó que el llamado de su embajador en Cuba no suponía una ruptura con el gobierno de Fidel Castro.
«No estoy presionada, pero sí estoy ofendida», señaló, al tiempo que negó haber decidido dar indulto alguno. «No voy a tolerar el irrespeto (…), no vamos a tolerar las amenazas de ruptura de relaciones», agregó.
Los cuatro de la discordia
En abril de este año, un tribunal panameño declaró culpables a cuatro exiliados cubanos por tramar el asesinato de Fidel Castro durante una cumbre de presidentes a finales de 2000, condenándolos a penas de entre siete y ocho años de cárcel.
No he tomado la decisión de dar indulto a ningún panameño ni a ningún extranjero todavía
Mireya Moscoso, presidenta de Panamá
El grupo de exiliados era comandado por Luis Posada Carriles, ejecutor, entre otras acciones, de la voladura de un avión en pleno vuelo en 1976, que provocó la muerte de 73 personas. Los restantes integrantes del grupo eran Gaspar Jiménez Escobedo, Pedro Remón y Guillermo Novo.
El fin de semana, el gobierno cubano emitió un comunicado en el que afirmaba tener informaciones de que Moscoso pensaba indultar a los condenados antes del 30 de agosto, en la víspera de la entrega de poder a su sucesor, Omar Torrijos.
Sin embargo, la presidenta aclaró ante la prensa que no había tomado «la decisión de dar indulto a ningún panameño ni a ningún extranjero todavía».
Asimismo, Moscoso desmintió las versiones difundidas, según el comunicado del gobierno cubano, en Estados Unidos y en el mismo Panamá, y que incluían su presunta intención de mudarse a Miami, calificándolas de «bochinche» (chimento).